Ese comentario frío hizo temblar con fuerza el corazón de Beatriz.Sin embargo, sus ojos mantenían la calma.—Xavier, yo...—Está bien, no digas más. Solo tráeme hasta aquí, tengo algo que hacer y quiero bajarme primero —dijo Xavier con frialdad.Pero en lo profundo de sus ojos que parpadeaban levem
—¡Peligroso! ¡Agáchense rápido! —Xavier gritó fuertemente.Carmen se asustó muchísimo por ese repentino grito, frunciendo el ceño molesta al instante: —Oye, ¿qué estás haciendo asustándonos así?Sin embargo, Xavier no tuvo tiempo de explicar en absoluto. Se levantó bruscamente y presionó con fuerza
El coche negro se estrelló violentamente hacia la barandilla del lado derecho.En los ojos de Xavier, destellos de ferocidad brillaban, manteniendo una calma mental elevada. Aferró firmemente el volante, las venas en su antebrazo se hincharon al instante, los músculos prominentes tallados como mármo
Las pupilas del hombre se contrajeron al instante. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.Él miró fijamente a Xavier, observando detenidamente los ojos tranquilos del último, que en ese momento eran tan calmados como un pozo antiguo. Sabía que el oponente era un maestro de primer nivel. Pero no ten
¡Pum!La camioneta militar avanzó como una bestia salvaje rugiente, haciendo un elegante derrape antes de detenerse bruscamente junto a la furgoneta gris.La puerta del conductor se abrió al instante. La mujer salió con agilidad, sosteniendo una pistola en una postura ágil.¡Pum, pum, pum! Disparó
—Xavier, eres un cobarde, ¡un pusilánime! —exclamó Carmen llena de ira, señalando la nariz de Xavier. —Vinimos desde lejos por ti y, cuando enfrentamos el peligro, nos abandonas y ¡te escondes solo!—¿Yo las abandoné? —Xavier se quedó totalmente atónito.—¿Qué pasa, no lo admitirás?Carmen se enojó
¿Cómo? ¿La señorita planea contratar a ese tipo como guardaespaldas?Carmen se sorprendió enormemente.Sin embargo, Xavier lo rechazó rotundamente: —Señorita Serrano, estás bromeando, ¿verdad?—No estoy bromeando, lo digo muy en serio —respondió Beatriz con la mirada seria.Pero Xavier negó con la c
La respuesta era obviamente negativa. Valeria ya había descartado a Xavier en su mente. Frente a las dudas de Valeria, Xavier respondió con total indiferencia: —Para ir de aquí a la cima de la montaña y volver, un practicante común necesitaría diez minutos o incluso más, mientras que un experto de