Xavier se sentó en el sofá de la sala de estar, reflexionando sobre las cosas que habían pasado recientemente. Llegó la noche y su estómago empezó a gruñir, así que decidió preparar algo de comida. Sin embargo, al darse cuenta de que no tenía ingredientes en la nevera y no queriendo molestar a nadi
—¡Finge! ¡Sigue fingiendo! —exclamó rápidamente Triana, sonriendo fríamente.Desde su perspectiva, Xavier estaba actuando con calma, solo para mantener su débil autoestima.—¿Tienes algún problema? —frunció el ceño Xavier, finalmente comenzando a impacientarse por la actitud arrogante de Triana.—¡¿
Xavier presionó el botón de aceptar.[¡Buenas noches, señor Chiva!]El cuadro de chat mostró rápidamente el mensaje de Sonia, con un lindo emoji al final.[Buenas noches.]Respondió Xavier haciendo clic en la pantalla.[Gracias de verdad por lo que hiciste esta mañana.]Sonia expresó su agradecimien
—¡Un gorrón que depende de mi hermana, ¿quién se cree que es?!Maldijo Quico mirando la figura de Xavier mientras se dirigía hacia el crucero Venecia.Sin una invitación, ¡quería ver con qué se las arreglaría Xavier para ingresar al crucero Venecia!Paloma también esperaba ver un buen espectáculo.E
Dentro del salón de banquetes.Un silencio repentino cayó sobre la multitud debido a las palabras de Xavier.Pero no pasó mucho tiempo antes de que se escuchara un murmullo entre la gente.—¡Ja, ¿todos escucharon lo que este chico dijo?—Por supuesto, ¡dijo que iba a cancelar esta boda!—¿Cancelar l
—¡No hay problema, señorita Ximénez! —respondieron los magnates al unísono.Justo cuando se estaban preparando para llevar a cabo un ataque conjunto contra Xavier...Toc, toc, toc.De repente, se escucharon pasos uniformes y ordenados desde afuera del salón de banquetes. Luego, un grupo de soldados
¡Boom!La palabra “señor” resonó en la multitud como una bomba pesada explotando.¡Sorprendidos!¡Asombrados!¡Aterrorizados!Innumerables miradas se posaron en Xavier.El rostro de Uriel se volvió pálido.La mirada de Triana se quedó fija.Los labios de Paloma y su hijo perdieron el color.En el ce
El comandante Zumbado dio un paso adelante.La armadura que emanaba un frío resplandor creaba una gran opresión.—Ustedes… ¡no se acerquen! —dijo Triana con el rostro pálido.—¡Dale! —mandó el comandante Zumbado con voz fría.De inmediato, dos soldados de la Bandera Negra sujetaron a Triana.¡Pam!E