—Gracias por todo lo que me ha ayudado, Sr. Black. Jamás podré agradecerle lo que está haciendo por mí, aun sabiendo que no es su deber ni tampoco está en la obligación de hacerlo —le dije una vez su auto se detuvo frente al edificio que vivía—. Detuvo el viaje y todos sus compromisos por mí...—No tienes que agradecerme, lo hago porque me nace y de corazón —respondió, dándome una sonrisa apenas perceptible—. Eres más que mi secretaria, Amanda.Hice el esfuerzo sobrehumano para no llorar. La situación en la que me encontraba me tenía sensible, por lo que su ayuda y sus palabras me reconfortaban un poco en medio del caos que estaba y no sabía siquiera qué camino tomar.Gracias a él empezaron la investigación cuanto antes y avisaron a muchos países, de no ser así, aun estaríamos esperando alguna respuesta. Y no era solo yo la que buscaba a su esposo, también estaban los familiares del resto de personas que iban en el avión y tampoco había rastro de ellos, igual de desesperados que yo, t
Hace unas semanas que mis padres y mis suegros llegaron a Australia, pero no hemos conseguido absolutamente nada pese a todos los esfuerzos que hemos hecho para saber algo con respecto a la repentina y mágica desaparición del avión. Ni siquiera el gran poder del Sr. Black ha podido hacer algo.Es como si el avión se hubiese esfumado del cielo, algo inexplicable e ilógico que nadie puede entender. ¿Cómo va a desaparecer un objeto tan grande y que cuenta con radares para localizarlo? Mil cosas pasan por mi cabeza, pero ninguna de ellas es coherente.La desesperación día a día nos consume, estamos muriendo lentamente al no saber nada de Will. Queremos ser fuertes y positivos, pero las esperanzas parece que se van desvaneciendo con el paso de las horas, y aquello no lo podemos permitir.Sé que Will aparecerá, sé que lo hará.Mi mente está colapsada y mi corazón resquebrajado ansia alguna respuesta, alguna señal que le diga dónde se encuentra su otra mitad, pero no encuentro más que silenc
Retrocedí en el tiempo y sonreí ante los recuerdos, los sueños que aún no se hacían realidad y todas las ilusiones que Will y yo nos hicimos con una nueva vida. El destino es incierto y nunca nos damos cuenta de que todo puede cambiar en cuestión de segundos, porque vivimos conformes y acostumbrados a una rutina de vida. Hasta que todo cambia y el mundo que conocíamos empieza a lucir diferente ante nuestros ojos.Me siento en una realidad alterna, desde donde solo soy espectadora de lo que se ha convertido mi vida y me encuentro a la distancia viéndome a mí misma, sola y perdida en un mundo que ahora se ha teñido de un gris ensordecedor y abrumador.Australia no solo era la meta de Will, sino el inicio de un nuevo camino que estábamos deseosos por recorrer. Planificamos una familia, sueños en pareja y mil vivencias que nos quedaron cortas, pero que aun siguen latiendo en mi corazón, con la esperanza de que algún día pueda cumplirlas tomada de su mano.Recorrí el apartamento una última
Cada una de sus palabras hicieron eco en mi cabeza, haciéndome sentir un miedo tan intenso que no me permitió emitir sonido alguno, ni siquiera fui capaz de alejarme de él cuando hizo el intento de acercarse a tocar mi mejilla.Mi corazón latía con demasiada fuerza, y los nervios fluyendo por todo mi ser se concentraron en mis manos que no dejaban de temblar. El dolor que sentía en el cuerpo y de cabeza incluso quedaron en un segundo plano ante su mirada, que ahora no escondía la malicia y la perversión.Lo miré horrorizada, incapaz de conectar mi lengua con mi cerebro e increparlo. Mis pensamientos iban a mil por segundo, no dejaba de decirme a mí misma que todo lo que me había dicho era una locura, una alucinación que era provocada por el fuerte golpe que recibí en la cabeza.—¿Q-Qué quiere decir, Sr. Black? —cuando encontré mi voz, esta era vacilante y muy baja.—No te alteres, ¿sí? El medico dijo que recibiste un fuerte golpe debido al choque, pero nada grave como para alarmarnos.
No tenía ni la menor idea de cuántos días habían pasado, de igual manera, ¿qué sentido tenía contar el tiempo estando encerrada en este infierno? Hiciera lo que hiciera, ese loco no me iba a soltar por más que gritara o le suplicara al borde de la desesperación. Solo se limitaba a observarme en silencio, ignorar mis preguntas y hablar de una manera que me aterraba y dejaba en claro que debía irme de ese lugar lo antes posible.La mayor parte del tiempo me mantenía encadenada, solo me liberaba para poder asearme y hacer mis necesidades, y me tenía tan vigilada que ni siquiera podía tener privacidad usando el baño. Una mujer de mediana edad era la que se encargaba de alimentarme, pero ni bocado había podido probar. La comida no tenía sabor, tampoco era como que se me antojara o tuviese gran apetito. Lo único que quería era irme muy lejos de ese loco o morir.Pensar en mis padres me daba fuerzas, pero cuando mi mente se llenaba de recuerdos de mi esposo y el dolor se incrustaba en mi ser
Con el paso de los días me convencía cada vez más de que Julen Black tenía todo que ver con lo que le había pasado a mi esposo, que era el culpable de que mi vida se hubiese acabado e incluso empezaba a dudar de que mis padres y mis suegros estuviesen con bien, porque si ese fuera el caso, ya me hubiese permitido hablar al menos con mi madre.Luego de ese día no lo volví a ver y no iba a mentir, no verle la cara era un alivio, porque así me podría serenar y pensar con calma un plan para escapar de este lugar, solo que no había mucho que hacer sabiendo que yo lo detestaba y lo aborrecía en todos los sentidos.Pese a que no me volvieron a encadenar, seguía estando presa en esas cuatro paredes. Lo único que podía hacer era caminar por la habitación y mirar por la única ventana que había, con la esperanza de ser libre, pero temerosa de que la paciencia de ese hombre acabara y terminara haciéndome daño.La mujer que siempre me traía la comida entró con una bandeja en mano y la miré desde d
Miré al hombre frente a mí en completo silencio, ataviado en un elegante traje gris que lo hacía ver muy guapo. Su cabello bien engominado hacia un lado estaba perfecto, a excepción de un mechón rebelde que descansaba en su frente y acentuaba todo su atractivo, sobre todo esos ojos tan azules y feroces que brillaban con suma intensidad. Sus cejas pobladas y oscuras le conferían un aire más rebelde y a la vez parco. Las facciones de su rostro eran perfectas, como las de aquellos modelos que posaban en las revistas. Sus labios delgados eran finos y rosas. Era tan alto que tenía que levantar la cabeza para mirarlo con detenimiento.Bajé la vista por su cuello, detallando esos tatuajes que resaltaban su piel y le daban aquel toque de chico rudo. Sus hombros y pecho eran anchos, seguramente por todo el ejercicio que hacía, era bastante evidente que se mantenía en forma. Sus brazos eran grandes y la tela del traje los estrujaban de una manera que resultaba excitante a simple vista. Su prese
De momento me había librado de que llegara a más, pero no siempre tendría una excusa que darle que lo hiciera retroceder. Desde que subimos a la habitación he estado encerrada en el baño, tardando lo más que pudiera en salir y darle cara. No quería compartir la cama con él ni sentirlo cerca de mí, ese lugar ya tenía dueño y de solo pensar en Will, el odio y el dolor se apoderaban de mí. ¿Por qué tuvo que arrebatármelo?No era el momento de dejar salir mis emociones contenidas, por lo que despejé todo el rastro de las lágrimas que pugnaban por salir y seguí sumergida bajo el chorro de agua, llenándome de fuerza para lidiar con ese desquiciado una vez pusiera un pie fuera del baño.Tardé demasiado, pero aquello no me importaba. Salí de la ducha y envolví una toalla alrededor de mi cuerpo, percatándome al instante que había una bata de seda junto a esta, una clara señal de que ese tipo había entrado al baño sin yo darme cuenta, puesto que había entrado sin nada y apresurada en el intento