La niñera no podía creerlo: —¿De verdad?Juan lo afirmó misteriosamente.—Si no, ¿por qué el señor no tiene esposa ni hijos?Julio ya casi tenía treinta años. Incluso para los hombres de familia comunes, era bastante raro que un hombre de treinta años no tuviera esposa ni hijos. La niñera pensó que
Oscar notó en ese momento que Silvia no estaba bien de humor y de inmediato comenzó a actuar de forma mimada.—Mamá, ¿olvidaste algo?Silvia volvió en sí misma. —¿Qué es?—Un besito —Juan señaló su delicada mejilla. Silvia de inmediato le dio un fuerte beso.—¿Estás bien ahora?—Sí.Silvia sintió u
Julio le habló con total tranquilidad. Los ojos de Silvia se estrecharon en ese momento. Siempre había sabido que la identidad de Luis en el extranjero no era simple, pero nunca supo exactamente qué hacía. En muchas ocasiones, ella se daba cuenta de que él sufría graves heridas.—Hacer cosas que pe
Silvia no podía creer que el amor que había cultivado por él durante tantos años fuera descrito con solo una palabra: barato. Se sintió profundamente indignada. —Sí, ahora mismo siento que no vale la pena en lo absoluto. Las venas en la frente de Julio se hincharon, sus ojos se enrojecieron ferozm
Luis también notó de inmediato a Silvia y le lanzó una mirada bastante tranquilizadora antes de dirigirse a Julio con un ligero gesto de mano. —Señor Ferrer, es un placer conocerlo. No había ninguna tensión esperada; la interacción entre los dos era extremadamente cortés. Julio estrechó con firmez
Lo que Adrian quería decir era que Silvia podía comportarse de manera infantil por ahora. Pero si seguía así, Julio terminará cansándose algún día, y entonces realmente no podrían volver a estar juntos. Silvia no era ninguna tonta, podía percibir claramente lo que Adrian quería decir. —Asistente P
En la Taberna del Sol. Luis pidió unos platos favoritos de Silvia. —Has adelgazado últimamente, come más. —Está bien lo haré. Silvia tomó de inmediato el tenedor y miró la mesa llena de exquisitos platos, pero en realidad no tenía mucho apetito. —… Por cierto, ¿qué hablaron hoy? —le preguntó ell
Julio levantó su mano esbelta y la dejó caer con la punta de los dedos. —Has terminado en un estado realmente tan desordenado. Parece que ustedes no solo estaban cenando, ¿verdad?Esas palabras resonaron en la mente de Silvia como un fuerte trueno. ¿Qué quería decir con «no solo estaban cenando»? E