—Muchacho, ¿tienes algo más que decir ahora? ¡Mi hermano está viniendo ya!En la habitación, Hugo miraba a Xavier con una expresión de triunfo total. La herida en su cabeza ya estaba detenida con una bolsa de hielo, pero su rostro ensangrentado aún lo hacía lucir especialmente feroz.—Entonces, que
¡José había llegado! En ese momento, ¡a todos se les paró el corazón!José vestía unos brillantes zapatos de cuero, llevaba un abrigo negro y unas gafas de sol. Apareció con una impresionante presencia en la puerta de la sala privada. Detrás de él, decenas de secuaces vestidos de totalmente negro s
Las miradas se encontraron.José estaba a punto de actuar. Sin embargo, en el momento en que vio claramente el rostro de Xavier, su cabeza hizo un fuerte zumbido. ¡¿Có… cómo era posible que fuera él?!Los ojos de José se abrieron ampliamente. Afortunadamente, llevaba gafas de sol, lo que evitó que l
—¿Eh?Sonia se sorprendió. Mirando a Hugo con la cara magullada, obviamente aún no se había recuperado de la enorme cantidad de información.—Sonia, ¿quieres perdonarlo?Xavier miró fijamente a Sonia.Al ver eso, José sintió un escalofrío recorrer su corazón. ¡Sabía que su destino estaba completamen
Xavier ignoró por completo las miradas de las mujeres. Miró a Sonia, que aún estaba sorprendida a su lado, le dijo con tono muy suave: —Sonia, vámonos.—¿Eh? ¡Hmm!Sonia finalmente volvió en sí y también planeaba irse de allí en ese momento.—¡Pero Xavier, ¿quién te dio permiso para irte?!Triana de
—Triana, ¡tu novio es realmente impresionante!—Sí, ¡logró cambiar drásticamente la actitud del señor Zumbado!—Tienes mucha suerte de tener un novio así. ¡Te lo envidiamos muchísimo!Cuando las mujeres se enteraron de que fue Uriel quien ayudó detrás de escena, todas se aglomeraron alrededor de él.
—Lo siento, Xavier, otra vez te he causado problemas.Frente a la entrada del club La Estrella, Sonia apretó con fuerza los labios, con una expresión de culpabilidad en su rostro. Si no fuera por Xavier tratando de salvarla, no habría sido arrastrado a ese alboroto.—No tienes que disculparte conmig
Esa noche.Xavier, que se estaba preparando para bañarse, recibió una llamada telefónica de un número desconocido.La llamada era de José. Su tono estaba lleno de respeto y temblor: —Señor… Señor Gran Demonio, ¿es usted?¿Gran demonio? Xavier, al escuchar ese título, no pudo evitar levantar asombrad