—¿Qué diablos estás haciendo? — Preguntó. Y Andrés lo miró y parecía somnoliento.—No tengo idea— contestó Andrés. Y su voz era de una persona que estaba completamente ebria.—¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí tomándote mi whisky? — Reclamó Xavier.—No creo merecerla— dijo Andrés mientras intentaba levantarse, pero los efectos del alcohol no se lo permitieron. Volvió a intentarlo y esta vez con la ayuda de Xavier lo logró.—¿Crees que deba ir con ella? — preguntó Andrés como si Xavier supiera lo que estaba hablando.—¿De quién hablas? — preguntó Xavier.—Debo ir a ver a mi esposa——No sería agradable que te viera en este estado. Mejor te acuestas un rato…——Dije que debo ir a ver a mi esposa— Estaba claro que ya no estaba nada sobrio.En ese momento la puerta del departamento se abrió dejando entrar a Irina, detrás de ella iba Aurora y Thomas asistente de Andrés.—Andrés— dijo Irina su voz sonaba muy preocupada se acercó corriendo hasta donde estaba Andrés.Al ver Andrés a su esposa se
De vuelta en su habitación Sofía entró a la ducha se dio un baño rápido después se colocó un pijama y se metió a la cama, antes programó la alarma en su teléfono y lo dejó en la mesita de noche. Esperaba que al tocar con su cabeza la almohada se quedara dormida ya que realmente se sentía cansada, pero para su desilusión no fue así, se giró hacia el otro lado buscando una mejor posición, pero nada su mente seguía divagando, cerraba los ojos y le llegaban imágenes de Xavier colocando la mesa, o picando frutas o solo viéndola a los ojos cautivándola con tan solo su mirada. Abrió los ojos frustrada, volvió a girarse otra vez… después de varios minutos con lo mismo se dio por vencida dejándose llevar por sus pensamientos y como una película por su mente pasaron casi todos los momentos con Xavier desde que se conocieron, solo de esa forma cuando el sueño la venció se quedó dormida. A la mañana siguiente Sofía despertó con el sonido de su alarma, eran las siete de la mañana, su madre dijo
Su vida social no volvió a ser la misma desde ese entonces. Sofía no quería volver a pasar por lo mismo nunca más. Ese miedo la había hecho no querer tener contacto con el género masculino y se volvía peor cada vez que esa noche la perseguía atreves de sus interminables pesadillas. Cansada de ser así, hace poco más de un año decidió aceptar ayuda profesional. Luego de varias sesiones tomó valor para salir con alguien, no fue tan bien la primera vez, la segunda vez no fue tan diferente. Esperaba no tener problemas en acercarse cuando alguien de verdad volviera a gustarle o al menos eso creía, aún era joven y había tiempo de esperar a la persona correcta, Su terapeuta se había encargado de que entendiera eso, además tenía cosas más importantes que atender ahora. Faltaba poco para graduarse. Pero había algo que la perturbaba o mejor dicho alguien, y aunque pareciera que no es así su presencia aún la ponía nerviosa, y esa mirada, la forma en como ella sentía que él la miraba provocaba
Sofía estacionó el auto justo en el momento en que sonaba su teléfono, sacándolo de su bolsillo miró a Xavier y le dijo —Es mi madre, puedes adelantarte— Xavier asintió y salió del auto.—Diga madre— respondió Sofía.—¿Está todo bien cariño?—Sí madre todo bien, yo… iré al cine llegaré antes de media noche——¿Cómo la cenicienta? — bromeó su madre.—¡Mamá!—De acuerdo, cuídate princesa.—No te preocupes mamá.—Oh espera, tu hermano nos pidió que vayamos a su villa mañana, dice que tiene algo que decirnos.—Bien, me voy madre.—¿Todo bien? — preguntó Xavier cuando Sofía llegó hasta dónde él estaba esperándola. Sofía asintió con la cabeza mientras entraban, era un restaurante de comida asiática.—Bienvenidos— los saludó un joven que al parecer era italiano, los guió hasta una mesa y les entregó el menú.—¿Estás segura que quieres pedir todo eso? — Le preguntó Xavier cuando ella escogió los platillos no sin antes preguntarle a él si le gustaban mientras el camarero iba tomando nota. Y par
Su mirada era acosadora y siempre ha querido evitarla, aun así, no podía, era como si sus ojos color miel fueran imanes para ella que la atraían una y otra y otra vez hacía él. Sin saber por qué ahí estaba nuevamente frente a él parecía como si él tampoco deseaba dejar de verla, ¿Cómo es que él está en su habitación? ¿Cómo se atrevió a entrar? Se preguntaba ella. el Joven se acercó a ella lentamente tanto que era como una tortura y cuando estuvieron a pocos centímetros, levantó sus manos y tomó su rostro, la joven se sentía como si su cuerpo fuera pesado, como si ya no le perteneciera y como si hubiera decidido no obedecer a su mente, se quedó inmóvil cautivada con tan solo su mirada, ¿Cómo tenía ese poder él? sus pulgares acariciaban sus labios y mejillas.—Eres muy hermosa— Le susurró él antes de unir sus labios con los de ella en un cálido, lento y tierno beso, aun así, podía sentir como ardían sus labios, su aliento y conforme pasaba el tiempo el fuego que antes la quemaba ahora e
Xavier la reincorporó, pero no la soltó y mucho menos la alejó, sus cuerpos aún estaban pegados, se vieron directamente a los ojos por unos segundos, Xavier no pudo evitar bajar su mirada de los ojos de ella a sus labios, pudo observarlos de cerca sintiéndose tentando a probarlos, y por su parte Sofía por primera vez no sintió que quería escapar de él, pero sí, su corazón empezó a latir más rápido y en su estómago había algo revoloteando hacia todas direcciones, no sabía si se lo estaba imaginando o de verdad pudo ver las intenciones de Xavier, esa duda hizo que ella se mordiera su labio inferior, Pero la razón de Xavier pudo más que la tentación.—¿Estas bien? — preguntó él, al fin haciendo uso de todo su autocontrol y separándose un poco de ella. Sofía no podía encontrar su voz, estaba segura que si hablaba su voz sonaría un poco rara, pero asintió con la cabeza. “Que tonta fui” pensó ella. Él siempre estaba en el momento y lugar indicado para evitar que ella se estrellara contra al
Por fin el ascensor llegó al primer piso todas las demás personas salieron primero, Xavier tenía una media sonrisa en sus labios y no dejaba de verla, entonces Sofía alzó su cabeza para verlo no quería mostrarse afectada por lo sucedido —Ya deja de jugar, vamos a llegar tarde— le dijo mientras se soltaba de su mano y caminaba fuera del elevador, la sonrisa de Xavier se hizo más grande y fue tras de ella.Cuando llegaron al estacionamiento Sofía fue directo a su auto, ni siquiera sabía porque rayos había ido hasta su oficina, él tiene chofer perfectamente se hubieran encontrado en el lugar de reunión, —¡Rayos! — Sofía estaba molesta. —Vayamos en autos separados— le dijo a Xavier sin voltearlo a ver y ella se dirigió a subirse a su auto, cuando se sentó vio a Xavier sentado también al lado suyo. —¿Qué haces? Ve en tu propio auto— le dio ella.—Vienes hasta aquí ¿y ahora quieres deshacerte de mí? — le dijo Xavier que aún tenía la misma sonrisa que le dio cuando estaban en el ascensor. ¿P
Las puertas del ascensor se abrieron Sacándola de sus pensamientos “solo veré si todo está bien con él” trató de convencerse a ella misma, mientras caminaba por el pasillo.Estaba por tocar la puerta cuando esta se abrió, aunque Sofía estaba sorprendida no cambió su expresión seria de su rostro. —¿Se encuentra Xavier en su oficina? — Preguntó a la joven secretaria que salía, por un par de segundos la joven evaluó a Sofía antes de responder.—El señor Burgos no se encuentra— dijo la joven caminando hacia su escritorio.Un hombre como de mediana edad y una mujer como de unos 40 años con trajes pasaban por ahí estos eran antiguos trabajadores de la empresa y cuando vieron a Sofía se apresuraron a saludarla.—Señorita Sofía, que gusto verla por aquí— dijo la mujer.—Sí es bueno verla Señorita— confirmó el hombre.—Señor Rizzo, señora Moretti, igual es un placer verlos——¿Y cómo va la universidad? — Preguntó el señor Rizzo, él era uno de los arquitectos de la compañía.—Bien, todo va bien—