37 - ¡Mi hermano está vivo!
Logré verlo. Ese era un paso importante y prometí volver, pero no sola ni con las manos vacías. Sin embargo, era obvio, que no podía hacer mucho, cuando estaba constantemente controlado por los guardias.

Cuando salgo afuera, Natalie se encuentra esperándome a una cuadra, completamente desesperada. Sin poder evitarlo, me lanzo a sus brazos y comienzo a llorar desesperadamente, como su no hubiera un mañana; sin embargo, dejé de hacerlo, cuando Arturo aparece detrás de mi asistente, con un rostro de preocupación, que jamás le había visto.

— ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí y vestida así? — pregunta, mientras se acerca a nosotras.

— El hombre nos siguió — No digo nada, porque al final de cuentas, lo iría a buscar para contarle todo lo que sé.

— Necesito hablar contigo, pero no aquí. No es seguro que te vean — Arturo arruga el entrecejo, y asiente. Agradezco a todos los dioses, de que sea una persona entendida, a pesar de que su apariencia muestre lo contrario.

Subimos a la camioneta
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