ORILLAS DEL MAR ROJO,
JEDDAH, ARABIA SAUDITA.El hercules aterrizó en el aeródromo de la base militar. Me había comunicado con una amiga saudí de él ejército de este país y le pedí ayuda para localizar la dirección. Si bien, cuando leí los documentos, fue tanta mi ira, que la posible dirección me pasó desapercibida, así que acudí a ella y con gusto me apoyó.—Te recuerdo que esto es muy confidencial— Dije, una vez que la mujer me recibió. —Nadie, absolutamente nadie de mi organización puede saber que he venido y si los tuyos preguntan algo al respecto, dirás que solo ha sido una visita fugaz.
—Lo comprendo— Respondió, aunque hablaba fluido el inglés, su acento saudí se notaba mucho. —Aunque, Mimi, ¿Realmente quieres enfrentarte a tu peor tormento?
Me detuve y ladeé mi cabeza con mi mirada entornada en la suya. ¿Qué estupideces decía?
—Una guerrera jamás huye de sus luchas— Respondí con simpleza y solo escuché el suspiro que salió de ella. —Ahora, llévame a la avioneta.
Una vez que estuviera en la avioneta, planearía hasta las coordenadas que ella me había dado al llegar ahí.
Mi prioridad solo era llegar a ese infeliz, encontrar la cura para mi hija y de paso, fregarmelo. Había altas probabilidades de perder esta lucha, pero no desistiría de ella, no me rendiría hasta llegar al final y si en el final debía entregar mi vida para que ella creciera sin eso que la hacía inestable, entonces lo haría.
La avioneta despegó junto a mí, con un saludo militar me despedí de la solado saudí y después solo me dispuse a dirigir la aeronave hasta la dirección que me dio ella. En menos de media hora había llegado al lugar que constaba de una enorme estructura, que se asemejaba a la de un palacio y, precisamente lo era.
Manteniéndome alejada del área enemiga, aterrice y bajé, una vez hecho, acomodé mi chaleco antibalas y coloqué la capucha negra sobre mi cabello, con la intención de escabullirme y pasar desapercibida.
Bueno, eso hubiera servido si mi marido no hubiera interceptado la gran fortaleza que era ese palacio. Avancé cuidando mis pasos y manteniendo mis manos sobre las dos armas que llevaba a mis costados. Entré sin dificultad al jardín, rodeé la fuente, pero en cuanto iba a avanzar hasta la puerta, un mercenario apareció ante mi vista y tuve que mantenerme escondida, acuclillándome para no ser vista por la estructura de la fuente. Saqué mi sig sauger y disparé desde mi posición al hombre, la bala no dio en su dirección y maldecí.
Ya no importó esconderme, me mostré tal cual y comencé a disparar con el arma hasta que lo derribe a él y de paso a unos cuantos. No hubo inconvenientes a la hora de entrar al lugar, hasta que pase algunos pasillos, encontrándome a los hombres de Damián y sintiendo por detrás a varios venir por mí.
Tomé la muñeca de uno de ellos antes de que me tocara el hombro y lo hice caer al suelo de una vuelta mortal, mi pie se estampó contra su rostro y así me mantuve mientras peleaba con los que venían con él. Derribe a todos sin problemas, después solo dispare tres balas en la cabeza del imbécil que yacía bajo mi pie y seguí con mi camino.
—Ella esta aquí— Escuché que dijeron, reconocía la voz de Maxim Smirnov, marido de mi mejor amiga y mejor amigo de Damián. —¡Deja de esconderte, Mimi!
Rodee los ojos como si eso me fastidiara mucho, no me moví de mi lugar, el idiota le era demasiado fiel a Damián y a veces creía que estaba enamorado de él. Sentí el impacto de un pecho contra el mío cuando menos estuve alerta; el castaño claro me interceptó, tomándome con brusquedad.
A susurros me reclamó el porqué estaba ahí y me dijo que mi deber era permanecer a lado de nuestra hija.
—¿Y dejar que te maten? No mi cielo— Zanjé. —Si van a matar a alguien aquí...
Me detuve un momento, y apunté la pistola hacia el hombre que estaba a nada de atacar a uno de los nuestros.
Volví a plantar los ojos en él, y recorrí su mirada con intensidad.
—Va a ser a mí. Ella necesitará a su padre— Deje en claro.
—También a ti.
—A los dos, pero prefiero morir yo, antes que tú. Lo que sea que suceda ahí adentro, cuídala mucho— Pedí y me aleje sin escuchar sus advertencias, abrí las dos puertas que nos separaban de la otra sala encontrándome con más individuos queriendo atacar.
Por el pasillo en el que ellos se encontraban, hasta el fondo había una puerta doble. Estaba tan segura de que Berkan me veía a través de esas estúpidas cámaras que había en cada costado de las puertas, uno apuntando en mi dirección y otro al pasillo que daba para la izquierda. Mi mirada fue glacial, una sensación en mi pecho me llenó de adrenalina y, entonces, fui capaz de abrir esas puertas que protegían al hombre que tanto daño me ocasionó.
Y no me equivoqué, pero como lo supuse antes, estaba rodeado por un tumulto de guardianes que me miraban como si fuera carnada o, quizás, ese éxtasis que los volvía loco. Tras de mí se cerró la puerta de madera, pero no estaba sola.
Damián, no seas idiota
Dije en mi subconsciente, esta era una guerra a muerte y él lo sabía, o moríamos ambos o uno solo saldría con vida y prefería mil veces que ese fuera él, porque sabría cómo manejar el asunto, en mi caso si yo seguía viva y lo perdía, no tendría la fuerza suficiente para mantenerme de pie.
—Vaya, vaya, Damián y Mimi juntos nuevamente frente a mí— Su diversión fue tanta que estaba a nada de desquiciarme y aun no terminaba ni de hablar. —¿Qué los trae por aquí? ¿En qué puedo ayudarlos?
La ironía con la que hablaba me hizo querer acercarme y tomarlo del cuello, pero bastó con que él hiciera una señal a los hombres que lo rodearan para que se me acercaran amenazantes.
Fue en ese instante en que me di cuenta de las diferencias que había entre ellos y los que derribé antes de entrar a esa bodega; todos tenían los ojos rojos, como si no hubieran dormido por muchísimos días o como si estuvieran en los efectos de las drogas.
—MEKROC— Comenzó saboreando las letras de aquel extraño nombre. Yo detalle el lugar para encontrar una manera de combatir a sus hombres y tener un poco de ventaja, pero el lugar estaba atestado de esos hombres zombie. —Una sustancia igual de peligrosa, con los efectos de la metanfetamina, cocaína, krokodil y etorfina. Todas en una sola droga mejorada y con efectos que te convierten en esclavo. No es igual que la Mortal Human, pero es igual de letal para quien se enfrente a un consumidor de ella.
—¡Eres un cobarde!— Lo enfrente, pese a no poder acercarme a él. —Si te crees tan superior a todos nosotros ¿Por qué carajo no te enfrentas tu solo? ¿O necesitas a alguien que te respalde por mediocre?— Me reí con amargura.
Después de lo que dije, uno de sus hombres me interceptó y por más que luché para que no me pusiera ni un dedo encima, no pude evitar que lo hiciera y me arrastrara hasta él, ahí fue que Damián y los demás agentes comenzaron a luchar contra ellos solo por mí maldita culpa. Antes de siquiera llegar hasta Berkan, logré encestarle una patada en las bolas, luego con agilidad lo hice quedar justo frente a mí y no me detuve hasta verlo moribundo, la aceleración de mi corazón me estaba extasiando, el sonido de como muchos morían me angustiaba y volteé solo con la intención de buscar a Damián, lo encontré junto a su mejor amigo luchando a diestra y siniestra, pero aquel descuido hizo que más hombres me interceptaran a mí y terminaran llevándome hasta las garras de Toprak.
Uno de ellos me hizo caer de rodillas frente a él, entonces, el muy infeliz me puso una mano en la barbilla y apretando duramente me hizo alzar la mirada para verlo. El odio en esta no se hacía tardar en aparecer, su presencia me hacía querer matar sin controlarme, saber que mi nena podrá estar en peligro por él me preocupaba mucho.
—Eres tan estúpida que caíste en la trampa— El pelinegro emitió un sonidito parecido a una risa de ironía y yo me removí intentando sacar su mano de mi barbilla, pero hizo mas fuerte su agarre ahí. —Ambos cayeron ¿Creísteis que me emboscarían y atraparían así como así?— Forcejeando contra su agarre hice que enfureciera mucho y entonces me empujó haciéndome quedar cerca de Damián. Él dio órdenes a sus seguidores para que me sujetaran frente a Damián, dejándome ver como de un dos por tres lo hacían caer junto a nuestros colegas. —Inútiles, son unos inútiles sí pensaron que podrían conmigo.
—Eres...
—Soy un genio, Güzel, un genio que supo esperar el tiempo suficiente para tenerte a mis pies— No podía soltarme, me estaban reteniendo con una fuerza sobrehumana, y Toprak pareció leerme la mente porque contestó a la duda no implantada. —Ellos, Mimi, no son como los que consumieron MEKROC, son peor que ellos, con solo un...
Su mirada se dirigió a una dirección, me fijé por ahí y fue que me aterré tanto, Kenedy había caído inerte al piso en cuanto ese hombre de color tocó su hombro, dejándolo, finalmente, muerto.
—...bueno, ya lo pudiste ver. Entonces, O te rindes o tu querido marido se muere.— Vi a Damián, él no se inmutaba, estaba incluso más dispuesto que nunca y sabía que haría cualquier estupidez con tal de salvarme.
—No, nunca nos rendiremos— Dije en plural para que él entendiera mi punto. —No volveré a cometer el mismo error de antes, pero si quieres matar a alguien, entonces mátame a mí.
—¡No seas egoísta, Daniska! ¡Piensa en ella!— Exclamó al borde del derrumbe.
—Awww, ternuritas— Ironizaba el hombre al que más odiaba en mi vida mientras mis ojos no dejaban los de Damián, no quería llorar, pero me estaba haciendo pedazos. —Bien, maten a todos, menos a estos dos... llegaremos a un trato Güzel.
—¡No trataré contigo, maldito monstruo!— ME remoloneé, esta vez dejé que las lágrimas cayeran mientras era testigo de como todos mis compañeros morían uno por uno y no se de donde fue que saqué las fuerzas, pero me libre de los hombres que parecían ser de acero. Comencé a golpear sin parar, desgarrándome el corazón y deseando esta vez poder vivir para estar cerca de mi hija y dar cuentas a lo sucedido, para estar con Katherine, mi mejor amiga y hacerle ver que todavía había una vida por delante, para explicarle que su marido había dado todo de sí en esa misión y murió con honor. A mi lado, Damián también intentaba librarse de ellos, el que no lograra hacerlo me hizo sentir impotencia, me acerqué con la intención de ayudarle, pero ahora era sostenida por mi mayor temor, mi victimario, el verdugo que hace catorce años me hizo la vida imposible. La fuerza que implementó me sacó el aliento, su arma se colocó en mi frente, pero después
CINCO MESES DESPUÉSEl féretro de ella bajaba con lentitud una tarde encapotada de nubes tormentosas, personas vestidas de negras acompañaban a nuestra familia ante el gran dolor que estábamos pasando, aun después de cinco meses. La muerte de los seres que queremos jamás pasara en vano, dolerá como duele una bala o una daga en el corazón. Después de haber caído inconsciente, desperté dos semanas más tarde en un campamento indígena que me curó y ayudó mientras me recuperaba, en ese lapso de tiempo seguía siendo localizado por la F.E.R.E.LF quien primero había dado con el lugar de los hechos, después me encontraron a mí, recupe
La central de la organización abarcaba una gran cantidad de terreno a las afueras de la capital, la estructura estaba asegurada con acero y había muchos centinelas resguardando el área, para que nosotros, los agentes especiales pudiésemos trabajar en nuestros asuntos. Por lo general, la FERELF se hacía cargo de los trabajos más clasificados del FBI (Buró general de investigaciones), papá había dicho que un día heredaría todo ese legado, puesto a que soy nieta del fundador e hija del, ahora, mayor mandatario de la organización. Yo realmente soñaba con llegar hasta donde estaba él, pero me faltaba mucho para hacerlo y no descansaría hasta lograr estar ahí. La misión de rescate que se planeó instantáneamente, estaba siendo ejecutada por el equipo que ordené, mientras yo me hacía cargo de otros asuntos dentro de la base. Ya era el día siguiente y por alguna razón, mi padre me denegó el permiso para ser parte de esa misión y quería sab
Estacioné mi Chevrolet Camaro, uno de mis tantos autos, justo frente al impetuoso y más exclusivo club nocturno.Red Nightme recibía como comúnmente lo hacía desde que me vine a Manhattan, luces estrambóticas me lastiman la retina por un instante, el piso de abajo suele ser donde no importa a qué clase social perteneces, estando ahí, lo único que importa es que una sexi y bonita chica te frote el culo en la entrepierna y baile como si fuera una stripper, solo para complacerte o donde bebes hasta quedarte sin sentido común, sin la fuerza para despegarte de la botella o de la misma pista, solo con esa sed de querer olvidarte de todo, de amanecerte y ni siquiera recordar que mierda hiciste la noche anterior.Pasé entre toda esa gente, en ese momento me importaba un carajo quien me tocaba a roc
—Eres una agente de la F.E.R.E.L.F— Solté en cuanto capté todos los rasgos de ese tipo de agentes.La F.E.R.E.L.F es una de las ramas judiciales más grandes y de igual manera, mucho más secreta, los únicos que conocían acerca de la entidad, eran las otras ramas judiciales, los presidentes de los países en el que se establecen algunas centrales y el ejército nacional, quizás un par de familias con nexos políticos, pero nada más. Se suponía que yo estaba en un exilio gracias a mi padre, no quería saber nada de esa organización, no quería que las armas, las misiones, la acción me volviera a traer recuerdos no deseados.Volver significaría la desgracia para mí, pero también el regreso de una venganza inconclusa.
Comenzaba a pensar que esto era una mala idea. Según Siara, la misión para la que, prácticamente me obligaron a ser parte, requería de asistir a esa tal mascarada, en parte no me tenía sin cuidado ir, llevaría antifaz y dudaba que alguien me reconociera, después, nos encargaríamos de ponernos al tanto de la misión. Supuestamente solo sabían unos cuantos agentes, así que ella sería la que me daría la señal para acercarme y ponerme al tanto. Gruñí, aún no llegábamos al aeródromo y no soportaba el dolor punzante de mi cabeza. Ese chip me tenía con ganas de castrarme las pelotas, quizás el dolor sería menos insoportable si lo hacía. —¿Por qué no desactivas el micro?— Cuestioné bruscamente. —Ya estoy aquí, ya acepté, ¿No es suficiente para quitarme esa m****a? Ella me reparó por un segundo y luego volvió su vista a la carretera. —No— Dijo con seriedad. —¿Por qué no? —Porque de otra manera huirías y no estoy para andar persiguiendo a nadie—
—¿Por qué no vas escogiendo algún traje para ti? Luego iremos a escoger las máscaras. — Decía tan tranquilamente mientras se probaba un vestido en el probador, pero honestamente, mi respiración se aceleró en cuanto volteé a ver por inercia en dirección de un lugar, viendo con fijeza un vestido de satén rojo vino de mangas descubiertas. —¿Nate? La voz de ella parecía lo suficientemente lejos, mi mente divagaba entre los inhóspitos lugares de mi pasado, en la última gala a la que fui con... ella. La mujer que me enseñó la palabra AMOR, le gustaba usar ese tipo de vestidos solo para ser quien impresionara a los demás, me acerqué inconscientemente y leí la etiqueta que tenía un nombre.Danissa,comúnmente el nombre de ella comenzaba a perseguirme como alguna enfermedad y me molesté, pero no sabía si era por oír y ver su nombre en todas partes o por el hecho de que ella llevaría el vestido que me dejó inmerso en mis pensamientos. A Lana se le vería herm
La orden para llevar a cabo la misión fue dada, tuvieron que hacer un despiste para la hija del director, quien pareció caer y terminó mandando a hacer dos equipos. Debía admitir que tenía vocación para esto, su voz de mando era incluso impetuosa, tal cual ella, como la de una líder y me cuestioné, si realmente es tan buena en lo que hace ¿Por qué el director Jenkha la quiere fuera de la misión? Me guardé mis dudas para mí mismo y continué con mi tarea. No estaba dentro de la casa, me encontraba preparando las armas que llevaría y la camioneta en la que iríamos varios. Me saqué el traje blanco que llevaba puesto y terminé cambiándolo por un camuflado negro de pies a cabeza. Para cuando los demás salieron, me monte en la camioneta listo para partir una vez que subiera el equipo principal. La puerta del copiloto se abrió y mi hermano menor entró acomodándose la cachucha negra, me extendió su mano y vi un estuche de lentes digitales/escáner. —El director te asig