Oportunidades

Abro los ojos, la luz de la mañana se filtra por la ventana, una suave brisa entra por una pequeña rendija, es de madrugada, pronto tendremos que partir a Pompeya nuevamente así que me siento en la cama para desperezarme, no reconozco nada de lo que me rodea, mi cerebro todavía no despierta muy bien pero unos momentos despuedo puedo acordarme de mi último recuerdo de anoche, que se asoma a mi mente, después de mucho dar vueltas en mi cuarto me animé y me dirigí al cuarto de Ízan, me ganó la curiosidad, quería saber si era real su ofrecimiento, él me recibió con una sonrisa enorme en los labios, me invitó a pasar, charlamos un poco más hasta casi las doce de la noche, después nos acostamos y tan solo dormimos, como él me adelantó no hubo nada sexual, no se propaso, ni se aprovechó del momento, eso sí tal vez nos asomamos un poco para sentir el calor corporal del otro pero nunca pasamos los límites, en verdad, es un caballero como pocos.

Busco a mi lado, Ízan no está, escuchó movimiento en el baño, debe ser que se despertó más temprano que yo y me dejó descansar un poco más.

Enciendo mi teléfono para revisar algunas cosas antes de ponerme de pie, todavía tenemos un poco de tiempo antes de bajar a desayunar y se partir de nuevo a Pompeya, en eso escucho la puerta del baño abrirse.

- Buenos días - escucho la voz de Ízan que sale del baño con una camisa blanca abierta, está cerrando sus botones mientras me ve.

- Hola, Buenos días ¿Dormiste bien? - pregunto volviendo a observar mi teléfono distraída.

​​​​​​Se sienta en una silla, es lo que puedo ver con mi vista periférica, pero al no escuchar respuesta bajo el teléfono para observarlo mejor, él se toma la cabeza con una mano mirando al techo, parece adolorido e indispuesto.

- ¿Estás bien? - pregunto preocupada al observar su estado, cada vez se está poniendo peor.

- Por favor...- mueve su mano para dirigirla a su maleta sin abrir los ojos - busca en mi maleta, encontrarás una bolsa con varios medicamentos... pásamelos...

Salto de la cama rápidamente con dirección a la maleta, busco dentro de ella y encuentro una gran bolsa con varios medicamentos dentro.

- ¿Qué necesitas? - pregunto intentando leer las etiquetas.

- Dámela, por favor - la pide con su mano - yo lo buscaré, por favor pásame un vaso con agua.

- Sí - le pasó la bolsa, él saca dos frascos mientras yo sirvo el vaso de agua, después corro a su lado y se la paso - toma.

- Gracias - toma los comprimidos y vuelve a mirar al techo tapando con su mano sus ojos parece que le duele mirar a la luz.

- Vuelvo a preguntarte, ¿Estás bien? - pregunto nerviosa y asustada, no me gusta su semblante se piso pálido como su camisa.

- Dentro de un rato te respondo, sino pasa te pediré que llames a emergencias.

Sus palabras me asustan, empiezo a vestirme con rapidez, observándolo insistentemente, sigue en la misma posición sentado en esa silla, tiene los ojos cerrados, no se hasta ahora si hay cambio, no puedo esperar más, decido preguntar nuevamente.

- Ízan, ¿Estás mejor? - Él no responde, así que me acerco y coloco mi mano en su brazo - ¿Estás mejor?

- Esto no servirá está vez...- susurra con voz descompuesta, su rostro está muy pálido - llama a urgencias, por favor, el dolor de cabeza me está volviendo loco.

Tomo el teléfono del cuarto y pido a recepción que llamen a urgencias, creo que grito que es una emergencia para que se apuren, mi ansiedad y preocupación han crecido veinte rayas, ¿Qué está sucediendo con él?

- ¡No te asustes, por favor! - exclama poniéndose de pie- no tenía planeado que nuestro paseo se vaya a perjudicar de esta manera.

- No te preocupes, lo que a mí me importa es que estés bien.

- Eso es muy relativo... - hace una mueca de dolor, corro a ayudarlo para que no caiga al piso.

En eso escucho la puerta tocar, deben ser los paramédicos, la abro rápidamente y doy paso para que entren, en cinco minutos lo tienen listo para llevarlo y yo voy tras ellos, no pienso irme de paseo mientras él se encuentre tan mal.

Como ya se estaba preparando el grupo del tours para salir, observan como los paramédicos llevan en una camilla a Izan y como voy tras de la camilla, no preguntan aunque veo intentar acercarse a mi a Lian, sigo de largo, no es momento para responder preguntas después subo a la ambulancia, me siento a su lado y tomo de su mano, en silencio, intentando no molestar a los médicos.

Unos minutos después llegamosa a un hospital de Nápoles, ni me fijé el nombre, lo único que hice fue seguir la camilla que lo traslada dentro del hospital.

- Debe dejar que lo revisemos - una enfermera me detiene en seco cuando están por entrar a una sala, sin dejarme seguir tras Ízan - ¿es su novia?

- ¿Perdón? - pregunto todavía distraída intentando mirar a la puerta de la sala donde lo metieron.

- Solo se permite familiares o personas allegadas al paciente.

Pienso con velocidad, si digo que soy solo su amiga no me permitirán verlo ni saber de su estado.

- Sí, soy su novia, viajo con él...- respondo rápidamente.

- Entonces, espere al médico, el le explicará del estado de su novio cuando termine de revisarlo.

- Está bien, muchas gracias - respondo mientras la enfermera da vuelta y entra a la sala donde está metido Izan.

Me siento ansiosa en esas sillas odiosas de hospital, doy vuelta al maldito mundo para escapar de mi realidad y vuelvo a caer en un hospital como con mis padres, ¡Joder! La mala suerte me persigue, odio estar en este lugar.

Ni se cuánto tiempo transcurre, soy muy mala esperando y lo único que quiero es que la puerta de ese cuarto donde metieron a Ízan se abra de par en par y salga alguien para darme noticias de su salud pero no lo hacen, pasa casi una hora u por fin una una enfermera sale y ya no aguanto más, corro a su encuentro, necesito saber cómo está.

- Disculpe, señorita, mi novio está allí dentro ¿Ya está mejor?

- Un doctor le explicará el estado de su novio dentro de un momento, por favor, espere, todavía están estabilizandolo, debe esperar - ni bien responde eso desaparece por otra puerta y me deja más ansiosa todavía ¡Joder!

Doy un largo suspiro de desesperación, ¿Qué nadie piensa responder a mis preguntas? Vuelvo a sentarme frustrada y molesta, nunca tuve paciencia. Pasa un tiempo largo y desesperante hasta que veo salir por fin al doctor que vi entrar al cuarto de Izan.

- ¿Señorita? - pregunta caminando apresurado.

- ¿Sí? - salto del asiento ni bien lo veo caminar en mi dirección.

- Logramos estabilizarlo, sé encuentra mejor pero él sabe que esto no pasará con una venida rápida al hospital, necesita tratamiento para su mal - explica aunque no logro comprender, ¿Que tiene Izan que necesita tratamiento?, Quiero preguntar pero el doctor prosigue con su explicación- se rehúsa a aceptar dicho tratamiento y seguir en el hospital, nosotros no podemos mantenerlo aquí si él no desea quedarse, así que ya firmó los papeles de renuncia, eso quiere decir que en unas horas se podrá ir, mandaré dentro de un rato a una enfermera para que le quite el suero, si desea puede verlo.

- Gracias, doctor...pero ¿Que tiene Izan?

-Que él se lo diga, señorita, si siendo su novia todavía no le contó que tiene entonces sería mejor que ahora se lo diga, con permiso.

-Sí, gracias doctor...- respondo confundida después me dirijo al cuarto donde está, entro despacio para no despertarlo, creo que está dormido pero el abre los ojos ni bien pongo dos pies dentro del cuarto.

- Hey... - saluda con rostro cansado pero puedo notar en su semblante que está mucho mejor.

- Hey...- Respondo más tranquila aunque un poco confundida - ¿Te sientes mejor?

- En lo que cabe, por lo menos puedo abrir los ojos sin sentir dolor...

- ¿Porque el doctor me dijo que para tu mal necesitas tratamiento?

-¿Te contó lo que tengo?

- No, solo me dijo que necesitas tratamiento pero te niegas a aceptarlo.

Ízan se sienta en la cama, acomoda su brazo que tiene una vía a un lado y me mira muy seriamente.

- Alguna vez te preguntaste ¿Y si nunca me hubiera cruzado contigo, si nunca me hubieras sonreído, si no te hubiera notado y nunca hubieras aparecido donde me encontraba yo?

- Pues estaría en Pompeya y no en el hospital - sonrío burlona - y quizás no lo hubieras logrado.

- Todo pasa por algo, ¿Cómo te dejaron pasar?

- Les dije que era tu novia - me sonrojo al decirlo - tenis que decir algo para que me dejaran esperar y verte y fue lo que se me ocurrió ese instante.

Ízan sonríe hermosamente.

- Es una buena idea, iba a pedírtelo en Pompeya pero... tendrá que ser aquí.

-¿Me estás pidiendo que sea tu novia? - pregunto sorprendida.

- Por el tiempo que nos lo permita...

-¿Nos lo permita quien o qué? - pregunto sin comprender sus palabras, ya es suficiente de este misterio - ¿Que tienes Izan?

- Te diré la verdad si quiero comenzar algo serio contigo...- da un largo suspiro - tengo cáncer cerebral.

Me atraganto con la saliva cuando escucho de su boca salir esas palabras, de la impresión comienzo a toser desesperadamente ¿Qué dijo que?

-¿Estás bien? - pregunta preocupado.

- ¡Dime que es un chiste! - exclamo desesperada, mientras tomo un vaso con agua para detener la tos ¿Que dijo que?

- Tengo un tumor en el cerebro, me enteré hace unos meses por eso decidí irme, escapar de la que fue mi vida...

- ¿Tus padres? - pregunto con un hilo de voz mientras sigo tomando lentamente el agua para no atragantarme más.

-¿Por qué crees que me pelee con ellos? - pregunta con tranquilidad.

-¿Por qué no quieres el tratamiento?

- Porque no servirá de nada y no quiero morir en un hospital.

- Pero...

-... Franchesca, lo tenía todo, era un hombre que lo tenía todo, billonario, con un gran trabajo, con mucho dinero en las cuentas, una vida completa y perfecta, nada me faltaba, era un don Juan, mujeriego, no lo voy a negar pero ni todo el dinero del mundo me dió la salud, decidí darme una oportunidad, seguir con mi vida, conocer lo que no conocí, vivir lo que no viví, no perder tiempo en un hospital, para algo que no tiene solución.

- ¿O sea...no pueden hacer algo por tí? - pregunto con tristeza - si eres millonario puedes tener el mejor tratamiento en la mejor clínica del mundo.

- Donde está el tumor alojado no pueden operar, tengo quizás 6 meses de vida, ya fui a los mejores médicos, por supuesto que consulte con los mejores neurólogos y oncólogos del mundo, todos me dieron la misma respuesta...eso seguirá creciendo hasta quitarme la vida muy lentamente, con un tratamiento solo me alargaría la vida unos meses pero mi muerte es inminente.

-...6 meses... - comento al borde de un ataque, estoy en un dilema moral, no sé sí me quiero meter en esto, ya no quiero amarrarme a alguien que se que me lastimará con su pronta partida como lo hicieron mis padres.

- Bueno ya conté todo lo que tenía guardado - jala con torpeza la vía del suero y lo demás que le colocaron los médicos.

-¿Qué haces? - pregunto asustada al ver el exabrupto que está haciendo.

- ¡Es hora de irnos...!- exclama sentándose en la cama.

-¿Porque?, todavía no te dieron de alta.

- Porque estoy perdiendo tiempo valioso...

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