Luego de bajar por escaleras, ignorando los llamados de mi madre para ir a comer, empecé a caminar con sólo un lugar en mente. Sharon. Ella tiene que saber que está pasando, que significan estos papeles que están en mis manos, que significa que mi madre llore a cada rato, y que esté tan agobiada.
Toco el timbre de la gran casa que está frente a mí, espero impaciente y al rato me abre la puerta una señora del servicio.
—Sharon —es lo único que digo. Ella me da una mirada rápida y se va por un momento, luego regresa diciéndome que está en su habitación.
La señora me guía hasta la habitación. La puerta tiene una gran S dorada en t
Estar en una situación como ésta me tiene muerta de miedo. Las palabras que hace un rato dijo ese hombre son espantosas y me dieron escalofríos. Estoy temblando, no sé qué hacer, solo quiero sacar a mis padres de aquí y huir, pero no puedo ni siquiera pensar.—¿Qué...? ¿qué piensan hacernos? —logro decir cómo puedo.—¿A ustedes? Nada ¿a tu padre? Digamos que lo llevaremos al propio infierno —responde y suelta una sonora carcajada. También se unen los demás.—Por favo...—¡Cállate! —le gritan a mi madre antes de que termine de hablar.Toman a mi padre y lo arrodillan, éste levanta la cabeza y nos mira suplicante. Esto me está partiendo el alma, las lágrimas empiezan a salir sin cesar. Todos le empiezan
Estar frente a la tumba de tus padres, sinceramente no se lo deseo a nadie. Nadie debería pasar por esto. Ellos son los seres más importantes en tu vida, cariñosos y bondadosos, en la mayoría de los casos, así que deberían ser eternos.Pero verlos morir es mucho peor, es como si te enterraran una estaca filosa en el corazón, tan doloroso que te mata el alma. En él sólo queda odio y rencor, pero, sobre todo, ganas de vengarte.—Lo lamento mucho —susurra en mi oído otra persona.Así han estado pasando y diciéndome eso, pero ni caso les doy. Mi tía, hermana de mi madre, con quién me quedaré, está justo a mi lado. Su mirada es fría, al igual que su corazón.Ella odiaba a mi mamá porque, tuvo lo que ella nunca pudo tener. Un esposo, una hija, una casa, una famili
Cuando llegué a mi nueva casa, estaba vacía. Mis maletas estaban frente a la puerta de mi nueva habitación y había una nota en la nevera.Tuve que salir. Desempaca y haz tu cena.—Margaret.Eso decía. ¡Qué buena tía tengo!Ahora estoy desempacando y volviendo a ordenar en el pequeño armario. Mi cama es un poco dura y el baño está sucio. Debo acostumbrarme.Al abrir el bolsillo delantero de la maleta veo mi nuevo celular, un pequeño regalo de la familia de Tania, ya que el mío se volvió añicos en la balacera. Debajo de éste, está una fotografía de mis padres en su boda. La única que logré rescatar. Se ven felices y enamorados. La estrecho contra
Al final Erik nos mandó una camioneta a recogernos, una muy fina, que tenía un conductor ya conocido para mí y champaña. El auto se detiene en la misma finca que pisé hace unos días. Sharon baja con una sonrisa y yo espero unos minutos adentro. Suspiro y luego salgo.Hombres diferentes están ahora armados por todo el lugar, la música está extremadamente alta, el lugar está muy bien iluminado y hay más autos que ese día. Con cuidado de no caerme debido a los altos tacones empiezo a caminar detrás de Sharon hacia la entrada. El hombre en la entrada detiene a Sharon y ésta indignada dice que somos unas invitadas especiales. Él pide disculpas y nos dejan pasar.Aquí adentro es otro mundo, es una fiesta muy distinta a la del otro día. Ahora hay más chicas bailando en tarimas y hay poca gente en comparación con la fi
Acabo de llegar a mi casa, queriendo encontrar un grato recibimiento, pero me encuentro a Margaret votando humo por las orejas y un poco ebria.—¡¿Dónde carajos estabas?! —grita en cuanto termino de cerrar la puerta, tras de mí.—Le dije que iría a quedarme a dormir donde una amiga —contesto.—¡Mentirosa! ¿Crees que no te vi con ese hombre en el cementerio? Seguro estabas con él.—No miento, estaba...—¡Cállate! Y haz la cena.Se mete a su habitación, tambaleando un poco y cierra la puerta de un gran azote. Respiro profundo y me encamino hacia la pequeña cocina. Abro el refrigerador y encuentro que está vacío, sólo tien
Hace una semana no voy a la escuela, no contesto los llamados de las chicas, ni los de Erik y la he pasado con Tania ya que ella conoce más del tema que yo. Compré la mejor ropa con el dinero que me dio Erik y aprendí a maquillarme y a combinar las prendas para verme bien "caliente". Frase célebre de Tania.—¿Segura que quieres hacer esto? —me pregunta antes de subirnos a su auto.—Segura. Me cansé de que las chicas se rían porque me veo mal.Le mentí a Tania respecto a mi repentino cambio, ella cree que lo hago por las burlas, aunque también es por eso, pero más que todo para callarle la boca a Erik y a Bridgit.—Est&aacut
Dejo la bebida a un lado y me levanto de la silla, paso por el lado de Erik, pero él no se da cuenta debido a que está embobado viendo bailar a una chica que ni sé cuando llegó. Abro la puerta corrediza y entro a la casa. Todo está en silencio.Miro a todas partes y no veo a Chris así que decido volver, pero una voz me interrumpe y me hace dar un pequeño brinco en mi sitio.—¿Busca algo? —pregunta una chica del servicio.—Ah... La cocina, tengo sed —miento y ella niega con la cabeza.—Nos pudo haber llamado, pero si gusta puede buscarla usted —contesta señalando una puerta devai ven.
Despierto apenas sale el sol, lo cual es sorprendente ya que me acosté tarde. Entro a la ducha y me doy un baño de aproximadamente veinte minutos y salgo envuelta en una toalla.Abro mi pequeño armario que está un poco apretado debido a la nueva ropa y luego de un vistazo decido colocarme unos jeans ajustados, una blusa sin manga ceñida al cuerpo y sobre ésta, una chaqueta en cuero, color marrón. Ato los cordones de mis botas y por último amarro mi cabello en una coleta alta. Estoy lista. Hoy empieza mi labor. Matar a "El ruso". Tomo mis llaves.Salgo de mi habitación, encontrándome a Margaret tirando eructos en el sillón. Paso de largo, ignorándola.—¡Hey, niña! &iques