—Beatriz, ¿qué haces aquí?Xavier miró a Beatriz con un tono lleno de frialdad.Beatriz parecía haber previsto la actitud fría de Xavier, no mostraba ninguna molestia y en cambio, en sus ojos se reflejaba un leve color de ternura: —Xavier, cuando estaba en el aeropuerto hace un momento, vi que te ll
—Señorita Serrano, ¿me puedes decir lo que necesitas directamente aquí?Xavier miró a Beatriz bastante molesto.—No es conveniente aquí. Mejor ven conmigo en el coche. No nos hemos visto en siete años, y realmente has cambiado muchísimo —dijo Beatriz suavemente.Xavier no respondió. Ambos se miraron
—¿Triana?Xavier miró a Beatriz y dijo: —¿La conoces?—Anteriormente no.Beatriz dijo con un tono muy frío: —Pero ahora sí la conozco.—¿Y?—Con toda sinceridad, ella realmente no está a tu altura.Beatriz habló palabra por palabra, con una voz fría como el juicio de un dios.Antes de llegar a la ci
Ese comentario frío hizo temblar con fuerza el corazón de Beatriz.Sin embargo, sus ojos mantenían la calma.—Xavier, yo...—Está bien, no digas más. Solo tráeme hasta aquí, tengo algo que hacer y quiero bajarme primero —dijo Xavier con frialdad.Pero en lo profundo de sus ojos que parpadeaban levem
—¡Peligroso! ¡Agáchense rápido! —Xavier gritó fuertemente.Carmen se asustó muchísimo por ese repentino grito, frunciendo el ceño molesta al instante: —Oye, ¿qué estás haciendo asustándonos así?Sin embargo, Xavier no tuvo tiempo de explicar en absoluto. Se levantó bruscamente y presionó con fuerza
El coche negro se estrelló violentamente hacia la barandilla del lado derecho.En los ojos de Xavier, destellos de ferocidad brillaban, manteniendo una calma mental elevada. Aferró firmemente el volante, las venas en su antebrazo se hincharon al instante, los músculos prominentes tallados como mármo
Las pupilas del hombre se contrajeron al instante. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.Él miró fijamente a Xavier, observando detenidamente los ojos tranquilos del último, que en ese momento eran tan calmados como un pozo antiguo. Sabía que el oponente era un maestro de primer nivel. Pero no ten
¡Pum!La camioneta militar avanzó como una bestia salvaje rugiente, haciendo un elegante derrape antes de detenerse bruscamente junto a la furgoneta gris.La puerta del conductor se abrió al instante. La mujer salió con agilidad, sosteniendo una pistola en una postura ágil.¡Pum, pum, pum! Disparó