Ciara Subí a la camioneta que me esperaba fuera del edificio, había terminado mi jornada laboral y después de despedirme de Aksel le pedí al señor Flavio que me llevara a casa de la señora April. —¿Como ha estado, señor Flavio? —pregunté, se había ausentado por algunos días y desde que comencé a trabajar pocas veces veía a la señora Maria, a quien extrañaba mucho. —Muy bien, gracias a Dios —sonrió con cordialidad —. A usted se le ve mejor, me da mucho gusto. —Gracias. —Es bueno que el señor Aksel le haya encontrado, nunca lo había visto tan relajado como lo está desde hace unas semanas —sonreí con las mejillas sonrojadas, claro que tenía que ver con su cambio —ni siquiera lo vi así en su antiguo matrimonio. Me tensé de inmediato al escuchar lo último, a veces olvidaba ese detalle y me incomodaba que me mencionaran aquello cuando sabía el infierno que había sido para los dos aquel tiempo. —Lo siento, no quise... —trató de disculparse cuando notó que había hablado de más. —Está
Ciara Levanté la mirada permaneciendo serena y me encogí de hombros, sintiendo la mirada acusadora de una de ellas. —No sé, quizá si lo sea —sonreí —tener a un hombre como el señor Lambsdorff es...—Como un sueño —me interrumpió una —él es tan atractivo y adinerado, el hombre perfecto. —¿Hombre perfecto? ¿Hablan del mismo que Isla Spencer describe en sus entrevistas? Mucho dinero podrá tener, un perfecto atractivo pero de eso a ser el hombre perfecto. —Bueno, creo que es preferible llorar en una gran mansión, con tarjetas de crédito ilimitado en tu mano que a estar encerrada en una habitación minúscula, trabajando ocho horas por el salario mínimo.—Además, las palabras de Isla Spencer han perdido credibilidad con las demandas que tiene ahora —Ava se encogió de hombros —tal vez si le fue infiel pero no a cómo ella dice. —Si, yo también creo que las ha exagerado —opinó otra. No comenté más al respecto y dejé de escucharlas cuando empezaron a criticar a Isla, no tenía nada contra e
Aksel Decliné cada llamada de mi madre, inclusive las de mi padre. La ira recorría mis venas, quería deshacerme de Isla ya, no soportaba su existencia y que siguiera metiéndose en mi vida. Lo qué pasó debería quedar en el pasado y no seguir removiéndolo, no tenía caso. Acepté que hablara de mi, de hecho no tenía problema en que se desahogara tirándome mierda pero el que estuviera tirando sobre alguien que no tiene nada que ver en el tema, simplemente no lo dejaría pasar. —¿Está listo? —Si, todas las redes de Isla han sido dadas de baja. Ya tienen en la mira a Noah, procederán cuando des la orden —Me dejé caer en la silla y la giré hacia los ventanales, era tan fácil deshacerse de ella pero con todo lo que pasaba las culpas recaerían sobre mí y no era prudente —¿Estás seguro de esto, Aksel? —Su hermana acaba de salvarlo, no puedo hacer nada cuando la atención está sobre mi, al pendiente de cada uno de mis movimientos —se hizo un silencio que fue interrumpido por el sonido de la pue
Ciara Volvimos a casa al anochecer, un poco tranquila que Aksel hubiese resuelto todo con su madre. Al menos eso era un peso menos, ni siquiera había sido capaz de revisar las redes sociales con miedo a lo que pudiesen decir de mi, palabras que no merecía. Después de acostar a Elanna llegué a la habitación bastante cansada, olvidé los planes que teníamos para esta noche y sólo me di un baño y me metí entre las sábanas. No supe a qué hora llegó en la noche, fue un sólo sueño hasta en la mañana que me despertó con besos húmedos en mi rostro y cuello. —¿Ya te había dicho lo hermosa que te ves por las mañanas? —preguntó haciéndome sonreír y tirar de él para besarlo, sus grandes manos rodearon mi cintura pegándome más a él como su eso fuera posible. —Creo que no lo habías hecho —respondí dejando que me siguiera besando el cuello y que sus manos recorrieran mi cuerpo. Jadee cuando se acomodó sobre mi, abriéndose espacio entre mis piernas.—Te deseo tanto, preciosa —murmuró con su voz má
Ciara Miré una vez más las fotos que nos sacaron ayer y que ahora salían en la portada del periódico, no me veía mal al lado de Aksel, de hecho, me veía estupenda. "La nueva conquista del magnate Aksel Lambsdorff" era el título sobre las fotos, donde se comentaba también sobre el twit de Isla y cómo está estaba en crisis por enfrentarse a las demandas impuestas por Lambsdorff Inc. al desprestigiar con datos falsos, entre otras cosas. —Te ves más hermosa a mi lado —dijo él abrazándome por la espalda y dejando un beso en mi cuello. —Lo sé —sonreí dejando el papel sobre la mesa, me giré para quedar de frente y fundirme en su mirada. —¿Crees que se solucione hoy lo de Isla? —No lo sé, hay mucho lío por resolver —hice una mueca. Con todo este asunto no había tenido cabeza para estudiar —siento tanto haberte metido en esto, Ciara. —Ya no importa —traté de alivianar el peso de sus hombros —de una u otra manera nuestra relación sería pública. —Pero no de este modo...—besé sus labios p
Aksel Controlé mis impulsos y la mantuve en mis brazos mientras pensaba en lo que le haría a ese bastardo por atreverse a tocarla, por atreverse a traspasar mi autoridad y golpear a mi mujer en mi propia empresa. La llevé hasta el sofá donde horas antes habíamos cogido con ganas, tan feliz que había salido de mi oficina y cómo había vuelto. Me levanté para tomar el teléfono y marcarle a mi secretaria y pedirle que le dijera a Harry que fuera por Benjamin Jones y Lucas Jones que vinieran inmediatamente a mi oficina. —¿Quieres ir a casa? —ella sacudió su cabeza negando —¿segura? —Si, quiero estar aquí cuando él venga. —Cómo lo desee —volví a tomar el teléfono para que el equipo de seguridad me trajeran el video de las cámaras en la hora justa en qué pasó el incidente. La vi levantarse al baño de nuevo y minutos después salir con su rostro limpio y con las zonas rojas que sólo me hacía querer matar a ese infeliz. La puerta se abrió y Harry entró por ella con la curiosidad marcada
Con su andar seguro y la máscara de frialdad en su rostro abordó una de las camioneta que lo esperaban en el parqueo subterráneo de su empresa, en el interior de esta ya se encontraba su mejor amigo y cómplice de muchas de sus fechorías. —¿Tienes la ubicación? —Si, frecuenta un bar todas las noches, parece ser que tiene una obsesión con una de las bailarinas exóticas del lugar —se rió del pobre muchacho que tuvo el infortunio de coincidir con alguien como Aksel Lambsdorff, que pese a ser un empresario con negocios limpios, tenía también sus sucios secretos que seguían manteniéndolo en la cima.—Llévame ahí —ordenó acomodándose las mangas de su camisa, tenía tantas ganas de romperle la cara y hacer de su vida miserable más de lo que ya era. El auto salió del estacionamiento llevándolos a la dirección que Harry le compartió al chofer, sus camionetas con los guardaespaldas de Aksel los seguían. Era bueno que el sitio fuera un lugar de mala muerte, pensaba él, no quería que la prensa l
A la mañana siguiente ellos se levantaron temprano para bajar al piso subterráneo vistiendo ropa deportiva, se ejercitaron por una hora y volvieron a subir para desayunar algo y luego vestirse para ir a trabajar. Se pasó por la habitación de su hija encontrándola vestida y preparada para ir a casa de sus abuelos, como solía llamarlos. Ciara se sentía alejada de su hija al estar más ocupada, pero Elanna parecía estar conforme y adaptada a su ausencia. Pese a eso, no dejaba de amarla y verla como la persona más hermosa que había visto y ese sentimiento era correspondido por su madre. —¿Lista para bajar a desayunar? —¡Si! Aksel se asomó por la puerta sonriéndole a la niña que alzó sus brazos para que la tomara entre los suyos. —¿Cómo amaneció la princesa más hermosa? —¡Bien! —sonrió genuina —Asel, ¿cuando voy a ir a la escuela? —Cuando estés más grande —la llevó con él hasta el primer piso con Ciara caminando a su lado —¿quieres ir ya? —Si. —Deberas esperar, mi vida —respondió si