Inicio / Romance / Después de tu adiós, renací de mis cenizas / Capítulo 1 El día que te conocí.
Después de tu adiós, renací de mis cenizas
Después de tu adiós, renací de mis cenizas
Por: Tulapoblana
Capítulo 1 El día que te conocí.

La gran ciudad se encontraba tranquila en medio de su propio caos, había una tenue lluvia de julio. Las gotas de lluvia golpeaban con suavidad los cristales de las ventanas, cubriendo la ciudad y sumiéndola en un ambiente melancólico. Estaba en mi cafetería favorita, un lugar pintoresco que parecía desprender historias de cada rincón, como si el lugar mismo estuviera impregnado de memorias de tiempos pasados. Las paredes, decoradas con fotografías antiguas y recuerdos olvidados, hablaban de un tiempo que ya no existía, pero que de alguna manera seguía allí, suspendido en el aire.

Me dirigí al mostrador para pedir mi café, y sin pensarlo, pedí un delicioso pan relleno de chocolate, uno de mis favoritos. Había salido de la universidad y, como tantas veces, me dirigía a esa cafetería para pasar un rato tranquila, hacer algo de tarea y disfrutar de mi bebida caliente. Pero aquella tarde, el destino tenía algo más preparado para mí.

Al momento de pagar, me percaté de que mi cartera había desaparecido de mi bolso, como si alguien más la hubiera tomado. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me invadió una sensación de pánico. Aunque no llevaba mucho dinero, el hecho de no tenerla me complicaba el resto del día. Tendría que cancelar mi bebida, y esa sola idea me llenaba de frustración.

Mientras intentaba encontrar una solución, una voz profunda y firme me interrumpió.

—Hola, ¿quieres que te ayude a pagar? — La voz era agradable, con un tono sexy que me desconcertó por un instante.

—¡Oh no, ¡cómo crees! Tendré que cancelarlo— respondí, apenada.

—No te preocupes, va por mi cuenta— dijo él con una sonrisa que no pude ver, pero que me hizo sentir algo cálido por dentro. —Dale su pedido y agrega un café más, por favor—

Me sentí completamente avergonzada, pero su gesto de generosidad me dejó sin palabras. Decidí sentarme con él en una mesa cercana, junto a la ventana que daba a la calle. La luz de la tarde se filtraba suavemente a través del cristal, creando un ambiente cálido y acogedor.

—¿Cómo te puedo agradecer por este hermoso gesto? —Le pregunté, pero él solo me sonrió con un brillo en los ojos.

—Si gustas, podrías acompañarme esta tarde aquí. Te agradecería mucho. Normalmente no tomo café con nadie, pero tú y tu belleza me han cautivado. Quiero conocerte mucho más—

El halago me tomó por sorpresa, y a pesar de mi timidez, me sentí atraída por su sinceridad. Parecía ser un hombre encantador, y el hecho de que fuera solo un par de años mayor que yo no era un problema. Asentí con la cabeza, aceptando su invitación.

Me senté frente a él, observando con más detenimiento cada detalle que antes había pasado desapercibido. Era un hombre sumamente atractivo, con un porte de caballero que lo hacía resaltar entre la multitud. Su cabello castaño claro, casi rubio, denotaba que no era de aquí, y esa particularidad me intrigaba aún más. Era evidente que su origen era extranjero, algo que lo hacía aún más misterioso.

Su cuerpo, fuerte y bien definido, no dejaba lugar a dudas: era el tipo de hombre que llamaba la atención de cualquier mujer que lo viera. Pero más allá de su físico, lo que me cautivó fue su presencia, su confianza y la manera en que hablaba.

Platicamos durante horas, y aunque no nos conocíamos en absoluto, la conversación fluía de manera tan natural que parecía como si hubiéramos sido viejos amigos por años. Cada risa compartida, cada mirada que se cruzaba, me hacía sentir que, en ese preciso momento, no había nadie más en el mundo.

Al final de la tarde, con una sonrisa sutil, me invitó a acompañarlo a su casa. En otro momento, con otra persona, habría dudado, quizás incluso rechazado la invitación. Pero no sé qué fue lo que me impulsó a aceptar esta vez. Había algo en él que me atraía profundamente, algo que me decía que quizás no volvería a encontrarme con alguien como él.

—Claro, vamos —respondí, sintiendo una chispa de emoción recorrer mi cuerpo—. Nos tomamos algo allí y seguimos platicando.

Mis palabras fueron suaves, pero mi corazón latía con fuerza, anticipando lo que podría ser el comienzo de algo inesperado y mágico.

Su auto estaba cerca de ahí, un carro de lujo color negro, era elegante y bastante costoso.

Él vivía en una zona bastante exclusiva y su casa era un bello lugar con muchos detalles elegantes en la entrada, pero mi sorpresa fue mayor cuando al entrar los lujos no paraban. Su casa estaba repleta de detalles de arte y modernidad.

Nos acercamos a la sala donde su chimenea nos iba a acompañar en este momento, en un encuentro de personas que apenas se están conociendo, de ese calor de la madera quemándose.

El me dejo por unos momentos y cuando regreso una botella de un vino rosado lo acompañaba en una mano y por la otra unas copas.

Me pregunto sin demora y directo —¿tú tienes novio.? — Su pregunta fue completamente directa, no había vergüenza ni titubeos. Él era un hombre directo.

—No, no tengo novio y no salgo con nadie— respondí segura, que no notara mi tartamudeo al tratar de no ponerme nerviosa.

Seguimos platicando un poco más de nosotros, de nuestros deseos y anhelos, pero poco a poco nuestras platicas se comenzaron a convertir en conversaciones un poco subidas de tono lo que provoco un poco de calor en mi cuerpo.

El calor de la chimenea y el calor que me provocaba los comentarios de él comenzaron a hacerme efecto, Me quite con calma el abrigo que cubría mi cuerpo, los zapatos, pero aún tenía más calor entonces el con tono firme dijo —si necesitas quitarte más prendas hazlo. —

Mi ropa entonces comenzó a estorbarme,  una a una mis prendas se fueron de mi cuerpo, tan despacio que mi cuerpo temblaba, no pensaba nada era el deseo que me hacia hacer esto, con una persona que apenas conocia, mientras tanto el me observaba con detalle, el calor de la chimenea nos calentaba.

El calor estaba ahí, el deseo estaba siendo evidente y solo necesitábamos una chisma para iniciar todo.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP