Ciara El sábado por la mañana me levanté temprano para hacer un pequeño desayuno para los tres, Isabella había solicitado permiso para no asistir hoy.Sujeté mi cabello con una coleta y busqué en el refrigerador algo práctico, unos huevos con pan tostado y aguacate me parecieron una excelente opción. No era muy buena en la cocina, sólo sabía lo más básico y nunca había tenido el tiempo para aprender. Unos minutos más tarde tenía todo listo y cuando me di la vuelta para ir en busca de mis comensales los encontré entrando por la puerta de la cocina, con Elanna en sus brazos se acercó para darme un beso de buenos días. —¿Has cocinado? —preguntó tomando asiento en la barra. —Si, en un momento les sirvo. Para Elanna le serví un tazón de cereal con alguno de fruta picada, ella estaba aprendiendo a comer su cuenta y traté de ignorar el pequeño desastre que hacía. —¿Café o jugo? —Jugo —sus ojos puestos en cada uno de mis movimientos, una sonrisa adornando su rostro —te veo bastante an
Ciara Antes de volver a casa Aksel se detuvo para comprar comida, a petición de Elanna compró un cubo de pollo frito y papas, que comimos mientras veíamos una película infantil. De reojo miraba a Aksel conteniendo la ganas de reír al verlo tan entretenido con lo que se reproducía en la tv, contestando cada pregunta que Elanna le hacía con respecto a lo que no entendía. Más tarde ella se quedó dormida aferrada a su brazo, una escena que se me hizo bien tierna y que me dio a entender que ella estaba empezando a ver a Aksel como su figura paterna, esa que hasta entonces no había tenido. Él la tomó en brazos para llevarla a la habitación, la acomodó sobre la cama para que yo pudiese quitarle sus zapatos y acobijarla. Dejé la puerta entre abierta al salir, habían veces en las que me sentía culpable por dejarla sola mientras yo dormía abrazada con él. «Mala madre» me susurraba mi inconsciente muchas veces. Pero alejaba ese tipo de pensamientos de mi cabeza, merecía más que desgracias, m
Ciara —¿Y qué sientes al respecto, Ciara? —preguntó la psicóloga siendo cautelosa como siempre. Dejé salir un suspiro antes de contestar, bajé los ojos a mis manos y jugué con mis dedos. —Es... muy difícil de explicar, cuando él me lo dijo sentí como si mi corazón iba explosionar, me sentí importante y en sus ojos noté que en verdad sentía aquel sentimiento por mi, me lo ha demostrado con todas sus acciones que las palabras entre nosotros ya me parecen innecesarias —levanté la mirada para encontrarme con sus ojos analíticos, me encogí un poco antes de soltar aquello que llevaba guardando en lo más recóndito de mi ser —cuando estoy con él siento tantas cosas inexplicables, los recuerdos se esfuman, me siento feliz y... viva. Mi corazón late desbocado cada que me observa con intensidad, quiero sonreírle todo el tiempo, besarlo todo el tiempo y permanecer entre sus brazos. —Creo conocer la respuesta a eso y temo que tú también, Ciara —desvíe la mirada a la ventana sin contestar nada
Ciara Después del almuerzo me despedí de Elanna y le repetí mil veces a la señora April que al menor incidente me marcara. Ella me repitió cada una de las veces que no me preocupara por ello, y que si algo malo pasaba o ella deseaba hablar conmigo me llamaría. —¡Vamos a divertirnos mucho, Elanna! —alcancé a escuchar a Amy cuando subía al auto de Aksel. —No estoy muy segura de esto —le dije cuando él subió de copiloto. —¿Por qué no? Elanna estará muy bien cuidada y fue su decisión quedarse con mi madre. Está muy feliz con su nueva habitación. —Fue mucho —desvíe la mirada a la ventana viendo cómo salíamos de la propiedad de sus padres. —Espera ver la otra —comentó por lo bajo y sonriendo de lado . —¿Cuál otra? ¿Quieres remodelar el Pent House? —No, y no hagas más preguntas, preciosa. Espera a ver con tus bellos ojitos. —¿No iremos por ropa? —pregunté al notar que se desviaba por otra calle que nunca habíamos pasado. —No será necesaria —me guiñó un ojo haciéndome sonrojar al co
Observó su silueta desnuda frente al espejo y sonrió, complacida con lo que veía ahora en ella, ya no había ningún atisbo del asco que un día sintió por ella misma. Él se había encargado de recordarle su valor, de sentirse una mujer bella y que cualquier hombre desearía tener a su lado. Soltó la coleta que sujetaba su cabello y lo revolvió para darle un toque más sexi, buscó entre las bolsas la prenda que más se le adecuara a su cuerpo, era demasiada lencería la que le había comprado y que se daría el gusto de usarlas para que fuese él quien se las arrancara de su cuerpo. Eligió una en color rojo de dos piezas, con ligueros sujetando sus piernas y cuello, la prenda solo cubría lo esencial y dejaba el resto de su cuerpo al descubierto haciéndola ver seco y provocativa. Apretó levemente sus piernas y mordió sus labios imaginándolo rompiendo aquella fina tela, volviéndola loca con el placer que le ofrecía su boca en cierta parte que se encontraba humedecía al saber que él ya la estaba
Ciara Reprimí un sollozo cuando bajaba las escaleras, mi cuerpo entero dolía por toda la actividad física de ayer por la tarde. Aksel me alcanzó y sonrió al notar que seguía sin caminar del todo bien. —¿Quieres que te cargue? —asentí de inmediato de otro modo tardaría mucho en bajarlas, no estaba exagerando al decir que mis piernas se sentían como gelatina, esta mañana al despertar lo habíamos repetido de nuevo y seguramente lo volveríamos a hacer el resto del día. No iba a recuperarme pronto y no sabía cómo calzaría los tacones mañana. El timbre resonó por todo el primer piso, Aksel me dejó en el suelo y se apresuró a recibir la comida que habíamos ordenado, ninguno tenía ánimos para cocinar y tampoco quería que algún empleado viniera a irrumpir en nuestra soledad. Nos sentamos en una de las mesas del jardín, la suave brisa agitando mi cabello y refrescando mi piel. —Mañana empacarán la ropa que desees traer para acá —mencionó —puedes tomarte el día y aprovechar para estudiar pa
CiaraAl llegar al centro comercial se apresuró a bajarse primero para abrir la puerta y extender su mano para que la tomara, sonreí y me sostuve de ella para bajar. Una sensación indescriptible me embargó, sintiendo la libertad de poder presumir de él sin que se avergonzara de mi, sujetó mi cintura mientras caminaba a mi lado y comentaba sobre los lugares a los que iríamos. —Este es un buen lugar para comenzar —dijo señalando una tienda exclusiva de zapatos. —No es necesario, Aksel. Frunció el ceño volteando a verme. —Lo es, me encanta verte con ellos puestos —hizo referencia a los tacones —considéralo un auto regalo.Solté una pequeña risita y sin ponerme me dejé llevar a la tienda, dejándolo a él elegir los que más le gustaban y era impresionante el buen gusto que tenía ese hombre. Compró muchos pares de ellos, el armario era suficiente grande como para colocarlos todos. Pasamos por tiendas de ropa, tomó asiento en uno de los sofás y dejó que le modelara varias prendas, dando e
Aksel La miré terminarse de vestir con la ropa que había llegado esta mañana, se veía hermosa como todos los días pero esta vez, había algo diferente en ella, algo que me hacía no despegarle los ojos de encima. Tal vez se debía a la confesión de anoche, esas palabras que hicieron que mi pecho se inflara de orgullo por tener a la mujer más bella que mis ojos pudieron contemplar, a una mujer que no sólo poseía belleza superficial sino interior. Por muy rota que estuviese seguía siendo una excelente persona y me llenaba de felicidad hacerla sonreír más a menudo. —Si continuas mirándome tanto pensaré que me veo mal —comentó mirándome a través del espejo, le sonreí y sacudí mi cabeza caminando hasta ella para rodear su cintura. —Al contrario, te ves espectacular. —Lo sé —sonrió al repetir las mismas palabras que dije ayer por la tarde. —No quiero apartarme de ti, pero... —solté un suspiro cansino recordando todo con lo que tenía que lidiar hoy, Harry había enviado un mensaje informand