12 de diciembre del 742 A.P.El matrimonio entre Burchard y la supuesta princesa de Regoria iba muy bien después de más de un mes de convivencia. El pueblo parecía tranquilo, pero había algo que al príncipe e incluso al rey le parecía extraño. No había ningún contacto de parte del reino vecino o de su gobernante, como si se hubiera desentendido de la princesa para dejársela al mejor postor.Eden actuaba como si nada de eso importara, de hecho, su comportamiento había cambiado radicalmente desde el matrimonio.Esa noche, ambos se encuentran en el palacio, Burchard le toma la mano para conducirla a la habitación y estar con ella una vez más, pero ella le dice que no con la cabeza y lo conduce afuera.El jardín real está radiante, se puede escuchar el revoloteo de los insectos que se ocultan entre los arbustos. Ahí iluminados bajo la luna llena, Eden lo acerca hasta el arco que da al acantilado.—¿Para qué me has traído hasta acá? —pregunta con curiosidad.—Hemos pasado ya mucho tiempo j
12 de diciembre del 742 A.P.Como un gran farol en medio de la oscuridad, la luna acompaña e ilumina el camino del príncipe, la princesa y sus amigos, hasta el barco que los llevará a la isla mágica. Eden convenció a cada uno de ellos de que la historia es real, los seis están más convencidos que nunca de que ir hasta allí es lo correcto para salvar al reino.Burchard nunca había navegado antes, lo había aprendido hacía varios años atrás cuando era más joven, y le exigió a su padre que le consiguiera un maestro que le enseñara. Sin embargo, el joven príncipe no pudo poner en práctica las habilidades aprendidas, pues su padre no lo dejó salir del reino, ni mucho menos navegar hacia otras tierras lejanas.A Burchard siempre le quedó la espina de poder hacerlo, se había enamorado del mar desde aquella ocasión, y su deseo siempre había sido recorrer el mundo.Sus amigos por otro lado, sí que conocían el oficio de la navegación, aunque, al igual que Burchard, muy pocas veces habían tenido
12 de diciembre de 742 A.P.La intensa luz que enceguece a los hombres frente al monolito disminuye poco a poco hasta dejarlos ver la inmensa riqueza a su alrededor.Son tantas hectáreas de oro, joyas, diamantes, rubíes, esmeraldas, piezas que incluso ellos desconocen; barcos que nunca habían visto en su vida, estatuas y bustos de dioses. El tesoro más grande jamás visto está ahí delante de sus propias narices.Los tres jadean de asombro, a Perry y a Barton se les abren los ojos hasta el límite, maravillados con semejante botín.—¡No puede ser! —exclama Perry.—Es real —susurra Barton.—Les dije que lo era —se ufana Burchard complacido.Las ganas de adentrarse en ese mar dorado son muy seductoras, sin embargo, se detienen antes de siquiera tocar la primera pieza. Un ruido seco de pasos a sus espaldas los hace girar violentamente.Desenfundan sus espadas, preparados para luchar con quien sea a costa de defenderlo. Los tres esperan agazapados mientras lo que sea que se viene se acerca c
12 de diciembre del 742 A.P.—¡Xuan! —llama Flecher. Los marinos se abren paso entre los árboles y lianas mientras buscan sin descanso a la mujer.La diosa Moone había desaparecido en una especie de niebla blanca sin dejar rastros, mas, Burchard sabe que se volverán a encontrar. Le molesta el hecho de tener que buscar a Xuan Xinyue, cuando podría estar volviendo a su reino de inmediato gracias a la magia de la diosa.—¡Xuan, sal ya! —grita Burchard.—¿Qué tan rápido puede caminar? —se queja Thor.—No lo sé, es la segunda vez que se pierde en esta isla.Los marinos caminan un buen tramo de selva sin resultado, simplemente la mujer no está por ningún lado.—¿Crees que podamos convencer a su padre de la alianza si le decimos que murió en altamar? —pregunta Thor en tono de broma.—No digas tonterías —reprende Burchard.—Solo era una idea —se excusa encogiéndose de hombros.A pesar de que sabe que no es correcto, a Burchard también se le pasa esa idea por la cabeza, e intenta disimular las
12 de diciembre del 742 A.P.Flecher corre hacia Burchard, que sigue arrodillado a un lado de su padre sin importarle que está a punto de morir bajo la espada del padre de su amigo.—¡Padre, no lo hagas! —suplica Flecher.Recién en ese momento, Burchard entra en razón y retrocede arrastrándose lejos de ahí.Zach Tranter, el padre de Flecher y líder del clan calavera se detiene justo a tiempo. Mira a su hijo con los ojos entrecerrados.—¡Hasta que se aparecen! —exclama visiblemente molesto— ¡¿Dónde demonios estaban?!Thor corre hacia Burchard y lo ayuda a levantarse antes de que otro de los líderes quiera intentar algo, sin embargo, su padre se da cuenta y le apunta con la espada.—¿Qué estás haciendo Thor? Defender al expríncipe es un acto de traición.—Padre, todo tiene una explicación, Burchard está de nuestro lado —dice Thor.—¿De qué estás hablando muchacho? —interroga el hombre.—Ya sabía lo del golpe que habían preparado, yo lo permití —habla Burchard por primera vez desde la co
03 de febrero del 744 A.PMás de un año ha pasado desde aquel acuerdo entre los clanes de Nasea. El reino prosperó como nunca gracias a la abundancia del tesoro. Nasea se convirtió en el primero en conseguir barcos mucho más avanzados, que permitieron el comercio entre reinos continentales más alejados, como Crira, al sur; o Unozia al sureste; uno de los reinos más alejados de todos, y que recién estaba consiguiendo su libertad, luego de haberse liberado como colonia ocupada por Crira.Burchard había dejado al mando a los hijos de los clanes como habían acordado, y todo parecía marchar muy bien. De vez en cuando Flecher o Thor le enviaban halcones marinos para informar la situación actual del reino, mientras él viaja por el mundo recorriendo los mares en compañía de Moone.La diosa había decidido quedarse en la tierra y vivir una vida fingiendo ser humana. Al principio, desaparecía cada luna llena de los brazos de su marinero a quien había apodado como pirata, para ir a cerciorarse de
04 de febrero del 744 A.PA Burchard no le gusta para nada la forma en la que el lord Xuan Hai lo aborda, sin siquiera esperar a que se pueda instalar o descansar del viaje. Tiene la ligera sospecha de que algo anda mal.El líder lo guía hasta el salón de reuniones, donde, para su sorpresa, ya lo estaban esperando los padres de los otros cuatro caballeros.—Padre, ¿qué significa esto? —cuestiona Flecher.—Estábamos esperando al príncipe Burchard para discutir un asunto urgente.—¿No podías hablarlo con nosotros antes? —El tono de voz enfadado de Flecher le hace pensar que de verdad no tenía idea de esto.—¿Qué es lo que necesita hablar tan urgente que no puede esperar? —pregunta Burchard plantándose frente al lord.Los otros cuatro están detrás de él y lo miran con una seriedad que busca intimidarlo. Sin embargo, él ya no es el mismo muchachito de hace un año. Las experiencias en el mar y visitando otros reinos lo han llenado de valor y conocimiento, ya no le teme a ese grupo de viejo
18 de febrero del 744 A.P.Un pitido en los oídos es lo primero que Burchard comienza a escuchar. Su cabeza le da vueltas y su visión se ha puesto borrosa, la desorientación que siente no le permite ponerse de pie tan fácilmente. Cuando intenta aspirar aire, sus pulmones duelen como si alguna presión interna le estuviera oprimiendo desde adentro. Buscar una bocanada de aire fresco le provoca un dolor inimaginable.Como puede consigue ponerse de pie. Un dolor intenso y un frío extraño le recorre la mano hasta la punta del hombro, al mirar sus manos se da cuenta de que está por completo cubierto de sangre. Todavía sigue confundido, y no alcanza a comprender que se trata de su propia sangre, brotando sin control de la parte de su mano donde se supone que debería estar su dedo índice.Se recuesta contra el árbol más cercano, ahora que su vista ha empezado a aclararse y el pitido en sus oídos disminuye, logra escuchar la batalla que se desarrolla a pocos metros delante de él.Arranca un pe