19 de mayo de 1742La isla paraíso le hace honor a su nombre y le queda corto. El lugar es tan hermoso que los marinos no pueden ocultar su asombro a cada paso que dan. Flores de todos los colores adornan el camino. El mapa los lleva por un sendero que parece hecho por personas hace mucho tiempo atrás.Empedrado con baldosas de color durazno, ni el paso de los años, ni el aparente abandono, han deteriorado su belleza. Se conserva perfectamente.Los altos árboles que franquean el sitio están tupidos hasta la copa, el viento los mece suavemente y de vez en cuando, algunas aves salen volando de entre ellos piando cantos melodiosos.Catherine lidera el camino junto a los señores piratas. Detrás, Arden y Andrew los siguen codo a codo. No se miran, ni se dicen nada, sin embargo, de alguna forma inesperada, ya no hay una tensión de odio entre ellos. Tampoco es que se caen bien del todo, simplemente las ganas de matarse de un tajo se han ido, para dar paso a una tolerancia muda.—¿Cuánto tiem
19 de mayo de 1742El camino sinuoso entre los árboles acojona de miedo hasta al más fiero de los piratas de la tripulación. Incluso el mismísimo Ragnar avanza con paso tembloroso mientras sujeta firmemente su hacha en las manos.Catherine sigue liderando el camino junto a Arden. Andrew va cuidando sus espaldas, a pesar de todo aquello que le ha dicho hace unas horas en el descanso, no piensa permitir que algo malo le suceda.La selva en ese lugar se siente silenciosa, ya no hay aves que revolotean y cantan entre las copas, ni siquiera los insectos realizan sus típicos sonidos agudos, que al menos los tranquilizarían un poco más; pues esa calma espectral les da la sensación de que algo va a saltar en cualquier momento para llevarlos a las profundidades de la oscuridad que los rodea.Portgas además de conseguir el agua, también consiguió algo de leña, e hicieron algunas antorchas improvisadas con los pocos recursos que les quedaron.Gotas de sudor recorren la frente de la capitana, ent
19 de mayo de 1742Catherine es quien da el primer paso hacia la entrada en el árbol. Los demás la siguen temerosos, y no es que ella no tenga miedo de hacerlo, pero es la líder, y su deber es guiarlos a todos hasta dentro.Arden le sujeta la muñeca justo antes de que termine de introducirse.—¿Estás segura?—Confía en mí, este es el final del camino. —Arden asiente y la deja pasar.Catherine entrecierra los ojos debido a la fuerte luz que mana del otro lado. No sabe hacia dónde está caminando, bajo sus pies se siente algo sólido, así que al menos le da la seguridad de que no caerá al vacío y morirá.Cuando la intensidad del brillo merma, logra ver todo con claridad. Es el lugar más bello que ha visto en su vida. No entiende cómo es que eso puede estar dentro de un árbol, pero hace mucho que dejó de cuestionarse la lógica de la magia.Un camino empedrado la conduce hasta una especie de patio abierto, rodeado por pilares circulares que parecen ser de mármol. El camino es flanqueado por
02 de septiembre del 742 A.P.La princesa de Regoria está de pie frente a ellos. El rey la mira con sorpresa, no puede disimular la impresión que le causa su belleza.Burchard trata de acomodarse la ropa andrajosa que tiene en un intento por impresionarla. La mujer irradia una hermosura casi celestial. Lleva un vestido largo etéreo de corte A, color hueso, que se ciñe a su cintura esbelta y pequeña. Burchard va subiendo la mirada hasta detenerse en su rostro, enmarcado por un largo cabello ondulante castaño oscuro. Su piel blanquecina y perfecta, parece de la porcelana más fina que alguna vez haya visto.Unos labios rojos carmesí son lo que más resalta de su cara, sus grandes ojos azules son cubiertos por unas pestañas frondosas y delicadas.Es como un ángel caído del cielo.—Su alteza, lamento mucho que tenga que ser recibida en estas bochornosas circunstancias —se disculpa el Rey.—No tiene de que preocuparse su excelencia —dice ella haciéndole una reverencia—, yo he decidido llegar
05 de septiembre del 742 A.P.El gran día de la boda entre el príncipe de Nasea y la princesa de Regoria había llegado. Los preparativos se habían hecho a toda prisa por mandato del rey. No se detuvo a reparar en gastos, las arcas del reino se usaron en más de una tercera parte porque quería que todo saliera espectacular y perfecto.Los amigos de Burchard no habían vuelto a hablar con él desde aquella noche. Tampoco había visto de nuevo a Xuan Xinyue. Y le pareció que era mejor así. Le prometió que podrían ser amigos, pero después de ver su reacción, no está tan seguro de eso.A pesar de todo, las invitaciones a la boda real llegaron a todos los rincones. Los cinco clanes principales habían sido llamados para acudir.Ninguno de ellos presentó la audiencia con el rey como pensaba que harían. Aquello no le gustó para nada, algo le hacía pensar que ese descontento silencioso podría convertirse en un problema a futuro.Esa mañana los sirvientes terminan de arreglar al príncipe. El muchach
12 de diciembre del 742 A.P.El matrimonio entre Burchard y la supuesta princesa de Regoria iba muy bien después de más de un mes de convivencia. El pueblo parecía tranquilo, pero había algo que al príncipe e incluso al rey le parecía extraño. No había ningún contacto de parte del reino vecino o de su gobernante, como si se hubiera desentendido de la princesa para dejársela al mejor postor.Eden actuaba como si nada de eso importara, de hecho, su comportamiento había cambiado radicalmente desde el matrimonio.Esa noche, ambos se encuentran en el palacio, Burchard le toma la mano para conducirla a la habitación y estar con ella una vez más, pero ella le dice que no con la cabeza y lo conduce afuera.El jardín real está radiante, se puede escuchar el revoloteo de los insectos que se ocultan entre los arbustos. Ahí iluminados bajo la luna llena, Eden lo acerca hasta el arco que da al acantilado.—¿Para qué me has traído hasta acá? —pregunta con curiosidad.—Hemos pasado ya mucho tiempo j
12 de diciembre del 742 A.P.Como un gran farol en medio de la oscuridad, la luna acompaña e ilumina el camino del príncipe, la princesa y sus amigos, hasta el barco que los llevará a la isla mágica. Eden convenció a cada uno de ellos de que la historia es real, los seis están más convencidos que nunca de que ir hasta allí es lo correcto para salvar al reino.Burchard nunca había navegado antes, lo había aprendido hacía varios años atrás cuando era más joven, y le exigió a su padre que le consiguiera un maestro que le enseñara. Sin embargo, el joven príncipe no pudo poner en práctica las habilidades aprendidas, pues su padre no lo dejó salir del reino, ni mucho menos navegar hacia otras tierras lejanas.A Burchard siempre le quedó la espina de poder hacerlo, se había enamorado del mar desde aquella ocasión, y su deseo siempre había sido recorrer el mundo.Sus amigos por otro lado, sí que conocían el oficio de la navegación, aunque, al igual que Burchard, muy pocas veces habían tenido
12 de diciembre de 742 A.P.La intensa luz que enceguece a los hombres frente al monolito disminuye poco a poco hasta dejarlos ver la inmensa riqueza a su alrededor.Son tantas hectáreas de oro, joyas, diamantes, rubíes, esmeraldas, piezas que incluso ellos desconocen; barcos que nunca habían visto en su vida, estatuas y bustos de dioses. El tesoro más grande jamás visto está ahí delante de sus propias narices.Los tres jadean de asombro, a Perry y a Barton se les abren los ojos hasta el límite, maravillados con semejante botín.—¡No puede ser! —exclama Perry.—Es real —susurra Barton.—Les dije que lo era —se ufana Burchard complacido.Las ganas de adentrarse en ese mar dorado son muy seductoras, sin embargo, se detienen antes de siquiera tocar la primera pieza. Un ruido seco de pasos a sus espaldas los hace girar violentamente.Desenfundan sus espadas, preparados para luchar con quien sea a costa de defenderlo. Los tres esperan agazapados mientras lo que sea que se viene se acerca c