Dos años antes.
—Puedes decirle que surgió algo importante—
—No puedo cancelarle, lleva pidiéndome una cita desde hace mucho y la verdad creo que debería darle una oportunidad y dármela a mí también. no entiendo ¿Por qué no te cae bien? — Desde que le dijo a su amiga que iba a salir con Raúl se había empeñado en convencerla de que no lo hiciera, algo contradictorio ya que su amiga era la primera en decirle que debería tener citas y era Sofía quien se negaba.
—Supongo que no te convenceré—
—No—
—Debía al menos intentarlo—
—Tranquila estaré bien, solo será una cena— Antonella la convenció de compartir la ubicación de donde estaría con Raúl y le hizo prometer que la llamaría cuando llegara a casa.
Raúl era un chico de unos veinte años, estaba llevando una licenciatura en estudios literario y trabajaba medio tiempo en la biblioteca que Sofía solía frecuentar ahí fue donde lo conoció, parecía un tipo agradable y era fácil conversar con él. Sofía no sabía mucho de él más lo que brevemente le había contado, su padre había fallecido cuando era solo un niño, su madre volvió a casarse y era gracias a su padrastro que podía ir a la universidad.
Llevaban algún tiempo conociéndose y habían compartido un café un par de veces, hasta que hace unos días ella había aceptado salir con él, sería su primera cita ya que la que según iba a tener hace dos años con Giovanni no contaba.
—Que se diviertan— Dijo su madre. Sofía y Antonella salieron de la villa. Afuera la estaba esperando Raúl en su auto, luego de que su amiga de fuera en su propio auto él le abrió la puerta del auto para luego subir él y ponerse en marcha.
Condujo hasta un moderado restaurante al otro lado de la ciudad, no era lujoso, pero parecía agradable y lo mejor la comida era buena. Como siempre sus conversaciones eran fluidas y hablaban de diversos temas, nadie podía dudar que se llevaban bien, excepto su amiga talvez debió escucharla porque después de que salieron del restaurante la mirada de Raúl cambió tan repentino que por primera vez se sintió incómoda con él.
—¿A dónde vamos? — Preguntó Sofía. Cuando vio que no tomó el mismo camino de regreso. No obtuvo ninguna respuesta.
—¿Raúl? —
—Ya lo verás lindura— Contestó al fin. No era la primera vez que la llamaba así, pero por alguna extraña razón no le gustó quizás fue su voz sonaba algo diferente. Cuando estacionó el auto lo hizo en un lugar apartado con poca luz y no se miraban carros transitar. —Al fin solos— dijo Raúl acercándose a Sofía hasta acorralarla contra la puerta.
—Raúl…
Él la besó sin darle lugar a decir nada, ella quiso responder al beso, pero no pudo sentía que era demasiado pronto incluso para un beso, sobre todo porque él no dejaba de tocarla por todas partes.
—Espera— dijo ella cuando logró apártalo. —Es nuestra primera cita deberíamos esperar un poco— el chico resopló pensaba que era una tontería nadie creería que fuera pronto para un beso.
—Ya he esperado mucho por esto— La tomó de las muñecas, pero ella seguía resistiéndose a él mientras le pedía que se detuviera, pero él parecía no escuchar nada de sus palabras, mientras él la besaba ella mordió sus labios se echó para atrás con un gruñido y Sofía aprovechó para salir del auto, Raúl maldijo y salió tras de ella.
Sofía quiso correr, pero era casi imposible con los tacones que llevaba, Raúl estuvo frente a ella tan rápido que ni siquiera lo vio venir. —Raúl, por favor— intentó hablar
—No entiendo porque te comportas así Sofía, todo iba bien—
—Exacto— dijo ella —No hemos llevado bien, no necesitas hacer esto, te lo ruego— Él la tomó del brazo y la arrastró hasta el auto, esta vez hizo que entrara al asiento trasero y después entró él.
—La pasaremos bien, lo prometo— dijo él. Ella intentó salir por la otra puerta, pero tiró de sus cabellos hasta hacerla caer de espalda en un movimiento ágil él estuvo encima de ella, besaba su cuello mientras sus manos estaban ocupadas con sus piernas.
—No— gritó ella. —Por favor— suplicaba una y otra mientras lo empujaba, pero era inútil él era mucho más pesado y fuerte, se las arregló para tomar uno de sus tacones y se lo estrelló en su cabeza con todas las fuerzas que le quedaba, Raúl se quejó con un fuerte gruñido ella aprovecho para empujarlo e intentar huir.
Apenas logró abrir la puerta cuando él ya la tenía sujetada de su cuello, la maldijo y la llamó con palabras vulgares mientras la estrellaba contra la puerta, sintió un líquido caliente correr por su frente. Ella le estaba dando mucho trabajo no dudó en abofetearla más de una vez hasta hacerla sangrar de sus nariz y boca, rasgó su vestido, pero ella seguía luchando aun cuando ya no le quedaban fuerzas.
Sintió como él mordía sus pechos mientras rasgaba su ropa interior, todo empezó a darle vuelta y su cuerpo se ponía cada vez más pesado hasta el punto que ya no le respondía, cerró sus ojos porque ya era imposible mantenerlos abiertos no podía encontrar fuerzas en ninguna parte de su ser.
Escuchó un fuerte golpe luego unas suaves manos en su rostro mientras una voz la llamaba, no supo más porque cayó en la inconciencia, en un lugar oscuro donde se le ha sido difícil salir hasta el día de hoy.
Antonella llegó hasta el restaurante gracias a que Sofía le compartía su ubicación, esperó afuera en su auto, solo quería asegurarse que su amiga estuviera bien, había algo en ese chico que no le agradaba, estuvo averiguando y encontró que en un par de ocasiones había sido suspendido del colegio por agresión, sabía que talvez estaba siendo paranoica, pero no iba a dejar a su amiga sola.
Maldijo por que se distrajo con su celular cuando se percató el auto de Raúl ya no estaba donde lo había estacionado. Rápidamente buscó la ubicación del celular de Sofía nuevamente, miró la zona en la que estaban y se preocupó. No dudó en llamar a Andrés y contarle lo que ella presentía sobre ese chico. Se encontró con Andrés a medio camino y juntos se dirigieron hacía la ubicación del celular de su amiga.
Al parecer Raúl estaba muy concentrado en los que estaba haciendo que nos lo escuchó llegar, Andrés se bajó del auto y como un huracán arremetió contra el tipo mientras Antonella ayudaba a su amiga, se quitó su abrigo y cubrió el cuerpo de Sofía la llamó varías veces, pero no obtuvo ninguna respuesta. Miró a Andrés y era seguro que cometería un asesinato sino lo detenía, aunque le resultaba tentador dejar que lo matara.
La ambulancia y la policía no tardaron en llegar al igual que su padre de seguro él se encargaría de destruir la vida del que se atrevió a poner sus manos encima de su princesa.
Cuando despertó seguía luchando con quien creía que le quería hacer daño. Pero, eran los fantasmas que se instalaron en su mente desde esa noche. tuvieron que darle un tranquilizante antes de que se hiciera daño a ella misma, estaba dispuesta a morir si era necesario su mente se había quedado atrapada en ese fatídico momento. Fue difícil para su familia ver la condición en la que estaba su pequeña, el corazón de su madre se contrajo amargamente por verla en ese estado, pero necesitaban ser fuertes por ella, los necesitaría más que nunca.
Su madre estaba a su lado cuando despertó aún estaba algo confundida y su voz apenas era audible había gritado tanto pidiendo ayuda hasta que no pudo más. Fue algo difícil convencerla de que el desgraciado no había cumplido su objetivo, pero eso no aminoraba el daño que le había ocasionado.
Presente.
Sofía limpió las lágrimas que corrían por sus mejillas recordar aún le hacía daño, debería de estar compartiendo con su familia ellos estaban contentos con la llegada del mejor amigo de su hermano, pero su primer encuentro con Xavier había sido extraño y no estaba preparada para volver a enfrentarlo tan pronto. Y como siempre que tenía un acercamiento con un hombre, esa noche era seguro que sus miedos y las pesadillas volverían. Por eso no quería dormir.
Su terapeuta le había dicho esa mañana que no temía al contacto físico sino a la idea de que le hicieran daño y pensándolo bien Xavier debería ser alguien en quien confiar. ¿debía hacerse la idea que él podría llegar hacer como un hermano? No creí eso posible, pero si le hubiera gustado poder acercarse a él sin ningún temor, talvez con el tiempo pueda ya que de seguro le vería más seguido.
Y como si lo hubiera invocado miró hacia abajo y ahí estaba él en el jardín hablando por teléfono, se miraba más relajado ya no llevaba su saco ni su corbata y las mangas de su camisa estaban enrolladas, tenía una mano dentro de su bolsillo. Él caminaba lentamente viendo hacia el suelo mientras seguía hablando. Terminó la llamada guardó su celular y tiró su cabeza hacía atrás parecía estar viendo las estrellas de pronto su mirada se dirigió en dirección donde estaba Sofía y ella se quedó aún más inmóvil de lo que ya estaba, su balcón estaba a oscuras y dentro de su habitación también solo con la luz de una pequeña lámpara, no estaba segura si él la había visto.
Soltó el aire de sus pulmones cuando él volvió a entrar a la casa, eso había si extraño su corazón había palpitado más rápido de lo normal con solo verlo y pensar que él la había visto. Se acomodó en el sofá largo y se cubrió con la manta esperaba al menos dormir un poco.
—Adelante— contestó Xavier al llamado en la puerta de su oficina, Gino y Andrés lo habían convencido que podía quedarse en una de las oficinas del edificio de la compañía Ferrandino como el máximo inversionista era su deber supervisar de cerca los detalles del proyecto, como la compra de materiales y la contratación de proveedores entre otras cosas, claro Gino abarcaba gran parte de este trabajo y tenía al frente a muchos profesionales, pero la presencia de Xavier y de otros inversionistas era importante.Gino se sentía cada vez más seguro y confiado había escuchado de la gran capacidad de Xavier por eso acordaron que aprobarían juntos los presupuestos y los nuevos contratos a proveedores.Xavier desvió su mirada de su computadora hacia la persona que entraba por la puerta, hace dos días había contratado a una asistente, aparte del trabajo que debía llevar aquí, no podía evitar su responsabilidad con la compañía que dirigía junto a su hermana y cuñado en Estados Unidos, y debía cada t
Sofía terminó su última clase esa tarde, estaba por entrar a la biblioteca cuando Antonella su mejor amiga le bloqueó el camino, con ella estaban Sebastián que estudiaba la misma carrera que Sofía y otros dos compañeros más.—Hola a todos— saludó Sofía —¿Qué se traen?, ¿eh? — cuestión tirando de un mechón de cabello de su amiga y ella se quejó.—¿Estas escapando de nosotros? — Preguntó su amiga.—Claro que no— contestó Sofía intentando retomar su camino, pero su amiga volvió a detenerla.—De acuerdo, entonces vamos— dijo uno de sus compañeros mientras rodeaba sus hombros con uno de sus brazos haciendo que Sofía diera la vuelta y su cuerpo se tensó con el tacto.—Esperen… ¿A dónde vamos? — preguntó Sofía haciendo que todos se detuvieran ella aprovechó para soltarse del agarre de su compañero.—Como sabes hoy es mi cumpleaños— Dijo su compañero mientras subía y bajaba sus cejas. —Y vamos a celebrarlo— continuó él.—Sofí, anda di que sí, no me dejes sola con este bando de insolentes— sup
—¿Entonces a tus diez años construiste una pequeña casa? — dijo él después de que Sofía le respondiera a su pregunta de porque había escogido la carrera de arquitectura.—No lo hice sola, obtuve ayuda de mi padre.—Pero tú la diseñaste— Sofía se encogió de hombros.—¿Tienes otra cosa que hayas diseñado?—Ya fuiste a la azotea del edifico donde trabajas?—No, ¿Por qué?—Entonces ve y me dice que te parece—¿Y porque no vamos y me lo muestras tú misma?—¿Ahora?—Sí——No, ya es muy tarde.—Mañana, ¿Qué dices? — Sofía negó con la cabeza.—Tengo clases todo el día, solo ve, muchos empleados suben ahí cuando quieren un poco de aire fresco.—De acuerdo iré mañana— Dijo él levantando una mano como si lo estuviera prometiendo.Sofía recordó algo y frunció el ceño. —Por cierto, ¿porque te atravesaste a mi auto? — él bajó la cabeza con una sonrisa en sus labios. ¿Será que estaba avergonzado?—Ya te lo dije, te vi y quise alcanzarte.—Sí, pero ¿Por qué? Estabas con alguien… con algunas personas—
—¿Qué diablos estás haciendo? — Preguntó. Y Andrés lo miró y parecía somnoliento.—No tengo idea— contestó Andrés. Y su voz era de una persona que estaba completamente ebria.—¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí tomándote mi whisky? — Reclamó Xavier.—No creo merecerla— dijo Andrés mientras intentaba levantarse, pero los efectos del alcohol no se lo permitieron. Volvió a intentarlo y esta vez con la ayuda de Xavier lo logró.—¿Crees que deba ir con ella? — preguntó Andrés como si Xavier supiera lo que estaba hablando.—¿De quién hablas? — preguntó Xavier.—Debo ir a ver a mi esposa——No sería agradable que te viera en este estado. Mejor te acuestas un rato…——Dije que debo ir a ver a mi esposa— Estaba claro que ya no estaba nada sobrio.En ese momento la puerta del departamento se abrió dejando entrar a Irina, detrás de ella iba Aurora y Thomas asistente de Andrés.—Andrés— dijo Irina su voz sonaba muy preocupada se acercó corriendo hasta donde estaba Andrés.Al ver Andrés a su esposa se
De vuelta en su habitación Sofía entró a la ducha se dio un baño rápido después se colocó un pijama y se metió a la cama, antes programó la alarma en su teléfono y lo dejó en la mesita de noche. Esperaba que al tocar con su cabeza la almohada se quedara dormida ya que realmente se sentía cansada, pero para su desilusión no fue así, se giró hacia el otro lado buscando una mejor posición, pero nada su mente seguía divagando, cerraba los ojos y le llegaban imágenes de Xavier colocando la mesa, o picando frutas o solo viéndola a los ojos cautivándola con tan solo su mirada. Abrió los ojos frustrada, volvió a girarse otra vez… después de varios minutos con lo mismo se dio por vencida dejándose llevar por sus pensamientos y como una película por su mente pasaron casi todos los momentos con Xavier desde que se conocieron, solo de esa forma cuando el sueño la venció se quedó dormida. A la mañana siguiente Sofía despertó con el sonido de su alarma, eran las siete de la mañana, su madre dijo
Su vida social no volvió a ser la misma desde ese entonces. Sofía no quería volver a pasar por lo mismo nunca más. Ese miedo la había hecho no querer tener contacto con el género masculino y se volvía peor cada vez que esa noche la perseguía atreves de sus interminables pesadillas. Cansada de ser así, hace poco más de un año decidió aceptar ayuda profesional. Luego de varias sesiones tomó valor para salir con alguien, no fue tan bien la primera vez, la segunda vez no fue tan diferente. Esperaba no tener problemas en acercarse cuando alguien de verdad volviera a gustarle o al menos eso creía, aún era joven y había tiempo de esperar a la persona correcta, Su terapeuta se había encargado de que entendiera eso, además tenía cosas más importantes que atender ahora. Faltaba poco para graduarse. Pero había algo que la perturbaba o mejor dicho alguien, y aunque pareciera que no es así su presencia aún la ponía nerviosa, y esa mirada, la forma en como ella sentía que él la miraba provocaba
Sofía estacionó el auto justo en el momento en que sonaba su teléfono, sacándolo de su bolsillo miró a Xavier y le dijo —Es mi madre, puedes adelantarte— Xavier asintió y salió del auto.—Diga madre— respondió Sofía.—¿Está todo bien cariño?—Sí madre todo bien, yo… iré al cine llegaré antes de media noche——¿Cómo la cenicienta? — bromeó su madre.—¡Mamá!—De acuerdo, cuídate princesa.—No te preocupes mamá.—Oh espera, tu hermano nos pidió que vayamos a su villa mañana, dice que tiene algo que decirnos.—Bien, me voy madre.—¿Todo bien? — preguntó Xavier cuando Sofía llegó hasta dónde él estaba esperándola. Sofía asintió con la cabeza mientras entraban, era un restaurante de comida asiática.—Bienvenidos— los saludó un joven que al parecer era italiano, los guió hasta una mesa y les entregó el menú.—¿Estás segura que quieres pedir todo eso? — Le preguntó Xavier cuando ella escogió los platillos no sin antes preguntarle a él si le gustaban mientras el camarero iba tomando nota. Y par
Su mirada era acosadora y siempre ha querido evitarla, aun así, no podía, era como si sus ojos color miel fueran imanes para ella que la atraían una y otra y otra vez hacía él. Sin saber por qué ahí estaba nuevamente frente a él parecía como si él tampoco deseaba dejar de verla, ¿Cómo es que él está en su habitación? ¿Cómo se atrevió a entrar? Se preguntaba ella. el Joven se acercó a ella lentamente tanto que era como una tortura y cuando estuvieron a pocos centímetros, levantó sus manos y tomó su rostro, la joven se sentía como si su cuerpo fuera pesado, como si ya no le perteneciera y como si hubiera decidido no obedecer a su mente, se quedó inmóvil cautivada con tan solo su mirada, ¿Cómo tenía ese poder él? sus pulgares acariciaban sus labios y mejillas.—Eres muy hermosa— Le susurró él antes de unir sus labios con los de ella en un cálido, lento y tierno beso, aun así, podía sentir como ardían sus labios, su aliento y conforme pasaba el tiempo el fuego que antes la quemaba ahora e