Ciara Volvimos a casa al anochecer, un poco tranquila que Aksel hubiese resuelto todo con su madre. Al menos eso era un peso menos, ni siquiera había sido capaz de revisar las redes sociales con miedo a lo que pudiesen decir de mi, palabras que no merecía. Después de acostar a Elanna llegué a la habitación bastante cansada, olvidé los planes que teníamos para esta noche y sólo me di un baño y me metí entre las sábanas. No supe a qué hora llegó en la noche, fue un sólo sueño hasta en la mañana que me despertó con besos húmedos en mi rostro y cuello. —¿Ya te había dicho lo hermosa que te ves por las mañanas? —preguntó haciéndome sonreír y tirar de él para besarlo, sus grandes manos rodearon mi cintura pegándome más a él como su eso fuera posible. —Creo que no lo habías hecho —respondí dejando que me siguiera besando el cuello y que sus manos recorrieran mi cuerpo. Jadee cuando se acomodó sobre mi, abriéndose espacio entre mis piernas.—Te deseo tanto, preciosa —murmuró con su voz má
Ciara Miré una vez más las fotos que nos sacaron ayer y que ahora salían en la portada del periódico, no me veía mal al lado de Aksel, de hecho, me veía estupenda. "La nueva conquista del magnate Aksel Lambsdorff" era el título sobre las fotos, donde se comentaba también sobre el twit de Isla y cómo está estaba en crisis por enfrentarse a las demandas impuestas por Lambsdorff Inc. al desprestigiar con datos falsos, entre otras cosas. —Te ves más hermosa a mi lado —dijo él abrazándome por la espalda y dejando un beso en mi cuello. —Lo sé —sonreí dejando el papel sobre la mesa, me giré para quedar de frente y fundirme en su mirada. —¿Crees que se solucione hoy lo de Isla? —No lo sé, hay mucho lío por resolver —hice una mueca. Con todo este asunto no había tenido cabeza para estudiar —siento tanto haberte metido en esto, Ciara. —Ya no importa —traté de alivianar el peso de sus hombros —de una u otra manera nuestra relación sería pública. —Pero no de este modo...—besé sus labios p
Aksel Controlé mis impulsos y la mantuve en mis brazos mientras pensaba en lo que le haría a ese bastardo por atreverse a tocarla, por atreverse a traspasar mi autoridad y golpear a mi mujer en mi propia empresa. La llevé hasta el sofá donde horas antes habíamos cogido con ganas, tan feliz que había salido de mi oficina y cómo había vuelto. Me levanté para tomar el teléfono y marcarle a mi secretaria y pedirle que le dijera a Harry que fuera por Benjamin Jones y Lucas Jones que vinieran inmediatamente a mi oficina. —¿Quieres ir a casa? —ella sacudió su cabeza negando —¿segura? —Si, quiero estar aquí cuando él venga. —Cómo lo desee —volví a tomar el teléfono para que el equipo de seguridad me trajeran el video de las cámaras en la hora justa en qué pasó el incidente. La vi levantarse al baño de nuevo y minutos después salir con su rostro limpio y con las zonas rojas que sólo me hacía querer matar a ese infeliz. La puerta se abrió y Harry entró por ella con la curiosidad marcada
Con su andar seguro y la máscara de frialdad en su rostro abordó una de las camioneta que lo esperaban en el parqueo subterráneo de su empresa, en el interior de esta ya se encontraba su mejor amigo y cómplice de muchas de sus fechorías. —¿Tienes la ubicación? —Si, frecuenta un bar todas las noches, parece ser que tiene una obsesión con una de las bailarinas exóticas del lugar —se rió del pobre muchacho que tuvo el infortunio de coincidir con alguien como Aksel Lambsdorff, que pese a ser un empresario con negocios limpios, tenía también sus sucios secretos que seguían manteniéndolo en la cima.—Llévame ahí —ordenó acomodándose las mangas de su camisa, tenía tantas ganas de romperle la cara y hacer de su vida miserable más de lo que ya era. El auto salió del estacionamiento llevándolos a la dirección que Harry le compartió al chofer, sus camionetas con los guardaespaldas de Aksel los seguían. Era bueno que el sitio fuera un lugar de mala muerte, pensaba él, no quería que la prensa l
A la mañana siguiente ellos se levantaron temprano para bajar al piso subterráneo vistiendo ropa deportiva, se ejercitaron por una hora y volvieron a subir para desayunar algo y luego vestirse para ir a trabajar. Se pasó por la habitación de su hija encontrándola vestida y preparada para ir a casa de sus abuelos, como solía llamarlos. Ciara se sentía alejada de su hija al estar más ocupada, pero Elanna parecía estar conforme y adaptada a su ausencia. Pese a eso, no dejaba de amarla y verla como la persona más hermosa que había visto y ese sentimiento era correspondido por su madre. —¿Lista para bajar a desayunar? —¡Si! Aksel se asomó por la puerta sonriéndole a la niña que alzó sus brazos para que la tomara entre los suyos. —¿Cómo amaneció la princesa más hermosa? —¡Bien! —sonrió genuina —Asel, ¿cuando voy a ir a la escuela? —Cuando estés más grande —la llevó con él hasta el primer piso con Ciara caminando a su lado —¿quieres ir ya? —Si. —Deberas esperar, mi vida —respondió si
Ciara Las palabras salieron disparadas de mi boca sorprendiéndolo por completo y ocasionando que su boca se pegara de nuevo a la mía, sus manos sujetando mi cuerpo, pegándome a su pecho y demostrando lo mucho que se había emocionado por mis palabras. Lo difícil que había sido para mi combatir con la inseguridad y falta de confianza, lo difícil que fue creer en él y en su palabra pero no fue imposible, no sólo se ganó todo aquello sino también mi amor infinito que crecía y crecía sin parar. Tanto que me abrumaba. —También te amo, preciosa. Cómo nunca había amado a ninguna mujer —musitó sobre mis labios, sonreí y dejé que las lágrimas se derramaran sobre mis mejillas. Mi pecho sin poder con tanta felicidad que atravesaba mi pecho, por tanto sentimiento que desbordaba de mi ser. —Esperé tanto por una persona como tú, que cuando apareciste sentí que no merecía tanto, que era imposible que alguien tan detestable como yo pudiese tener el privilegio de tener a una mujer auténtica, valiente
Ciara Aksel decidió que haría una celebración por la reciente victoria que ahora era titular de muchos post de blogs, periódicos y revistas. Había dejado de perseguir a Aksel y ahora lo hacían con ella en busca de una declaración al respecto, pero no dijo nada. Se mantuvo en silencio y agradecí que fuese así, quería que esto parara ya por el bienestar de todos, quienes también parecían estar cansados de estar lidiando con el mismo tema. —¡Hola! —me saludó Amber quien iba llegando a mi casa —¡wow! Esto es precioso, Ciara. Admiró el lugar tal y como yo lo hice la primera vez.—¿Cómo estás? —pregunté manteniendo la sonrisa en mi rostro, feliz de verla de nuevo.—Un poco preocupada —volvió a verme con el ceño fruncido —ese día que saliste en las noticias enloquecí, quería masacrarlos a todos por decir tantas estupideces sobre ti. —Fue... horrible —me estremecí al recordar cómo me sentí ese día, la llorada que di cuando Aksel se marchó —pero creo que ya no soy mencionada. Tú... ¿creíst
Ciara Después de un largo momento sin querer apartarme de él logré tranquilizarme, a la vista de cualquiera mi reacción parecería exagerada, pero sólo yo sabía cuánto me había dolido que me dieran la espalda, comprendía su enojo pero jamás que me desecharan como si fuera cualquier persona. Era su única hija pero a ellos eso no les importó.—¿Amber? ¿Se fue? Él sacó el móvil de su bolsillo para llamar a Maria y preguntarle sobre mi amiga, quien al parecer seguía en cada preocupada por mi estado. —Dile que suba, yo... quiero hablar con ella. Aksel asintió pidiéndole a Maria que le dijera que subiera a mi habitación, le pedí que nos dejara a solas y él prometió estar al pendiente. —Pasa —le pedí cuando se asomó por la puerta y palmee el puesto a mi lado, mordí mi labio inferior y retorcí mis manos con los nervios a flor de piel. —¿Estás bien? —Si —traté de sonreír pero en su lugar salió una mueca —mi vida después que ellos me corrieron de casa fue demasiado difícil, te conté una p