Como Ráfaga de viento

Pensé toda la noche en toda esta situación, tal vez deba hablar con Ricardo y ver si esta relación tiene algún futuro.

Al día siguiente, llego como siempre a la jefatura pero no veo a nadie en sus despachos, faltan Judy, Jake, Ricardo y el capi, ¿Dónde están todos?

"Darla, te estamos esperando, en la sala de juntas" leo, es un mensaje que dejaron pegado en mi escritorio después me dirijo a la sala de juntas donde están todos menos Ricardo.

- ¿Dónde está Ricardo? - pregunto a Judy sentándome a su lado.

- Ahora viene.

- ¡Bueno mientras tanto...! - exclama el capitán poniéndose de pie-  les aviso que Ricardo se ausentará por unas semanas, está  tomando sus vacaciones por un tiempo y viajará...

- ¿...Dónde se irá? - pregunto un poco frustrada.

- Donde su familia - comenta Judy entre susurros.

- ¿Hasta Israel? - pregunto abriendo los ojos con sorpresa.

- Si...

Mi corazón se deshace, se va a ir y a una zona en conflicto, ¿Por qué no me contó nada? Si anoche... él, yo... bueno, me relamo los labios al recordar el momento apasionado que pasé la noche anterior y siento que a mi lado se sienta alguien.

- No te lamas los labios - susurra.

- ¡Ricardo...! - exclamo alzando la mirada para verlo.

- Bueno, Ricardo ¿a qué hora es tu vuelo? - pregunta el capitán.

- Dentro de dos horas, capi.

Esto me pone en una situación difícil, la verdad es que ahora puedo sentir lo mismo que quizás sintió Patricio esa vez que le decía que me iba...está sensación no me agrada aunque sé lo que sintió él es triplicado por 10.

Llegó el momento en que veía a todos hablar pero no escuchaba a nadie, solo eran mis pensamientos, no podía evitar mis sentimientos de culpabilidad, tal vez no debería dejarlo ir, me paro, esto se está poniendo difícil, lo miro.

- ¡Que tengas buen viaje! - exclamo rápidamente después salgo de la sala sin mirar atrás.

Me oculto en el baño de mi escritorio y me pongo a llorar como una idiota, ¡estúpida te estás dejando llevar por tu atracción! me tapo con las manos mis ojos y en eso siento que alguien las toma,  las abre y veo unos ojos miel mirándome, me retira las manos y me besa presuroso en busca mi lengua, sus manos me aprietan con fuerza.

- ¡Pídeme que me quede y me quedo! - comenta entre labios.

- No puedo hacer eso - lo alejo torpemente - ¡ándate, es mejor para los dos!

- ¡No te entiendo, me aceptas y luego te alejas de mi! - chilla molesto.

- Es que esto no puede ser, ¡vete Ricardo, vete!

- ¡Me voy, esto es ridículo! - sale tirando la puerta mientras me siento desconcertada, estoy confundida con todo esto y no quiero sentirme de esa manera.

****

Pasaron dos semanas desde que Ricardo se fue de vacaciones, la verdad es que sigo confundida con la situación.

En este tiempo me sature de trabajo para no pensar en nada, pero es imposible, tal vez Ricardo me está gustando más de la cuenta y está atracción se está volviendo otra cosa.

Tengo lista una documentación para entregar en juzgados, sobre un caso en el que trabajamos hace unos días, son pruebas que debo hacer ingresar para el juicio que está pactado para el día miércoles, odio hacer estos trámites, para colmo me tocó un juez bastante odioso, sé que me tendrá toda la tarde en este trámite, cómo ya conozco al juez dejo todo listo en la jefatura para no tener ningún contratiempo en mis menesteres de la tarde.

El juzgado es en el centro de la ciudad, subo las gradas apresurada, esperando tener suerte, está vez en el despacho de juez pero solo es un deseo, puesto que una hora después, sigo esperando que la secretaria me tomé atención.

- ¡Necesita entrar por la otra ventanilla! - Exclama ni bien ve los documentos.

- ¿No cree que eso me lo podía decir hace una hora atrás? - pregunto sarcástica.

- Bueno, ahora se lo digo - responde sin mirarme - debe dejarlo en la ventanilla de abajo.

- ¡Gracias! - respondo molesta, tomo la documentación y salgo hecha un demonio del despacho.

Bajó las gradas, a esta hora hay muchas personas en el juzgado, así que debo sortear para no tropezar con nadie, siento que alguien me toma con fuerza el brazo, estoy por darle un buen golpe pero unos ojos celestes me detienen en seco.

- ¡Patricio! - exclamo desorientada, no entiendo hasta cuándo tendrá ese efecto en mí.

- Hey, Darla ¿Dónde vas tan molesta?

- Debo entregar estás pruebas a un juzgado y la estúpida de la secretaria no quiere recibirlas, quiere que baje a ventanilla - explico molesta con el ceño fruncido.

- ¿Cuál es el juzgado? - pregunta sin quitar ese hechizante sonrisa de su rostro.

- El ocho...

- Dame eso - me quita el sobre y sube de dos en dos las gradas, no pasan ni cinco minutos y lo veo descender sin el sobre en las manos - ¡Listo, labios dulces! Ya lo entregué.

- ¿Cómo hiciste eso? - pregunto sorprendida.

- Es bueno ser yo... - sonríe y tiemblo - ¿Tienes algo que hacer en estos momentos?

- Tenía que estar aquí toda la tarde pero como ya solucionaste ese problema, pues...nada.

- Vamos a tomar unos tragos... Ya terminé acá...

- Ok.

Caminamos unas cuadras charlando animadamente, Patricio siempre me anima, es el poder que tiene siempre sobre mi.

Llegamos a un restaurante alemán, nos sentamos a tomar una cerveza mientras charlamos de los recuerdos que compartimos, que son muchos. Unas horas más sin darnos cuenta la noche se asoma por la ventana del restaurante, un tarro de cerveza se volvieron varios, podría decir que perdí la cuenta, miro la hora.

- Increíble, nos olvidamos del tiempo...

- Cierto, es hora de irnos...pero iremos en taxi...

- ...Tengo mi auto unas calles más adelante.

- Eso no pasará, - sonríe - imagina que sería si un policía nos detiene y nos pone una infracción a una detective de homicidios y a un abogado casi fiscal, no pasará, definitivamente - toma mi mano y  me saca afuera del restaurante, con la otra detiene un taxi.

Nos acomodamos, estoy cansada y para ser franca la cantidad de cerveza que tomé me subió más de la cuenta.

- A tu casa, te dejaré en la puerta.

- ¡Como siempre un caballero! - exclamo echándome en su hombro después de indicarle la dirección al conductor.

El viaje es relativamente rápido, tal vez porque cerré los ojos y los abrí cuando Patricio acarició mi rostro para despertarme cuando llegamos.

- ¿Quieres una última? - pregunto sin pensar - ¿oh volverás a Buffalo está noche?

- Volveré mañana en la mañana - Patricio paga el taxi y sale tras mío- una más, está bien.

Entramos a casa, nos sentamos en el sillón de sala y decido hablar por la confusión que estoy sintiendo en estos momentos.

- Pato, hay algo que quiero contarte.

- ¿Dime, labios dulces?

- Conocí a alguien...

- Ok...- responde lentamente - ¿Y te gusta?

- Esa pregunta me la hacías cuando teníamos trece años y yo te contaba de mis novios...

- ...Es mi manera de tener celos, ¿no te diste cuenta?

- Me atrae más de la cuenta.

- No puedo negarte eso, Darla, - alza los hombros y da un largo suspiro - yo estoy casado con tu hermana.

- No es lo mismo...

- Lo sé, yo no siento lo que puedes estar sintiendo por ese chico...nunca lo sentí, así qué...

- ...Siempre dices que no debemos hablar de eso cuando nos vemos.

- Solo deseo que entiendas que no te debes sentir confundida, sé que me amas como yo a tí pero todo puede pasar...

-...Iré por las cervezas - exclamo intentando detener está conversación que no deseo tener, quizás no debía haber hablado, hay temas que están vetados para nosotros.

Entro a la cocina, abro la puerta del refrigerador me agachó para sacar las cervezas, ese momento siento que me levantan la falda tubo, acarician mi trasero con suavidad.

- Déjame hacer esto - escucho la voz de Patricio y mi cuerpo entero tiembla.

Acaricia mis piernas, siento como entra dentro mío sin decoro, Patricio conoce mis debilidades, conoce como me gusta ser tocada, con él, descubrimos que era el sexo y el amor a los 14 nuestra primera vez, la de ambos y desde ese día hasta el día de hoy, él conoce mi cuerpo mejor que cualquiera.

Patricio me toma en sus brazos, me sienta en uno de los muebles de la cocina, va sacando la ropa que me queda mientras hago lo mismo con la suya, sus manos corren por mi cuerpo, vuelve a entrar dentro mío, besándome con desesperación, ardo en deseo mientras me hace suya, mientras muerde mi labio inferior con posesión.

Saltamos de la cocina a la mesa del comedor y del comedor al sillón, donde soy yo quien tiene el poder sobre él y a él le encanta, sin detenernos terminamos en el cuarto, pierdo la cabeza y la noción del tiempo cuando lo tengo en frente.

Despierto cuando entra el sol por la ventana de mi cuarto, busco a Patricio, él no está, así que me levanto para buscarlo, escucho el agua de la ducha caer, tocó la puerta.

- ¡Pasá! - escucho.

- ¿A qué hora debes estar en el aeropuerto? - pregunto entrando al baño.

- A las 10 - abre la cortina - ¿Quieres entrar?

- Claro - respondo sacándome su camisa, entro a la ducha, Patricio me abraza y me da vuelta, después me alza, me empotra contra la pared, sin preguntar vuelve a penetrarme, se mueve ágilmente dentro mío, mientras yo me derrito en sus brazos con él agua que cae sobre nuestros cuerpos, terminamos juntos unos minutos después, me baja y me abraza.

- Vuelve a Buffalo conmigo...

- Patricio conoces mi respuesta...- exclamo con el ceño fruncido - estoy muy bien en Denver, no voy a volver.

- Siempre terminamos con esto - Exclama furioso saliendo de la ducha.

- Es un tema cerrado.

- No lo es...

- ¿Pero para que m****a me quieres en Buffalo? - chillo tomando una toalla para secarme.

- Te quiero a mi lado... - chilla saliendo del baño.

Salgo molesta tras de él y empiezo a buscarlo hasta que lo encuentro en el living terminando de vestirse, está molesto puedo notarlo en sus facciones.

- No seré tu amante ¿Eso es lo que quieres? - pregunto mirándolo molesta.

- ¿Amante? - pregunta echándome una mirada mordaz - para amante se necesita un matrimonio que no lo tengo...

- Estás casado con Dulce...

- Por obligación, no por amor y lo sabes muy bien y desde el comienzo, nunca te escondí nada, sabes bastante bien qué a  la única que amo y amaré es a tí - toma el picaporte de la puerta - pero creo que no entiendes eso...o tal vez tú compañero no solo te atrae, primero descúbrelo y me llamas - se va tirando la puerta.

Patricio viene a confundirme más de la cuenta, ¿o tal vez no? Tal vez esto es lo que necesitaba para tomar una decisión.

****

Llego a la jefatura, Tengo trabajo con Jake, debemos ir a investigar un caso en el que estamos trabajando, Jake me nota pensativa pero intento no contar nada de lo sucedido, prefiero no hacerlo, llegamos a la jefatura tarde casi a las seis, camino hasta el despacho de Judy, que está mirando unos documentos.

- Hola Judy ¿cómo estás? - pregunto entrando.

- Bien, todo bien...- abre los ojos emocionada -  Te tengo una sorpresa - Exclama sonríente.

- ¿Cuál? - pregunto sin comprender el entusiasmo.

- Ricardo llegó está tarde, fue al gimnasio.

- ¿En serio? - pregunto sonriente y demasíada entusiasmada - iré a hablar con él.

La verdad es que me alegra saber que ya volvió, deseo verlo, pensé mucho y me di cuenta que quiero a Ricardo y deseo estar con él, intentar dejar atrás a Patricio y su recuerdo, por el bien de todos.

Llegó al gimnasio, está vacío, ¿Dónde está?, saco mi celular y llamo a Judy.

- ¿Dime, amiga?

- No está en el Gym ¿estas segura que llegó?

- Claro que sí, el mismo me dijo que estaba allá, tal vez está en la ducha, espéralo afuera, no creo que se haya ido todavía.

- Ok. Lo espero, gracias, bye.

- Bye.

Voy al área de duchas, escucho el agua caer ¿estará solo? Me animo a abrir la puerta después lo veo, está sólo, el agua cae por todo su cuerpo, saboreo el momento, entro, él sigue sin verme, lo contemplo por un rato, hasta que se da cuenta, intento dar vuelta pero no logro hacerlo, lo veo acercarse a mi, me abraza cuando me tiene cerca, me alza y me lleva dentro de la ducha mientras me besa dejando que mi ropa se empapé, me desnuda poco a poco me sigue besando acariciando mi cuerpo  estoy más excitada todavía, mete la mano dentro de mis bragas y me las saca de un zarpazo, me alza y cuando estoy en sus brazos me penetra, empieza a moverse mirándome a los ojos, siento como entra y sale de mí en cada estocada me hace subir la intensidad de mi excitación hasta que ya no puedo más me agarro a él con más fuerza hasta que terminamos juntos en un delicioso orgasmo.

Salimos de la ducha después de unos minutos de haber descansado, me mira y exclama.

- Te vas a resfriar, ¿tienes ropa seca?

- Sí, en mi casillero.

- ¿Sabes? eres hermosa - me acaricia el rostro - anda a cambiarte te espero para llevarte a casa.

- Ok...

Saco ropa de mi casillero me cambio y guardo la ropa mojada en una bolsa empiezo a pensar en todo esto, sigo confundida, pero creo que aventurarme en esta relación es lo que deseo en estos momentos.

- ¿Vamos? - Exclama Ricardo volviéndome a la realidad.

- Ok, ya estoy lista.

- Que bueno, ¿Sabes? si tú no hubieras estado acá, yo no volvía - sonríe y toma mi mano.

Caminamos hasta su auto, ni bien entramos me toma de la mano y así conduce hasta mi casa, creo que está relación avanzará rápidamente y pienso dejarme llevar por ella.

- Llegamos...- dice sonriendo mientras detiene el auto en frente de mi casa.

- Muchas gracias - sonrío.

- Mañana te recojo...

- Está bien - me acerco y lo beso.

- Me quedaría contigo, pero tengo que hacer algunas cosas que dejé pendientes por el viaje.

- Mañana nos vemos, Richy.

- No lo dudes, mi amor - me vuelve a besar- y vete porque, sino no me voy

- Bye.

- Bye, baby.

Mientras camino a la casa recibo un mensaje.

"Hasta mañana baby, ya te extraño"

Ricardo podría ganar mis sentimientos con estos detalles, solo Patricio lograba hacerme sentir así, es hora de creer que   puede haber alguien más que Patricio en mi vida.

****

Ricardo llega, a las nueve en punto, salgo y veo como su mirada se fija en mí.

- ¡Qué bonita!

- Gracias -  Sonrío y me besa - vamos.

- Vamos.

Salimos del automóvil al llegar, descendemos y decidimos caminar alejados pero con una sonrisa cómplice en los labios, entramos y cada uno se dirige a su trabajo, a la media mañana mientras revisó unos expedientes escuchó el gruñido del capitán, gritando el nombre mío y de Judy, salgo del despacho y me encuentro con Ricardo en la puerta de la oficina del capitán, no está con buena cara, está molesto de algo y no sé si es conmigo, me abre a puerta y me hace entrar, sin antes ponerme la mano en el trasero para acariciarlo, yo le hecho una mirada de pocos amigos mientras me siento a su lado.

- Tengo una situación muy preocupante, - Exclama con seriedad y yo me siento culpable "quizás ya sabe lo nuestro"  - tenemos problemas en una secundaria del centro, están violando chicas...

-... Ah, ¿es eso? -  comento aliviada, todos dan vuelta y miran con reproche - lo siento - exclamo sonrojada "que metida de pata "

- Al punto, necesitamos que ustedes - mirándonos a nosotras-  entren de incognito para poder identificar a los violadores,  conseguir pruebas y arrestarlos.

- Está bien, capi - respondemos con tranquilidad,  pero siento la mirada del ojos miel que me atraviesa como un cuchillo.

- Ok, mañana entran, arreglense como jovencitas de preparatoria, es cuestión de una manita de gato y con eso pasan desapercibidas.

- Si...

- Jake y yo las cubriremos... - aumenta Ricardo con seriedad.

- ...Discretamente Ricardo - ordena el capitán-  no quiero que los vean con ellas y ellos no se acerquen.

- Capitán, no son carnadas...- responde molesto.

- No es que sean carnadas, ellas sabes defenderse, necesitamos que los identifiquen, ahora salgan de mi oficina - gruñe.

Salimos un poco ofuscado del despacho, Ricardo ese instante me toma de la mano y me dirige a su oficina.

- No quiero que vayas a esta misión - Exclama ni bien cierra la puerta.

- ¿Por qué? - pregunto sin comprender.

- Puede pasarte algo ...

-...Gracias por preocuparte, Ricardo, pero se atarme los zapatos yo solita, no necesito que andes tras mío cuidándome, soy policía a esto me dedico, se cuidarme sola...

- ¡Basta!  ¿dime que pasa si te rodean varios? ¿Qué demonios haces? Yo no creo que seas Bruce Lee para surtirte a todos sola, no tientes a la suerte.

- Lo voy a hacer, porque es una orden.

-¡bah!-Ricardo sale tirando la puerta, me quedo boquiabierta,¿ que piensa que soy una niña?, se cuidarme sola.

****

En la noche, mientras busco ropa, escuchó mi celular sonar.

- ¿Halo?

- Mi amor, necesito hablar contigo.

- Richie, no es el momento... - respondo con torpeza.

- Por favor, disculpa lo de esta tarde, tan solo quiero hablar.

- No se Richie, es tarde.

- No, no lo es, quiero hablar contigo, por favor.

- Es que mañana debo estar temprano si vienes hasta acá, tarda...- suena el timbre-... espera un momento, voy a abrir la pue...-abro la puerta está parado en frente mío, con cara de niño regañado.

- ¿Puedo entrar?

- Sí, claro.

Ricardo me abraza se queda así entrelazado, me mira y me besa buscándome la lengua apasionadamente, mientras tanto sus manos empiezan a acariciar mi trasero, atrayéndome a su cuerpo, sus manos siguen recorrido, me da vuelta y me pone de espaldas para acariciar mis senos encima de la blusa, empieza a desabotonarme, mientras besa mi cuello, me lleva para el sofá y se acomoda.

- Mírame mi amor, que ando loco por perderme en tus hermosos ojos.

- Yo me pierdo en esos ojos miel...

- Bueno nos perdemos los dos, entonces.

Sonrío mientras  sigue explorando mi cuerpo, ya me saco el pantalón y casi me tiene desnuda a no ser por las bragas, con las cuales comienza a jugar, acariciándome sobre ellas.

- Quiero jugar un rato - exclama besándome entre las piernas

- Estás loco - comento nerviosa - me vas a volver loca.

- Solo un ratito, después proseguimos - me guiña un ojo, juguetea conmigo a su gusto después me penetra, sus movimientos son intensos, sigue embistiéndome una y otra vez, me siento en las nubes, su olor, su cuerpo, sé que pronto terminaré.

- Termina ya, mi amor - ordena tan sensualmente que solo con su voz me hace terminar - así..- y con un respiro hondo se abraza a mí y también termina.

Después de un rato de quedarnos entrelazados me besa y se para.

- Bueno como te dije, no quiero que hagas esto, me da mala espina

- Ricardo - me paro - Tranquilo- Le acaricio la mejilla y su barbilla- se cuidarme solita.

- No, voy a permitir que estés sola en esto, y punto, quedamos con Jake que iríamos a recogerlas todos los días

-El Capitán se va molestar con ustedes.

- Al diablo el capitán, me importas tu - me jala y me besa - Si algo te pasa, y yo no hice nada, me muero.

- No me va a pasar nada.

- Igual, está decidido.

- Ok. Haz lo que quieran, nosotros cumplimos órdenes.

- Ok, no quiero discutir, ven vamos, que quiero un segundo asalto - me guiña el ojo con picardía, "ojos miel me estás haciendo muy bien"

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