Media hora más tarde, los tres agentes que reclutamos estaban en hilera con la expresión seria y atentos a nuestras palabras.
Danissa había traído a Natasha Smirnov
Friedrich a Greg Kavanagh
Y yo al agente ya antes mencionado, Noah Swan.
—No es queja, pero ¿En verdad son tan machistas que prefirieron a agentes de su mismo género?— Ladeé la cabeza ante la pregunta de la princesita-reina de la entidad e hice un sonidito asemejado a una risa irónica. —¿Qué?
—Aquí y ahora no importa eso— Contestó Friedrich ciertamente hastiado con ella.
—Sí que importa, deberían ser tres y tres, igualdad de género, se le llama— Contestó la pelirroja con una molesta sonrisa que hizo bufar a Friedrich.
—Esto es lo que hay y si no te gusta no es problema de nadie en este lugar— Dije yo y la Cape
DANISSA JENKHA. Bien, lo admitiré, Nathan me parecía un tipo guapísimo, estaba bueno y los roces que últimamente había tenido con él causaban estragos en mí, haciéndome desear conocer el sabor de sus labios, pero debía controlar mis hormonas, suponía que ese deseo se debía a que Friedrich y yo hemos estado muy alejados y enojados, tanto que no he tenido sexo por un buen rato. Empaqué ropa suficiente para el viaje, estaba molesta con Nathan, por sus huevos iba a fingir que estaba embarazada y era aún peor, ¿Él y yo como pareja? Esto ardería en llamas, porque, aunque lo negara, el castaño me deseaba muchísimo y yo a él, compartir cama, espacio e incluso tener que fingir que nos amamos será una situación muy complicada para los dos. Tomé el bolso y lo colgué s
NATHAN FABRÉ.No, estaba del todo convencido de que ese altercado había sido accidental, yo fui quien se encargó de escoger el jet en el que viajaríamos, me encargué de supervisar todo referente al mismo, desde el motor, hasta el control de mando. Busqué la cuerda que abría el paracaídas, inmerso en mis pensamientos, este se abrió de golpe elevándome un poco, fue entonces que me pregunté ¿Dónde cojones esta Danissa? Todos habíamos bajado del avión antes que ella y la pelirroja no se veía por ningún lado, mis colegas me esperaban ya en superficie, yo estaba por pisar tierra y ella no se veía ni aquí ni allá.Joder, caperucita...
DANISSA JENKHA. Las coordenadas estaban perfectamente, la nave ya había pasado Italia y solo faltaba media hora para aterrizar en zona segura. Me encargué de mantener el orden entre todos y recapitular lo que cada quien haría en esta misión. Durante la última hora me mantuve en la cabina de control de mando, ayudando a Bradley con el manejo del Águila invisible. Tenía mucho rato sin tener acción y moría por llegar a esa isla y comenzar a tenerla de una buena vez. No descartaba que teníamos que ponernos en nuestro papel una vez que pisemos tierras Bakianas, por lo que debía preparar la estúpida panza de embarazada que usaría durante la misión. Nathan me jugaba una mala broma, pero no me conocía del todo aún y no tenía idea de que podría hacérselo pagar de mil formas.
El clima de la isla Bakii era tropical, por lo que el vestido que llevaba puesto era de tela fresca, con escoteVy largo hasta los tobillos, pero ligeramente suelto para que "no apriete al bebe" por lo menos eso fue lo que me dijo Nathan, que ese tipo de vestidos eran para no incomodarme ni lastimar al pequeño Fabián....—¿Fabián?— Inquirí ofendida a manera de broma. —Es niña, idiota y se va a llamar Anne Cheryl.Nathan hizo una mueca en su rostro manteniendo la compostura, pero era obvio que quería reírse a carcajadas de mí. Actuar de esa manera tan estúpida me hacía querer ahorcarlo a él y a mí también. Ya estábamos esperando a Valachi en su oficina, casi llevábamos más de una hor
MARZO 1991. T R A B Z O N T U R Q U Í AM I M I C A R E N A—Ríndete, o prometo que no seré piadosa contigo— MiCZ-75apuntaba al craneo de ese infeliz. Aquella era mi última misión durante los próximos dos años, debía cuidarme lo suficiente si quería que mi bebé naciera sano y sin inconvenientes. Le quité el seguro al ver que aquel hombre no iba a ceder. &
M I M I C A R E N A.—¿Por qué no ha llorado? ¿Qué está pasando?— Exigí saber, pero solo recibía miradas lastimeras.—El desfibrilador, ese bebé tiene que estar vivo— Ordenó la mujer y en cuanto escuché aquello, no paré de llorar, por más que me pedían que me tranquilizará, no podía hacerlo. Mi hija había muerto, mi hija....Iba a sentir que todo acababa para mí, pero entonces, fue el llanto desgarrador de una pequeña la que me devolvió lo que creí perdido. Ann, mi Obstetra me sonrió compasiva.—¿Puedo verla?—Clar&
M I M I C A R E N A.A la mañana del siete de septiembre, los rayos del sol recayeron sobre mí rostro, tape el mismo con el cobertor y me quejé un poco.Damián yacía parado frente al gran ventanal de nuestra habitación, en sus manos llevaba una taza de café y estaba sin camisa. Su cuerpo tenía años de entrenamiento duro y conciso, en la F.E.R.E.L.F, los agentes de combate y estrategias prácticas se les obligaba a enfrentar situaciones de supervivencia extrema. Él era el mejor de todos, siempre por arriba de la fila, demostrando que era digno de tener todas esas medallas, las que dejaban en claro cual era su rango.—Tres más y llegarás a la cima— Comenté destapándome por completó. —Ella necesitará de todo el poder,
ORILLAS DEL MAR ROJO,JEDDAH, ARABIA SAUDITA.El hercules aterrizó en el aeródromo de la base militar. Me había comunicado con una amiga saudí de él ejército de este país y le pedí ayuda para localizar la dirección. Si bien, cuando leí los documentos, fue tanta mi ira, que la posible dirección me pasó desapercibida, así que acudí a ella y con gusto me apoyó.—Te recuerdo que esto es muy confidencial— Dije, una vez que la mujer me recibió. —Nadie, absolutamente nadie de mi organización puede saber que he venido y si los tuyos preguntan algo al respecto, dirás que solo ha sido una visita fugaz.—Lo comprendo— Respondió, aunque hablaba fluido el inglés, su acento saud&iacut