CiaraEsta vez Aksel me acompañó al doctor y después de una exhaustiva revisión recibí una buena noticia, si seguía cuidándome se retiraría el yeso entre sus semanas y dependiendo de la situación decidiría si sería necesario ir a terapia para devolver el movimiento en mi mano. Cuando íbamos de regreso al Pent House le pedí que nos dejara en el parque para dar un pequeño paseo, se despidió de mí con fugaz beso y agitó su mano a Elanna. —Las veo en la tarde. Asentí bajando del auto, caminamos hasta el parque y nos adentramos en él, me sentía más animada al saber que pronto mi mano sería libre de nuevo, era demasiado tedioso no poder contar con una. —¿Quieres regresar, cariño? —le pregunté cuando llevábamos más de media hora sentadas en una banca. —Si.Regresamos al Pent House, Maria nos estaba esperando con una deliciosa lasaña recién horneada, le había comentado hace unos días que era una de mis comidas favoritas y ella había dicho que en recompensa de mi notoria mejoría me prepar
Ciara Devoraba mi boca con ímpetu, paseando su lengua por momentos, mordiendo con suavidad la carne de mis labios, sacándome suspiros y causando que mi cabeza se nublara por completo. Sus manos haciendo una labor excelente, haciendo mi cuerpo convulsionar de placer, pedir más que sus dedos, algo más grande, algo que se negaba a darme todavía. Su boca descendió a mi cuello, lamiendo y mordiendo, hizo lo mismo cuando bajó a mis senos murmurando lo mucho que le gustaban y lo deliciosos que eran. Por un momento apartó sus dedos y su boca de mi, me sonrió juguetón y creí que alucinaba cuando se hizo espacio entre mis piernas. Mordí mi mano sana para que no escuchara el grito que ahogué cuando sentí su respiración en mi centro, cuando sus dedos fueron reemplazados por su lengua y sus labios. Sentí que mi mundo colapsó, quería gritar, llorar y retorcerme de placer, sobre todo soltar su nombre y pedirle más. Más de eso que ningún otro hombre me había dado, que ninguno me había hecho sentir
CiaraDespedimos a Amy en la puerta, quien volvió a recordarme la hora por la que pasarían mañana a recogernos. Cuando se cerró la puerta lo vi hacer una mueca y encaminarse al bar, la situación con su hermana fue un poco tensa, decidí no molestarlo y darle su espacio como muchas veces él hacia conmigo. Tomé a Elanna de la mano y caminamos escaleras arriba, bostezaba del cansancio, sus ojitos se cerraban a cada minuto mientras le daba el baño nocturno. —¿Quieres que te lea un cuento? Ella negó con su cabeza, sus manitas fregaron sus ojos.—Una canción, mami. Terminé de secar su cuerpo y la llevé de regreso a la habitación, le coloqué su pijama amarillo y la llevé a la cama envolviéndola en las sábanas. Me acurruqué a su lado tatareando la canción de siempre, recordándole que era la luz de mi vida. —Te amo mucho, mami —murmuró con sus ojitos cerrados a un segundo de dormirse. —Yo te amo más, mi bebé —deposité un beso en su frente y seguí cantando hasta que su respiración se volvi
CiaraDespués de darme una ducha y revisar que Elanna se encontrase bien, bajé al primer piso vistiendo un bonito vestido romántico de mangas largas en color rosa palo. Saludé a Maria quien ya se encontraba terminando de preparar los alimentos. —¿Desayunarás con el señor? —Si, lo tomaremos en la mesa del balcón.Ella me sonrió y asintió. Le ayudé a trasladar algunos platos, recibiendo negativas de su parte que no sirvieron de nada.—Iré a buscarlo —le dije cuando demoró en bajar, ella asintió guiñándome un ojo.—Ve.Subí las escaleras y anduve por el pasillo, no me molesté en tocar la puerta y entré encontrándolo a medio vestir. —Has tardado —caminé hasta él, recargándome sobre el umbral de su armario. —Me he quedado dormido —rió —alguien me dejó muy agotado anoche. Sonreí y me acerqué a él pasado mi mano por su barbilla. —Deberías imaginar cómo siento mis piernas —él alzó una ceja y pasó su vista a ellas. —¿Te duelen? Sacudí mi cabeza sin borrar mi sonrisa. —Digamos que es u
Aksel —¡Maldita sea! —patee una silla de mi oficina a causa de la ira que invadía mi cuerpo, estaba cansado de la misma situación en tres años, harto de sentir que todo estaba pasando porque me lo merecía pero esto ya había rayado los límites. —Sino le pones un alto esto sólo empeorará, Aksel. Y si ella se llega a enterar de la presencia de esa chica en tu vida también la hará pedazos —me advirtió Harry desde la ventana, también lucía molesto por la situación. —Lo sé, maldita sea que lo sé —pase la mano por mi cabello sintiendo la desesperación recorrer mi cuerpo, preguntándome en qué momento se me ocurrió contraer matrimonio con esa arpía, demostró siempre serlo y pensé que su amor por mi la cegaría y jamás me tendría en sus redes. —Entonces es momento de que abras la puta boca y resuelvas esto de una vez.—Empeorará, si una demanda llega a sus manos todo se terminará de ir a la mierda —me paseé por la oficina pensando en una solución que no trajera tantas consecuencias —si mi pa
AkselNos quedamos en silencio después de su respuesta, era comprensible y cualquier cosa que quisiera hacer seguramente tendría mi apoyo. Después del sufrimiento qué pasó por enfrentar una consecuencia que no sólo era su responsabilidad, sino de él también. Me levanté del taburete y fui con ella atrayéndola a mi pecho y dejando que repisara su cabeza en mi, abracé su delgado cuerpo sintiendo esa calidez que tengo me gustaba sentir. —Duerme conmigo —le pedí —necesito sentirte a mi lado, recordarme que después de todo no soy un pobre infeliz sino el hombre más afortunado del mundo. Su pecho vibró con la risa que soltó.—Exagerado.—No lo soy, es la verdad, Ciara. ¿Qué dices, dormirías conmigo esta noche? —Dudo mucho que dormir sea precisamente lo que hagamos —reí y besé la coronilla de su cabeza. —¿Y no quieres eso, Ciara? —le pregunté al oído sintiendo los espasmos de su cuerpo. —Sabes que si. La llevé a mi habitación y la dejé sobre la cama en lo que iba al baño para darme una
CiaraMe removí entre los brazos del hombre que sostenía mi cuerpo, sintiendo el cansancio en mi cuerpo luego de toda la actividad nocturna que habíamos tenido estas dos semanas anteriores. Mi corazón palpitaba desbocado cada que lo contemplaba, la conexión con él se volvía más intensa y si seguía así se me haría imposible poder contener todas mis emociones. Me sentía tan a gusto con él, teniendo su entera atención, disfrutando de sus caricias que me llevaban al cielo y que estaban siendo mi mejor escape de la realidad. La semana pasada había vuelto al psicólogo y había dicho que notaba más relajada, más alegre. Era sorprendente el impacto que podría tener una persona, para mí placer el que Aksel había tenido en mi vida era positivo.—Buenos días, preciosa —susurró a mi oído enviando un espasmo a mi todo mi cuerpo, mi debilidad era escuchar su voz profundamente ronca y sensual por las mañanas, o cuando estaba completamente excitado por mi. —Buenos días a ti también —murmuré abrazánd
AkselAbracé con fuerza su cuerpo después de aquella declaración, no me molestaba que después de este tiempo no confiara en nosotros, comprendía que eso llevaría su tiempo y que debía demostrarle que era confiable, no presionarla y sólo dejarla a su propio paso. Nos quedamos unos minutos en la misma posición hasta que el temblor en sus manos disminuyó, me aparté de ella para bajar del auto y ayudarle, la tomé de la cintura haciéndola que enrollara sus piernas alrededor de mi cadera, pegué su espalda en la camioneta y tomé sus labios entre los míos, disfrutando de su dulce sabor, de las delicadas y sexis carnes que poseía. —Alguien podría vernos —susurró apartándose de mí y viendo por sobre mi hombro. —¿Y qué importa si lo hacen? No me molesta que se enteren de nuestra relación, que vean que soy el poseedor de esta hermosa mujer que me vuelve loco —ronronee tirando de sus labios, succionando y mordisqueando con suavidad el inferior —¿te gusta eso, Ciara? ¿te gusta que diga que eres