Elías era un hombre que al conocerlo me provoco deseos y pasiones que nunca había sentido antes y el hecho de que él estuviera a punto de hacerme suya era algo que estaba esperando con muchas ansias.
Su cuerpo se encontraba detrás del mío, mientras que sus manos comenzaban a recorrer cada parte de mi cuerpo, comenzaron a acariciar mis pantorrillas y mis piernas tocándolas sobre mis prendas aun, disfrutando ese momento.
Tenía toda la noche para poder tomar mi cuerpo las veces que él quisiera, porque yo sin duda no pondría objeción, mientras el me diera la mejor de las noches no importaba si yo no dormía esa noche, en estos momentos era lo menos que esperaba a hacer.
Entonces él se comenzó a poner más excitado y lo notaba, su cuerpo cerca del mío y su miembro detrás de mis glúteos lo reflejaba, estaba completamente erecto y duro.
Sus manos fuertes marcadas por las venas que recorrían sus brazos se posaron en mi cuello, posándolas con un poco de fuerza, jalándome hacia él, con un poco de violencia. Haciendo que mi cara volteara un poco a verlo, entonces me beso con pasión desenfrenada, sujetándome aun con fuerza la mandíbula y sosteniendo mis pechos con su otra mano acariciándolos con pasión.
Esa escena si la hubiera visto desde arriba no me la hubiera creído, hace mucho imaginaba este tipo de frenesí, que ningún otro hombre me había dado, pero no Elías, Elías me estaba ofreciendo pasión y descontrol por ahora en un beso y en sus caricias por mi cuerpo.
Con la habilidad que tenía con su mano desabrocho mi pantalón y entro en mis pantis con habilidad hasta llegar a mi sexo, acariciándolo y sujetándolo con un poco de violencia. No cabía duda que está noche el sexo seria desenfrenado y lleno de pasión.
Con gran habilidad sus dedos entraron dentro de mi provocado que soltara un gemido de placer, que me hizo vibrar. Su mano estaba encontrando el punto exacto, que me tenía a sus pies, entregándome por completo a sus caricias y a su deseo.
Entonces al verme aún más excitada me soltó y me ayudo a ponerme de pie sobre el frio suelo, él se colocó frente a mi quitándome la playera que tenía puesta dejándome con el sostén. Bajo a mi pantalón y lo bajo con fuerza dejándome con la ropa interior solamente pero ahí no se detuvo, estando una vez abajo, se acercó a mis muslos y los comenzó a besar, mientras masajeaba mis glúteos.
Poco a poco se fue acercando a mi sexo que aún tenía mi ropa interior, pero eso no importo ya que el comenzó a acariciarlo con su boca, lo que provoco en mi un frenesí de sensaciones, nadie se había molestado por estar ahí ofreciéndome el placer de mi vida. Nunca había sentido esas sensaciones que Elias me estaba provocando.
Su lengua se comenzó a posar en mi con gran destreza que mis piernas temblaban y mi boca emitia los sonidos del placer que él estaba provocando.
Él era un hombre que me estaba enseñando, lo que ningún otro, estaba disfrutando de mi cuerpo y yo con él.
De pronto una vibración recorrió todo mi cuerpo, él estaba provocando en mí el mayor de mis orgasmos hasta ahora, grite con fuerza cuando él había llegado al punto máximo del clímax. Él estaba satisfecho con su trabajo una sonrisa en su rostro lo demostraba, mientras que yo me costaba estar de pie frente a él.
Él se incorporó rápidamente y viéndome a los ojos, me despojo de mis pantis dejando mi sexo al descubierto y con agilidad me quito el sostén dejando que mis pechos pudieran disfrutar de sus caricias libremente.
Mi cuerpo completamente cansado se recostó lentamente sobre el colchón sin dejar de ver a Elías, mientras tanto el lentamente se acercó a mí, posando cada una de mis piernas a lado de él, dejándolo entrar en mí.
Con una envestida suave, se introdujo dentro de mí, dejándome sacar un pequeño grito de placer, después la introdujo con mayor fuerza, dejándome disfrutar con mayor placer el hecho de que estaba tomándome, en ese momento era completamente suya.
Sus manos posadas en mis pechos mientras el entraba en mí, eran una postal erótica que no podría olvidar, sería algo que me marcaria la vida. Nunca había disfrutado tanto.
Poco a poco el cuarto se fue llenando de más y más gritos de placer, él estaba llegando a ese bello clímax.
Estaba deseosa de escucharlo venirse, de escuchar sus gemidos, era aún más placentero escuchar el punto máximo de nuestra entrega, de nuestra pasión.
Entonces me jalo a él y me abrazo para poder yo estar sobre de él, mientras el disfrutaba, mis movimientos con ritmo constante lo llevaron al clímax, sentía como él se entregaba dentro de mí. Su ritmo respiratorio era acelerado y sus latidos eran mucho más rápidos.
Terminando dentro de mí, el placer de entregarnos sin demora fue una pasión que nunca imagine de esa manera.
No había manera de arruinar este momento, no creía que se pudiera arruinar, pero entonces paso. El me tumbo de él, dejándome a un lado sobre la cama.
Él se levantó con fuerza de la cama, dejándome atras, mientras el salía sin más de la recamara.
¿Mis pensamientos comenzaron a dibujar y sobre pensar todo, que paso aquí? ¿Dónde fue el error? ¿Había cometido un error al entregarme así con él?
Todas mis dudas se hicieron presentes, aunque sabía que esto era de una sola noche y no volvería a verlo no me parecía justo su trato hacia mí.
Él tendría pensado regresar o me dejaría esperando por una respuesta. La verdad no tenía tiempo de esperar.
Tomé mi ropa y comencé a vestirme, sintiéndome como una tonta, porque al final el solo lo había visto como sexo y nada más., y yo tenía que verlo de la misma manera, y como ya no lo iba a ver y no había manera de contactarme decidí salir de ahí.
Y nunca volver a verlo
Salí de su casa sin que él se diera cuenta, tomé un taxi metros adelante y nunca más volví a ir al café donde nos conocimos. Deje de frecuentar mis lugares de siempre para no encontrarme con él.
Como si lo que me había hecho me hubiera pegado por completo en mi ego.
No volví a saber nada del durante unas semanas.
No hasta que…
A pesar de la intensa conexión que compartimos aquella noche, en el fondo siempre supe que lo nuestro no tenía futuro. Él y yo éramos dos almas destinadas a seguir caminos distintos, como dos líneas paralelas que, por mucho que se acercaran, jamás se cruzarían de nuevo, no por ahora.Hubiera querido verlo una vez más, prolongar un poco más aquella ilusión efímera, pero el destino, de alguna manera, ya había tomado su decisión por nosotros. El futuro que imaginamos juntos era solo un espejismo, y era imposible huir de esa realidad.Sin embargo, por más que intentara convencérmelo, nuestra historia tenía que continuar su curso. Intenté evitar los lugares que solía frecuentar solo para evitar volvérmelo a encontrar. A medida que conocía a nuevas personas, exploraba otros rincones, y mi vida seguía adelante, la memoria de él comenzó a desvanecerse, como una fotografía expuesta demasiado tiempo al sol, perdiendo nitidez hasta convertirse en una sombra borrosa de lo que alguna vez fue.Pas
Su cuerpo era sumamente atractivo, y verlo caminar en dirección hacia donde yo estaba me causaba una completa emoción. Llevaba muchísimo tiempo sin verlo, sin saber nada de él. Es más, a nunca nadie le conté mi encuentro con él.—¿Te acuerdas de mí? —dijo, acercándose a mi mejilla y saludándome con un beso.—¿Cómo has estado? —Sus palabras fueron un mar de emociones que se desataban dentro de mí. Era como si encontrarlo nuevamente despertara un deseo desenfrenado por estar con él otra vez.—¿Quién es Antonieta? Nunca nos la has presentado —dijo Mauricio con sumo celo, como si esta persona llegara a desmoronar todos sus planes de la noche, como si él fuera un intruso.—Es un viejo amigo —dije con algo de emoción. Mis ojos se habían llenado de alegría y de un brillo inexplicable; era como si su sola presencia me llenara.—Antonieta, permíteme invitarte esta noche a ti y a tus invitados. Veo que están celebrando un evento importante.Su manera de expresarse era tan segura de sí misma que
El tomo la carretera con una alta velocidad, pero que al mismo tiempo no se notaba, era como si se deslizara con agilidad en ella, al cabo de unos minutos nos encontrábamos fuera de la ciudad, en algún punto me sentía un poco insegura, no lo conocía tan bien no sabía que pudiera hacer conmigo, pero tenía la seguridad de que no pasaría nada malo.Al cabo de unos 30 minutos después, estábamos llegando a unas lindas casas fuera de la ciudad, era unas casitas muy coloniales, estábamos un poco lejos de la ciudad, pero no importaba, ya que al lugar donde llegamos se respiraba un aire un poco más puro y tranquilo.Era un pueblito cerca de la ciudad, un pueblito colonial que sin duda nos sumergía y nos sacaba del bullicio de la ciudad, se detuvo frente a una de esas casas grandes y blancas, a pesar de que era colonial, era una casa llena de lujo.Apago el motor con tranquilidad, dejando el volante con suavidad, volteo a verme y con la voy mas tierna que nunca dijo —Vamos a relajarnos un rato,
La mañana se hizo presente, poco a poco los rayos de luz entraban por el balcón, era una luz cálida casi me abrazaba con su tenue entrada. Yo me sentía completamente consentida. Voltee a ver el reloj que se encontraba en la mesa de lado y marcaba las 6 de la mañana.Podía dormir quizás por otra hora más, mientras esperaba la llegada de mi enamorado, pero los nervios de verlo y siquiera pensar en volver a estar íntimamente con él no me dejaron dormir. Mis manos sudaban y mi cuerpo se encontraba acalorado que un minuto más en la cama me parecía una eternidad, decidí que lo mejor para estar tranquila era salir un momento de la habitación y caminar por un rato, quizás llegar a la cocina y buscar un vaso con agua, tal vez era eso, la sed que provocaba el haber tomado un poco de alcohol la noche anterior estaba haciendo estragos. Tome la bata de seda para cubrir un poco más mi cuerpo, abrí la puerta del cuarto y me dirigí hacia las escaleras, baje uno a uno los escalones, despacio para no h
La gran ciudad se encontraba tranquila en medio de su propio caos, había una tenue lluvia de julio. Las gotas de lluvia golpeaban con suavidad los cristales de las ventanas, cubriendo la ciudad y sumiéndola en un ambiente melancólico. Estaba en mi cafetería favorita, un lugar pintoresco que parecía desprender historias de cada rincón, como si el lugar mismo estuviera impregnado de memorias de tiempos pasados. Las paredes, decoradas con fotografías antiguas y recuerdos olvidados, hablaban de un tiempo que ya no existía, pero que de alguna manera seguía allí, suspendido en el aire.Me dirigí al mostrador para pedir mi café, y sin pensarlo, pedí un delicioso pan relleno de chocolate, uno de mis favoritos. Había salido de la universidad y, como tantas veces, me dirigía a esa cafetería para pasar un rato tranquila, hacer algo de tarea y disfrutar de mi bebida caliente. Pero aquella tarde, el destino tenía algo más preparado para mí.Al momento de pagar, me percaté de que mi cartera había d
El me observaba con detalle como si de una pintura se tratara, miraba mi cuerpo al calor del fuego, yo me encontraba vestido con mi ropa interior un brasier y una pantaleta a juego de color piel que se perdía entre las siluetas de mi piel.Intentaba no provocar alguna situación más allá del deseo, si él quería que sobrepasar algo más allá del límite de nuestros cuerpos, tenía que iniciarlo y yo esperaría con ansias por ello.Él no había pronunciado ninguna palabra, desde que me vio así no había mucho que decir.El ambiente se mantenía caliente por el fuego de la chimenea, el sonido de la leña al fuego quemándose y el tenue sonido de la lluvia de la ventana era lo que nos acompañaba.De pronto él se acercó a mí, con toda la intención de poseerme, pero se detuvo tras mío y tomando mi espalda con suavidad, me desabrocho con paciencia mi sostén, con delicadeza, tomándose el tiempo de disfrutar cada detalle.El comenzó a pasar sus manos por mis hombros y comenzando a hacerme un masaje muy