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Capítulo II Conociéndome.

Mi primera impresión en cuanto descendí la escalinata del avión, fue la sensacion que provocaba la luz y el calor, y ante todo la familiaridad de que había llegado a mi hogar.

Era ridículo, de pequeña vine de vacaciones a Tenerife, pero tras la muerte de mi madre, mi padre borro esa parte de mi vida, como todo lo que le recordaba a ella, pese a que la familia de mi madre le solicito poder pasar tiempo con ellos, en vacaciones.

En ocasiones miraba fotos, videos de las islas, en especial de Tenerife, me hacía sentir estar más cerca de mi madre. Cuando tuve la edad, a escondidas de mi padre, contactaba con la familia de mi madre, lamente la muerte de mi abuela, cuando tenía dieciséis años, así que solo tenía a mi tía Amparo y su marido, mi abuelo que está muy mayor, mi prima Gara, que es dos años mayor que yo, y su hijo Jonay, un niño adorable de cuatro años.

Somos como hermanas, quizás por ser ambas hijas únicas. Solo nos hemos visto por videollamadas, hablamos todos los días. La apoyé cuando el desgraciado de su exmarido la engañó, lo que hubiese dado por poder estar a su lado y darle una paliza a ese sinvergüenza.

Caminé por la pasarela hasta a la sala de recogida de equipajes, no me importa que sea un aeropuerto pequeño comparado al Aeropuerto Internacional de Heathrow, una sensación extraña me invadió, era como si todo me fuera familiar. Sentía que ya había estado allí antes. Me imaginé, que de pequeña, ya recorrí este aeropuerto en muchas ocasiones.

Sonreí, mientras recogía mis maletas, un policía me requirió el pasaporte en inglés, y me llené de felicidad, por primera vez iba a utilizar mi DNI español, lo había solicitado a escondidas de mi padre cuando cumplí los dieciocho años, ya que tenía doble nacionalidad desde que nací, gracias a que mi madre la tramitó para que tuviera todas las ventajas que se puede tener, al ser hija de padres de nacionalidades distintas. Nunca la había utilizado hasta hoy.

- “Aquí tiene”- le dije en perfecto español con un ligero acento canario, “Gracias, Gara, por nuestras largas conversaciones en español”-pensé.

El policía se sorprendió y me miro

- “Perdón, ¿es usted canaria?”-, me dijo revisando en mi DNI y mi lugar de nacimiento.

Sonreí alegre y mirando de arriba abajo al policía, mientras pensaba que, hasta los cuerpos de seguridad del estado, eran más deseables en España que en Inglaterra, este pensamiento me sorprendió y me corto la sonrisa.

 

- “¡Uff!, el cambio va más rápido de lo que pensaba”- pensé, y solté una carcajada.

-” Perdona señor agente, soy mitad española, de nacimiento, y canaria al 100%, de corazón” - el policía me miro y yo le guiñe un ojo.

-” Desde luego, eso no hay que dudarlo”- me contesto, sonriendo el policía y devolviéndome el DNI, y junto a él, vi que había un papel, con un número de teléfono.

Lo miré y sonreí- “Van mejorando la atención que la policía realiza a sus ciudadanos, ¿servicio personalizado señor agente?”- El agente estaba algo sonrojado, con una sonrisa,

- “Úselo para cuando lo necesites, estamos para servir”- me sentí deseada al instante. Lo volví a mirar de arriba abajo, y mis instintos y deseos femeninos se despertaron al instante. Me acerque lo suficiente para que el sólo me escuchara, cerca de su oído, junto a su cuello que se delineaba en el borde de la camisa del uniforme.

-” Lo usare, aunque tenga que exponerme al peligro...o ser yo la peligrosa, señor agente, téngalo por seguro, que lo usare”.  Sin más me alejé pasando por la puerta de llegada. Tras trapasar la puerta, vi a mi familia esperándome. Antes de llegar hasta ellos, vi a mi prima esperandome con un gran cartel de bienvenida, giré para mirar a por última vez a mi dulce acosador, y aún estaba mirándome con un deseo profundo en los ojos y una mirada intensa, con el rostro sonrojado, hasta que se cerró la puerta de llegadas al pasar yo. 

-” Cada día que pasa, me enamoro más de mi nueva yo “- pensé, antes de sumergirme entre risas en los brazos de mi tía y mi prima, estoy muy feliz de volver a casa. 

-” Y para mí no hay abrazo”- una voz dulce, profunda y cascada por los años rompió los abrazos y gritos que generábamos las tres mujeres Arteaga.

Me gire rápidamente, y los ojos se me llenaron de lágrimas al ver a un hombre de unos ochenta y siete años sentado en una silla de ruedas, con unos ojos iguales a los míos, aunque con rastro como telarañas, de los años que ha vivido y sufrido, al tener que despedirse de su hija muy pronto y del amor de su vida, cuando apenas se había recuperado de esa gran perdida. Su pelo rubio que daban ganas de ser acariciado y que yo había heredado, había desaparecido, dejando unas odas plateadas, que lo hacían aún más atractivo.

- “¡Abuelo, abuelo … abuelo!”-me eche en sus brazos arrodillándome, y él me abrazo llamándome con un nombre que hacía años no había vuelto a escuchar.

-” Mi princesa guanche ha regresado, mi Agy , unas de las mujeres más importantes de mi vida, me la han devuelto, ya soy feliz, como me recuerdas a mi hijita, a mi pequeña” mi abuelo lloro conmigo mientras nos abrazábamos.

 

 

Mi padre había dejado de llamarme Ágora, o Agy , su diminutivo, después de la muerte de mi madre y pase a ser Arely Watson.

Ágora era el nombre guanche que mi abuelo, fiel defensor de la cultura y las tradiciones canarias, “obligo” a que sus hijas pusieran a sus nietas, nombres de princesas guanches, ya que mi abuela, una gomera de carácter, no dejo con sus hijas, porque,  según la tradición de su familia, la mujer elegía los nombres de las hembras y el hombre el de los varones.

Mi abuelo comprobó pronto, que nunca sucedería, ya que solo tuvo dos hijas. Por decisión, claro está, de mi abuela, lo que demuestra que en mi familia las mujeres somos de carácter.

Mi prima se llama Gara, que es una princesa guanche de la gomera, por ello puso a su hijo Jonay, saltándose la tradición de mi abuela, total el exmarido de mi prima no se merecía ni ponerle apellido, pero bueno, ya que colaboro dejándola embarazada, pues... no diré más.

Ya que mi sobrino-primo Jonay es mi tesoro en la tierra, el único hombre que dejare que me domine de por vida, y solo tiene cuatro años.

Mi prima le puso ese nombre, ya que, según una leyenda de la Gomera, Gara y Jonay fueron dos amantes prohibidos que llevaron su amor hasta la muerte y aun mas allá. Y ese, según Gara, es el amor que siente por su hijo, el único hombre que ella permite y permitirá que se adueñe de su vida.

Yo me llamo Ágora que fue una niña-princesa guanche de los montes de Anaga, cordillera muy destacada del nordeste de Tenerife. Fue secuestrada y vendida como esclava al invasor, por eso mi abuelo, durante nuestra separación, cuando me mandaba cartas, ya que nunca quiso ajustarse a las nuevas tecnologías, decía que su princesa había sido secuestrada por el invasor inglés, como su hija, haciendo referencia a las negativas de mi padre a que pasara las vacaciones con su familia en Canarias.

Durante el trayecto al coche mi abuelo no me soltaba la mano y yo sentí todo el amor que llevaba años queriendo darme.

-” Agy que tal si vamos a dejar tus cosas en el hotel y luego vamos a comer todos casa del abuelo, esta todos esperándote con deseos de verte.  Así te puedes cambiar y quitarte esa ropa tan abrigada, estas en las islas de la eterna primavera, disfruta del sol y del buen tiempo.”- dijo Gara burlándose.

-” Ok, hermanita”- Gara y yo somos como hermanas, vamos a vivir juntas, yo le ayudare con hotel rural que regentaba, mientras no esté trabajando en el proyecto para el que he venido, la ayudaré a cuidar a Jonay mi adorable sobrino.

Gara y yo nos fuimos en un coche con las maletas y mi tía y mi abuelo en otro, para terminar los preparativos de la reunión.

-” Dime, Agy peligrosa, ¿qué le hiciste al policía para que se quedara mirando con cara de comerte?”- soltó mi hermanita nada más arrancar el coche.

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