Aksel —¡Maldita sea! —patee una silla de mi oficina a causa de la ira que invadía mi cuerpo, estaba cansado de la misma situación en tres años, harto de sentir que todo estaba pasando porque me lo merecía pero esto ya había rayado los límites. —Sino le pones un alto esto sólo empeorará, Aksel. Y si ella se llega a enterar de la presencia de esa chica en tu vida también la hará pedazos —me advirtió Harry desde la ventana, también lucía molesto por la situación. —Lo sé, maldita sea que lo sé —pase la mano por mi cabello sintiendo la desesperación recorrer mi cuerpo, preguntándome en qué momento se me ocurrió contraer matrimonio con esa arpía, demostró siempre serlo y pensé que su amor por mi la cegaría y jamás me tendría en sus redes. —Entonces es momento de que abras la puta boca y resuelvas esto de una vez.—Empeorará, si una demanda llega a sus manos todo se terminará de ir a la mierda —me paseé por la oficina pensando en una solución que no trajera tantas consecuencias —si mi pa
AkselNos quedamos en silencio después de su respuesta, era comprensible y cualquier cosa que quisiera hacer seguramente tendría mi apoyo. Después del sufrimiento qué pasó por enfrentar una consecuencia que no sólo era su responsabilidad, sino de él también. Me levanté del taburete y fui con ella atrayéndola a mi pecho y dejando que repisara su cabeza en mi, abracé su delgado cuerpo sintiendo esa calidez que tengo me gustaba sentir. —Duerme conmigo —le pedí —necesito sentirte a mi lado, recordarme que después de todo no soy un pobre infeliz sino el hombre más afortunado del mundo. Su pecho vibró con la risa que soltó.—Exagerado.—No lo soy, es la verdad, Ciara. ¿Qué dices, dormirías conmigo esta noche? —Dudo mucho que dormir sea precisamente lo que hagamos —reí y besé la coronilla de su cabeza. —¿Y no quieres eso, Ciara? —le pregunté al oído sintiendo los espasmos de su cuerpo. —Sabes que si. La llevé a mi habitación y la dejé sobre la cama en lo que iba al baño para darme una
CiaraMe removí entre los brazos del hombre que sostenía mi cuerpo, sintiendo el cansancio en mi cuerpo luego de toda la actividad nocturna que habíamos tenido estas dos semanas anteriores. Mi corazón palpitaba desbocado cada que lo contemplaba, la conexión con él se volvía más intensa y si seguía así se me haría imposible poder contener todas mis emociones. Me sentía tan a gusto con él, teniendo su entera atención, disfrutando de sus caricias que me llevaban al cielo y que estaban siendo mi mejor escape de la realidad. La semana pasada había vuelto al psicólogo y había dicho que notaba más relajada, más alegre. Era sorprendente el impacto que podría tener una persona, para mí placer el que Aksel había tenido en mi vida era positivo.—Buenos días, preciosa —susurró a mi oído enviando un espasmo a mi todo mi cuerpo, mi debilidad era escuchar su voz profundamente ronca y sensual por las mañanas, o cuando estaba completamente excitado por mi. —Buenos días a ti también —murmuré abrazánd
AkselAbracé con fuerza su cuerpo después de aquella declaración, no me molestaba que después de este tiempo no confiara en nosotros, comprendía que eso llevaría su tiempo y que debía demostrarle que era confiable, no presionarla y sólo dejarla a su propio paso. Nos quedamos unos minutos en la misma posición hasta que el temblor en sus manos disminuyó, me aparté de ella para bajar del auto y ayudarle, la tomé de la cintura haciéndola que enrollara sus piernas alrededor de mi cadera, pegué su espalda en la camioneta y tomé sus labios entre los míos, disfrutando de su dulce sabor, de las delicadas y sexis carnes que poseía. —Alguien podría vernos —susurró apartándose de mí y viendo por sobre mi hombro. —¿Y qué importa si lo hacen? No me molesta que se enteren de nuestra relación, que vean que soy el poseedor de esta hermosa mujer que me vuelve loco —ronronee tirando de sus labios, succionando y mordisqueando con suavidad el inferior —¿te gusta eso, Ciara? ¿te gusta que diga que eres
CiaraVolvimos a la mansión para darnos una ducha, me excusé con que quería nadar un poco. Elanna todavía jugaba con Amy y no parecía molesta por mi ausencia. La señora April nos dio una extraña mirada cuando ambos entramos a la casa, me sentí avergonzada al estar expuesta por el arrebato que tuvimos hace un momento. —Vamos, no te pongas así, es normal en las parejas —dijo él cuando me desvestía para entrar en la ducha. —Pues si, pero no deja de ser vergonzoso. Ambos entramos a la regadera y nos fue imposible permanecer con las manos quietas, terminamos consumiéndonos por el deseo una vez más y es que era incontrolable, sentía ganas de él todo el tiempo, cosa que jamás experimenté con otros. Era algo nuevo para mi y es que con Aksel compartíamos demasiado tiempo juntas y eso sólo incrementaba nuestra conexión. Bajamos al jardín vistiendo ropa para bañar, fui por mi hija para que Amy descansara de ella. Jugué un largo rato en la orilla con la atención de mi novio sobre nosotras, co
Ciara Mis manos sudaban exageradamente, estaba más nerviosa que nunca, sería mi primera vez trabajando en una oficina de alto prestigio y no quería arruinarlo. Era como empezar a escalar mi larga caminata hacia mi objetivo, hacia las metas que me propuse hace algunos años y que pensé nunca las lograría. Poco o nada había sido lo que dormí la noche anterior, después de aquella confesión de Aksel dormí a Elanna y fui a su habitación, incapaz de soltar una palabra y lo único que hice fue lagrimear mientras lo besaba demostrándole con hechos lo que mi boca no me permitía soltar. Esa noche me había tocado con tanta delicadeza, fue lento y romántico, fue como si hubiese venerado mi cuerpo toda la noche. Estaba perdida por él, lo sabía, pero me sentía incapaz de confesárselo. No quería darle el poder sobre mi y que esté terminar destruyéndome. Tenía miedo, demasiado, no por él sino por volver a vivir lo de años anteriores, porque si Aksel llegaba a decepcionarme el dolor sería el doble y
CiaraEl señor Jones no demostró cordialidad conmigo en toda la mañana y en realidad no era algo que esperaba. No había hecho gran cosa más allá de estar al teléfono y ocuparme de su agenda que estaba bien estructurada por su antigua secretaria, pasé por recursos humanos para firmar el contrato, me fijé en la paga y casi se me desorbitaron los ojos al ver la cantidad ahí, mucho más de lo que ganaba en aquellos club nocturnos mal pagados. Me dieron la bienvenida y después de eso volví a mi puesto fuera de la oficina del señor Jones. Sentía las miradas de algunas secretarias, cuchicheando entre ellas y sin tomarse la molestia de ocultar que hablaban de mi. Cuando fui al baño y lavaba mis manos me encontré con dos de ellas que repararon mi atuendo. Por primera vez no me sentí menos, no vestía ropa que una secretaria pudiera costearse con facilidad y ellas lo sabían. —La nueva, ¿cierto? —se acercó una de ellas, era una mujer un poco más baja que mi, delgada y alrededor de unos treinta a
Ciara Mis piernas se sintieron débiles y no me sentí capaz de levantarme sin irme de bruces al suelo, verlo delante de mi fue como si vaciaran un balde de agua fría sobre mi cabeza, un retorno al pasado que tanto quería olvidar.«No voy a caer en un juego tan viejo. Ese bebé no es mío»«No me interesa nada, Ciara. Es tu problema, no el mío. No me busques más por este asunto, no soy el padre del bastardo que tienes dentro»Esas palabras que jamás olvidaría, cómo me dejó a la deriva cargando con un peso que no sólo era mío, un error de ambos. Pero él se lavó las manos alegando que no era suyo, tan fácil que se le hacía a un hombre liberarse de las responsabilidades paternales. —¿Ciara? —soltó mi nombre cuando salió de la impresión, se veía más adulto, sus rasgos más duros y su cuerpo más fornido. Sentí unas grandes ganas de vomitar, quise lanzármele encima para desbaratar la sonrisa de medio lado que se dibujó en su rostro al reparar mi aspecto, quise gritarle tantas cosas que sufrí