Una vez ellos estaban instalados, decido que es momento de descansar un poco. Me adentro en una delas habitaciones, para darme un majestuoso baño, hasta que siento, como Pau, viene caminando detrás de mí. — Hoy iremos a una fiesta — declara decidida. Frunzo el ceño, mientras la observo sobre mis hombros. — ¿Una fiesta? ¿Por qué o qué? — inquiero. En mis planes no está salir, sino descansar. Mis padres mañana ya vuelven, y aunque me quedaré un día más, puesto que hace poco estuve por aquí, no me parece una buena opción salir —. ¿Has visto las noticias? — Sí, y creo que no importa. Escuche a tu padre decirle a tu madre que organizará un evento — Al notarme confundida, procede a continuar —. Imagino que para presentarte oficialmente ante la sociedad. — ¡Oh! Eso sería…, raro. — ¡Estupendo! Esa es la palabra correcta Kaeri. Así que, ya que no serás la amante en cuestión de tu padre, debes darte el lujo de asistir a una fiesta con tu mejor amiga — insiste. — ¿Al club? — Definitivament
ARTURO BRUSQUETTI. Ella se veía hermosa, radiante. Se veía suelta y relajada. La vida da tantas vueltas, que termina colocándonos en el mismo lugar, pero yo no pierdo de vista mi objetivo principal. Recuperarla. Nunca antes la he tenido tan cerca, su aroma suave se adentró en mi ser, adueñándose por completo de mí. Tanto, que me ha costado contenerme en no saborear, sus labios carnosos y humedecidos, por el deseo de ella sentirme. Estábamos sumidos en un trance, donde solo existíamos nosotros dos. Pude haberme aprovechado de la oportunidad, pero opté por ser un buen hombre y hacer las cosas mejor a como lo hice en el pasado. Si quiero ganármela, debo ser el hombre que ella merece a su lado. Me aparto de su cuerpo y me dirijo al coche suyo, para abrir la puerta del pasajero. Ella con dudas, ingresa en el interior, con sus dos ojos redondos, observándome sin titubear siquiera un poco. Le lanzo un beso en los aires y cierro la puerta, sabiendo con certeza, que la he hecho temblar. Do
Una vez dentro de la oficina, me dedico a trabajar para no pensar. No estaba seguro de que decisión tomar, con la orden dictada por el abuelo. Era como que me sometiera dentro de un laberinto sin salida. Por una parte, está la idea de reconquistar a mi esposa, pero no a base de amenazas. Yo en serio quiero hacer las cosas bien. Y, por otra parte, está esa orden absurda de mi abuelo, de querer comandar los bienes ajenos. ¿A caso cree que Kerianne me cedería el mando solo por amor? Es ridículo. Y a todo eso… ¿Por qué siquiera lo estoy pensando? «Quizás porque es tu abuelo y confiabas en él» Mi abuelo. Mi familia. El gran señor de la mansión Brusquetti, jugando sucio y chantajeándome con el amor de mi vida. ¿Tan ciego estaba todo este tiempo? Levanto la mirada, concentrándome en un punto fijo, sin ver nada en realidad, pensando en una solución. Mi vida se ha vuelto un caos, especialmente desde que me divorcié. Mi familia no ha dejado de hostigarme, y ella…, la castaña que me vuelv
KERIANNE BACAB. Nunca antes había perdido los estribos, pero lo que salió en las redes; en los medios de comunicación, es el golpe más bajo. — Natalie, necesito información de la persona, que ha divulgado tales barbaridades de mi persona — digo, con la molestia. Todos en la empresa murmuran, sin ser capaces siquiera de mirarme a la cara, y decirme a la cara lo que piensan. No es que me moleste, a decir verdad, no me importa, porque pronto les callaré la boca, y se inclinarán ante mí. — Es que, ya sabemos de quien se trata — musita bajo, como si dudara un microsegundo en responder. Levanto la vista, para desafiarla y ordenarla al mismo tiempo la respuesta. — ¿Quién? — sisea. Estaba molesta, y no por lo que la prensa decía, sino porque ya habíamos cerrado esa parte del ciclo, para volver a empezar, pero esta vez, no sé cómo harán los Brusquetti, para librarse de la ira de mi padre. — El señor Arturo Brusquetti — responde. No podía creerlo, eso es inaudito. Arturo es el men
Mientras estábamos camino a mi departamento, en mi mente aún se reproducía, aquella sonrisa lobuna. Su pantalón negro con su tapado negro, y ese parche, lo hace ver como un ángel oscuro, una figura imponente que atrae las miradas de cualquier persona, sea hombre o mujer; sin embargo, su atención estaba puesta en mí. — ¡Kerianne! ¿Qué te sucede? Desde ayer andas muy callada, distraída. ¿Qué es lo que te tiene así? — pregunta mi amiga, y al parecer, no es la primera vez que pregunta —. Te estamos hablando, pero ni siquiera nos prestas atención, ni fingen con algún sonido, escucharnos. Bajo la mirada, y comienzo a jugar con mis dedos entre sí, sintiéndome un poco rara por lo que estoy sintiendo, lo menos que quiero, es que se burlen de mis sentimientos. No soy cobarde para negar lo que siento, y efectivamente, aunque no me guste la idea, Arturo tiene cierto poder sobre, porque realmente lo sigo queriendo. Puede sonar bastante raro, pero es así. Sin embargo, eso no significa que pueda
ARTURO BRUSQUETTI. Las cosas parecían ir bien, pero había algo que me impedía estar tranquilo. Estaba seguro que abuelo, seguía mis pasos. Vigilaba cada uno de ellos, especialmente, si eso implicaba, la cercanía de Kerianne a mí lado. Era imposible no hacerlo, y me siento fatal por lo que me toca vivir. No puedo vivir lejos de ella, no ahora que tengo, su aroma impregnado en mí. Su cuerpo vibrante, con cada caricia; y no, no necesité desnudarla para saber, que ella siente algo por mí. — Manda un ramo de rosas y un desayuno en la oficina de su hotel — ordeno a Mauricio. Este sin dudarlo, lo hace, pero minutos después llega, con una seriedad. — Señor, me acaban de informar que la señorita Bacab, ha vuelto a Londres — Un silencio nos envuelve, dejándome un poco sorprendido. — Pues entonces, calcula la hora, y mándaselo a su casa u oficina — El hombre asiente. — Señor… ¿Qué planea hacer con la orden de su abuelo? — Pasarla por donde no da el sol — respondo sin titubear —.
Estaba empacando algunas cosas para llevarme al hotel, porque, en definitiva, me estaba quedando allí por el momento, cuando un tono de mensaje, provino del celular. Habían pasado varios días desde que Kerianne se marchó, por lo que se convierten en varios días, desde que no contesta mis llamadas; y al parecer, tenía un motivo. En la pantalla del celular, mostraba una imagen de ella, saliendo de un restaurante, acompañada de un hombre. Un hombre alto y al parecer, con un estatus del mismo nivel en la sociedad. Se encontraban muy cerca, lo cual hizo, que mi sangre se calentara en mis venas. Si seguía alejado, no podría conquistarla, por lo que debía mudarme a la sede de Londres y así, estar más cerca de ella. Me fui al hotel, y me encerré en el pequeño despacho que había dentro de la habitación. Necesitaba terminar con mis quehaceres y marcharme de una buena vez. La conferencia duró casi dos horas, y luego tenía una reunión extra con unos socios. Recién por la noche, pude liberarme c
Todo lo que mostraba el dispositivo era algo, que hacía que mi cuerpo temblara inconscientemente. No me confundan. No estaba aterrado, más bien estaba molesto. Un sentimiento con el que me he familiarizado en estos años. ¿Cómo consiguió la prueba? No tengo la más mínima idea, pero sería capaz de besar a mi guardaespaldas por hacerlo. El video detallaba cada segundo, cada minuto de nosotros juntos, pero no pasó nada. Y a mitad, simplemente, ingresan y se la llevan. Posterior a eso, me doy cuenta de que alguien ingresa y comienza a desnudarme, para posteriormente salir. Siempre tuve en la mente que, entre Kerianne y yo había pasado algo más, pero simplemente no lo recordaba, y al verla inconsciente siendo sacada de la habitación, deduzco que tampoco recuerda nada. Todo esto fue una vil mentira, y con más razón ahora siento culpa por todo lo que vivió, cuando ni siquiera estuvo a mi lado aquella noche. Entonces, ¿Por qué aceptó casarse? Solo sabía una verdad y ella era inocente. Si