ErosHablar con Julián liberó la tensión en la que me había sometido desde ayer, cuando Alex me dijo: hay amenaza de regresar a esa vida del pasado, hay mucha probabilidad de padecerla de nuevo. Pero… lo que me devastó fue saber el estado de una de mis hijas, viene con la deficiencia. Y eso yo no podía permitirlo, no quiero que una de mis hijas viva eso.Ingresé al avión. Nadina no sabía de mi regreso, me espera mañana en la tarde y no en la madrugada. No quiero perder tiempo sin ellas. Y lo hago porque esta mañana, encontré calma en la banca del padre Castro, hablar con él siempre calmaba. Fernanda tenía razón, era un ser paciente, conciliador y para mí un sabio con un don espiritual impensa. Sin duda era un ser bañado por la gracia divina. Me puse el cinturón y recordé sus palabras.—Qué alegría verte, hijo. —noté la dificultad al sentarse—. Los años no vienen solos.—Eso dicen.—¿Qué te trae por aquí? Cuando lo haces es porque algo te atormenta, sobre todo por el tema existencial.
AdaraToda la familia estaba celebrando el cumpleaños de Vladímir. Nadina y Eros llegaron tomados de la mano, eso me alegró mucho. Ella como siempre; preciosa con un vestido negro con flores rosadas y fucsia, le quedaba perfecto, sus sandalias bajitas por su embarazo, el cabello recogido en una cola de caballo alta; tenía un aire de frescura.Eros como siempre elegante, de traje negro sin corbata. Sé nota a leguas su profesión de médico. Desde lejos la vi abrazar a sus padres. Me había sentado en la mesa donde estaban mis padres, aunque la nuestra era otra.—Entonces ¿en pocos meses me vas a hacer abuelo también? —miré a papá, luego a mi madre.—Eres una chismosa madre. —Se encogió de hombros. Solo a ella le había contado aparte de Patricia.—La noticia es muy bella como para esconderla.A ellos no les había contado lo de mi compromiso, lo íbamos a hacer esta noche. Aprovechando la asistencia de todos.—¿Adara? —Nadina llegó de la mano de Eros, se miraron—. ¿Puedo hablar un momento co
NadinaLa reunión había llegado a su fin. Nos dirigíamos al apartamento. Sin duda alguna, fue la mejor reunión organizada. Eso en nuestra familia tenía un récord, dado a la cantidad de las muchas celebraciones. Me gustó mucho ver y hablar con mi enano. Alexey se veía lindo a pesar de todo, era el vivo retrato de papá. Si no fuera porque hablaba perfecto, el español podía pasar por ruso sin ningún problema.Su contextura era fornida, además con las peleas clandestinas había sacado más músculo. Era el menor de ese quinteto en edad, pero de cuerpo el más grande. Habíamos bailado, la familia reía, la comida estuvo deliciosa y fue cortesía de Maco, —era una increíble chef a tan corta edad, verla a ella me hizo pensar aún más en mi relación—. De lo rica que estuvo la cena, parecíamos muertos de hambre, comiendo hasta rebosar el plato.Y no podían faltar los cantos vallenatos, —las dedicatorias entre ellos, canciones de amigos, de hermanos, de esposos, de desamor, y de mucho amor—. Más de un
NadinaLas manos me temblaban. Debería destapar la primera carta, pero, me fui de una, a la que tenía el objeto que captó mi atención. Al sacar la hoja, un lindo anillo de oro blanco cayó en la cama. —escuché el agua del baño—. La sortija era preciosa, mi corazón comenzó a galopar solo. Me dispuse a leer.Divina.Esta es la cuarta carta. Acabo de darme cuenta y no has leído las tres primeras, las guardaste sin tomarte al menos el tiempo para leerlas, en cambio, las metiste en el cajón de tu cómoda. En ese lugar al cual me asignaste, te dejaré esta. Aún sigo sin comprender las razones por las cuales te perdí. No creo que, por no decirte en los años anteriores a nuestro encuentro en Brasil, la palabra te amo; un error el cual corregí desde nuestro regreso de la boda de Guillermo. No hemos hablado lo suficiente, y siempre respetaré tu decisión, así en este momento esté desconcertado por tu proceder. Desconozco a la mujer que he visto durante el fin de semana. Se supone que deberíamos d
Nadina—Éramos muy jóvenes en ese entonces.—Pero lo habíamos hablado; acordamos no casarnos hasta tener nuestras metas alcanzadas, tú el ser una artista reconocida y yo tener la clínica. Lograste mucho más rápido tu desarrollo laboral, amor. Por eso me enfrasqué los últimos tres años a terminar la clínica. Me apoyabas y asumí que estaba en pro para dar el paso.—Me dijiste: el casarte y el tener hijos no se encontraban en tus planes a corto plazo.—Vuelvo a decirte. Sentí mucha rabia y traición. Mi reacción fue decir las estupideces que dije. Pero cuando hacemos una balanza de nuestra relación, esa fue la segunda pelea. En mi primera carta, la cual es un periódico, te pido perdón por el modo en que abordé el tema. Por eso, en la carta donde metí el anillo, fue una reacción a mi rabia, a mis celos.» No escribí mucho, si plasmaba el sentimiento de ese día, te ofendería. Y ya lo había causado esta separación por más de un mes. No quería agrandar la brecha.Me mordí el cachete interno.
JuliánSalimos del consultorio en donde, por fin, me quitaron el desagradable tutor. Mañana era nuestro vuelo para ir a buscar los restos de nuestro hijo. Según lo dicho por mi Rubia; había estipulado el tiempo de cinco años para recibir las cenizas. Luego íbamos a dejar que el viento se las lleve. Era bueno dejar ir los recuerdos, sobre todo esos a los que nos aferramos y no nos dejaban avanzar. Queríamos comenzar de nuevo. —Querido futuro esposo.Sonreí, nos casaremos en veinte días. No quiere hacerlo por la iglesia, sigue enojada con Dios por el momento, pero si la he visto mirando o manoseando un rosario, debe ser el mismo que le regaló el padre Castro. Por lo pronto lograré casarme por lo civil. Deseaba hacerla mi esposa. —Rubia.Íbamos de regreso a la constructora; teníamos muchos proyectos. El trabajo se ha intensificado y de lunes a jueves nos entregamos a nuestras responsabilidades.—Me gustaría casarme el mismo día con Nadina. Sería muy lindo.—Ellos lo harán por la iglesi
ErosHabía sido increíble el mes y medio al lado de mi Divina. —En este momento se encuentra en la galería—. Luego de nuestra reconciliación. No teníamos noche en que no nos amaramos, en todos lados habíamos plasmado la pasión que nos teníamos. Y la he incentivado para que terminara los cuadros que le faltaban para cumplir con los cuadros que le pidieron. Lo había logrado, anoche terminó el último cuadro.En dos días era su exposición, sus padres confirmaron su asistencia. —Sonreí ante la tranquilidad que tenía en el momento. Espero que estas vacaciones me ayuden a nivelar mis glóbulos rojos. Mientras Nadina se encerraba a pintar, yo me preparaba los batidos para fortalecerlo.Cada día se veía más hermosa con su barriga, o yo me encontraba más enamorado. No había dejado de escribirle. Y eso parece que a ella se aviva nuestra hoguera… —Como me dijo el padre Castro, fortalecíamos nuestro hogar—. De la alimentación de todos, me había encargado. De vez en cuando mi mujer preparaba una del
AdaraLo escuchaba y no lo podía creer; otra vez esa arpía regresaba. En esta semana no me había sentido bien, he de suponer que debía ser por ir a buscar los restos de mi hijo. Me encontraba muy melancólica. ¿Ahora llegaba esa mujer a joder? Mi padre nos miró. Sonó el teléfono. Marleny anunció por el altavoz la llegada de Fernanda y Angélica. Habíamos quedado en una reunión de diseño de interiores para la entrega del hotel de Panamá. —Tarde o temprano lo sabrán. —comentó papá—. A Chuky es mejor mantenerla al tanto, no quiero zapatazos a estas alturas de mi vida. Pero no mencionen nada de la vigilancia interna a la familia, es mejor hacer referencia solo por lo de ahora, por el tema en concreto de Xiomara. Angélica no debe enterarse de lo otro. —Afirmamos.—Qué sigan, Marleny.Respondió mi marido. A los segundos ingresaron. Angélica estaba a un año y medio de terminar su carrera como arquitecta. Sin duda sacó todo de su madre, era preciosa, más que Nadina. Ellas eran las más bonitas