AMANDARegresamos a Canberra antes de tiempo, pero no pude ir directo al apartamento para tenerle una sorpresa a mi esposo. El Sr. Black estaba retrasado con varios compromisos, por lo que me pidió que trabajara extra para no incumplir ninguno de ellos.—Necesito que organices mi agenda y de alguna forma asigna las citas que teníamos pendientes para este fin de semana. Normalmente no trabajo, pero con toda la situación que surgió aquí y teniendo en cuenta que la otra semana estoy lleno de compromisos, no tengo más opción que atenderlos entre el sábado y el domingo.—Le avisaré a todos —lo miré, tratando de entender por qué se veía tan serio y molesto—. ¿Necesita algo más, Sr. Black?—Sí, quiero ver el informe de las estadísticas. Supongo que ya tienes algo, ¿no?—No he podido adelantar mucho estando aquí, pero espero tenerlo listo a tiempo.—Déjame ver lo que llevas.—Sí, señor.Le entregué el computador en el documento que mantenía siempre abierto, puesto que no desaprovechaba cualqu
En los últimos días he estado tan llena de trabajo que no he podido organizarme con Will para asistir a nuestra cita con la ginecóloga que va a ayudarnos con nuestros planes de ser padres. Mi trabajo es algo tedioso y, en algunas ocasiones me gustaría renunciar por lo demandante que es, pero me está gustando mucho. Todo lo que he aprendido junto al Sr. Black me ha ayudado a avanzar y comprender muchas cosas que antes ignoraba.Por otro lado, mi esposo ha estado igual de saturado en el trabajo, por lo que, en los últimos días, apenas si nos vemos en las noches. Los fines de semana, o él viaja o lo hago yo con mi jefe. Ambos trabajos nos están consumiendo, pero bien vale la pena por el futuro de nuestros hijos y de nosotros mismos.En vista de que no he descansado desde hace dos semanas, me llené de valentía para pedirle un día libre al Sr. Black, con ello podré saber de una vez por todas los resultados de nuestros exámenes. Incluso Will se tomará un par de horas de su tan apretada agen
Quería descansar, dormir, ver televisión, leer un libro, incluso comer helado. Tenía en mente ir a cenar con mi esposo, pero con lo que ocurrió en la clínica, apenas si he podido analizar bien la situación. La doctora no mencionó que fuese grave o que no pudiéramos tener hijos, pero era de lógica sentir ciertos temores. Además de que me preocupaba más como estaba mi esposo que cualquier otra cosa.Durante el día traté de no pensar demasiado, pero cuando menos lo esperaba mi mente ya se encontraba divagando nuevamente, haciéndose escenarios tanto buenos como malos. Ahora entendía lo que decían, que la mente es el peor enemigo que pueda existir.Lo que debió ser un día para descansar del estrés del trabajo, se volvió en uno donde estuve dando vueltas por todo el apartamento sin encontrar sosiego alguno, tratando de no pensar en lo malo, y sin poder sacar de mi mente esa mirada acongojada de mi esposo.La noche llegó más rápido de lo que pensé y con ello la desesperación al ver correr la
Han pasado varios días desde que nos dieron los resultados de nuestros exámenes y desde que Will tuvo su pequeño momento de fragilidad, pero como siempre, supimos afrontar el problema y seguir adelante juntos, siendo esa pareja que no se rinde tan fácilmente.De momento, Will no ha ido a realizarse la siguiente toma de su próximo examen porque no ha tenido mucho tiempo libre, pero me aseguró que tan pronto pudiera ir, lo haría. Y aquello me hace feliz, porque eso me indica que su deseo de ser padre no ha desistido ante el primer obstáculo que se nos ha cruzado en el camino.Aunque aun lo noto pensativo y me ha confesado en más de una ocasión que siente miedo de que no podamos ser padres, le he dado la calma que tanto necesita, y su animo poco a poco ha ido subiendo.Así como ordenó la doctora, se sometió al tratamiento que deberá seguir por los próximos tres meses, todo con el fin de poder generar un esperma de calidad y que solo se trate de factores externos y no por algo fisiológico
No sé por cuánto tiempo dormí, solo sentí un suave toque en mi mejilla antes de abrir los ojos lentamente, soñolienta y desorientada, pensando que me encontraba en casa con mi esposo y no de viaje con mi jefe.Una mirada profunda y completamente azul me recibió de frente y el brillo en sus ojos me hizo sentir una ráfaga de frío. Un temblor se apoderó de mi cuerpo por milésimas de segundos, fue tan poco, apenas mientras salía del adormecimiento y todos mis sentidos despertaban de ese rico y reconfortante sueño.Quedé sentada de golpe al ver al Sr. Black muy cerca de mí, mirándome con una fijeza abrumadora y aun con su mano en mi mejilla. Mi corazón se aceleró, advirtiendo que lo que estaba haciendo mi jefe se pasaba de todo limite.Al igual que yo, salió de su estupor y se apartó un poco sonriendo apenas perceptible, pero aun podía sentir el calor de su mano en mi mejilla, algo que me horrorizó, más cuando los latidos de mi corazón no encontraban cómo estabilizarse en mi pecho.—Ya hem
En medio de mi desesperación, preocupación y angustia las horas se fueron pasando con una lentitud que me estaba matando poco a poco. Sentía en mi corazón que algo muy malo había pasado, pero a la vez me decía una y otra vez que debía confiar en lo que todos me decían: que todo estaba bien y solo se debía a la paranoia que me había carcomido la mente y el corazón.Pero ¿cómo poder explicar la desesperación que siento aquí en mi pecho? ¿Cómo tener calma cuando han pasado tantas horas y no he sabido absolutamente nada de mi esposo?No sé qué diablos sucedió, todo a mi alrededor perdió importancia alguna. En este momento donde me encuentro al borde del colapso, no tengo cabeza para absolutamente nada. De no ser por mi jefe, el Sr. Black, no podría conseguir algo de sosiego y tratar de pensar con más calma.Tan pronto terminó todos sus compromisos, se puso en contacto con la empresa para la que trabaja Will, y allí le aseguraron que todo el equipo con el que mi esposo viajó abordó el avió
—Gracias por todo lo que me ha ayudado, Sr. Black. Jamás podré agradecerle lo que está haciendo por mí, aun sabiendo que no es su deber ni tampoco está en la obligación de hacerlo —le dije una vez su auto se detuvo frente al edificio que vivía—. Detuvo el viaje y todos sus compromisos por mí...—No tienes que agradecerme, lo hago porque me nace y de corazón —respondió, dándome una sonrisa apenas perceptible—. Eres más que mi secretaria, Amanda.Hice el esfuerzo sobrehumano para no llorar. La situación en la que me encontraba me tenía sensible, por lo que su ayuda y sus palabras me reconfortaban un poco en medio del caos que estaba y no sabía siquiera qué camino tomar.Gracias a él empezaron la investigación cuanto antes y avisaron a muchos países, de no ser así, aun estaríamos esperando alguna respuesta. Y no era solo yo la que buscaba a su esposo, también estaban los familiares del resto de personas que iban en el avión y tampoco había rastro de ellos, igual de desesperados que yo, t
Hace unas semanas que mis padres y mis suegros llegaron a Australia, pero no hemos conseguido absolutamente nada pese a todos los esfuerzos que hemos hecho para saber algo con respecto a la repentina y mágica desaparición del avión. Ni siquiera el gran poder del Sr. Black ha podido hacer algo.Es como si el avión se hubiese esfumado del cielo, algo inexplicable e ilógico que nadie puede entender. ¿Cómo va a desaparecer un objeto tan grande y que cuenta con radares para localizarlo? Mil cosas pasan por mi cabeza, pero ninguna de ellas es coherente.La desesperación día a día nos consume, estamos muriendo lentamente al no saber nada de Will. Queremos ser fuertes y positivos, pero las esperanzas parece que se van desvaneciendo con el paso de las horas, y aquello no lo podemos permitir.Sé que Will aparecerá, sé que lo hará.Mi mente está colapsada y mi corazón resquebrajado ansia alguna respuesta, alguna señal que le diga dónde se encuentra su otra mitad, pero no encuentro más que silenc