Ellie Jhonson:
"Acepto la invitación"
Capítulo 5:
- Es él – le digo a Ed mostrándole la llamada que aparece en la pantalla de mi celular con el nombre de William Becket.
- Contesta – asiente en mi dirección mi mejor amigo. – Recuerda hablarle de Hans, pero primero necesitas que se gane tu confianza.
- Eso haré, pero tengo que encontrar el momento oportuno para hacerlo. Si me disculpan – me excuso, poniéndome de pie y saliendo a las afueras de la cafetería para obtener mejor privacidad.
Una vez afuera, me apoyo en la pared, tomo una larga respiración y luego acepto la llamada.
- ¿Diga? – mi voz sale titubeante y casi inaudible. No entiendo la razón de este nerviosismo si ya he hablado con él antes. Carraspeo la garganta y lo intento nuevamente con más tranquilidad: - Buenas tardes.
- Hola – dice en respuesta y esa sola palabra hace que mi corazón lata a gran velocidad y una vez más no logro descifrar mi reacción.
Se hace silencio al otro lado de la línea. Ninguno de los dos dice nada. Despego el teléfono de mi oído para comprobar si ha finalizado la llamada, pero no lo ha hecho. Mi nerviosismo aumenta.
- ¿Hola? – pregunto rompiendo el silencio. Necesito que diga algo, lo que sea.
- ¿Te apetece cenar esta noche?
- ¡¿Qué?! – pregunto alarmada. - ¿Cenar? ¿Esta noche? ¿Yo?
Debo parecer tonta, pero no me esperaba que me invitara a salir. Si antes mi corazón latía con fuerza, ahora siento que ha abandonado mi cuerpo.
- Sí – responde él con certeza. – Cenar. Esta noche. Tú.
- No entiendo – le digo. Quiero saber sus intenciones.
- ¿Qué parte no entiendes? Sabes lo que significa cenar, ¿verdad? – bromea y luego se ríe de su chiste.
- Me refiero a que no entiendo cuál es el motivo de la invitación. ¿Por qué me invitrías a cenar si apenas me conoces?
- Esta mañana me dijiste que me comí tu cena de hoy, así que quiero compensarte. Además, tengo un espantoso abrigo que devolverte.
Sonrío al recordar lo ridículo que lucía. Lo compré en una tienda de los chinos precisamente porque me parecía la prenda más fea del lugar. Decido olvidar la ropa y me enfoco en lo otro que ha dicho.
- ¿Mi cena? - pregunto confundida sin saber a lo que se refiere.
- Sí. Palomitas de maíz. Quiero llevarte a comer algo de verdad.
Sonrío nuevamente sin poderlo evitar.
- ¿Acaso las palomitas de maíz son de mentira? – le pregunto y siento su risa al otro lado de la línea.
- Algo así – guarda silencio durante unos segundos - ¿Qué me dices? ¿Aceptas la invitación?
Pienso la respuesta. William Becket es mi enemigo. Es la persona que quiero mantener lo más lejos posible de mí. Sin embargo, necesito acercarme a él, ganarme su confianza y hacer que él y su familia paguen por todo lo que hicieron, aunque para ello tenga que hacer cosas de las que algún día probablemente me arrepienta.
- Acepto la invitación – le digo finalmente.
- Perfecto. Mándame tu dirección. Necesito que James recoja mi auto, antes de que tus vecinos pongan una bomba en su interior – dice y disimulo la risa carraspeando mi garganta.
- ¿Quién es James? – le pregunto, aunque me sé la respuesta.
- Es mi chofer personal y mano derecha. Iré a recogerte a la 9:00 de la noche en mi otro auto.
- Estaré lista a esa hora – asiento con la cabeza, aunque sé que no puede verme.
- Nos vemos pronto – dice y finaliza la llamada.
Llevo el teléfono a mis labios, pensativa. Esta noche es mi oportunidad para dar pequeños pasos de avance.
Regreso a la cafetería y tomo asiento en mi mesa junto a Edward y Hans. Mi amigo me escudriña con la mirada, juzgándome sin pronunciar palabras y eso me molesta.
- ¿Qué? Si tienes algo que decirme, dímelo ya, Edward – le digo cruzándome de brazos.
- Te he visto a través del cristal, Ellie. Estabas sonriendo y sonrojada. Creo que la llamada se extendió demasiado, ¿no crees? – esta pregunta va dirigida a Hans quien aparta la vista incómodo, evitando contestar.
- No sonreía, solo intentaba ser amable. Tú mismo lo has dicho, tengo que ganarme su confianza, y si para ello tengo que sonreír, entonces lo haré – sé que le estoy hablando fuerte, pero no es mi padre para regañarme.
- Sí. Tienes que ganarte su confianza, pero no olvides el propósito de todo esto. Tienes que enfocarte en lo realmente importante.
- ¿Crees que lo puedo olvidar? – le pregunto furiosa, casi en un grito. – Tú más que nadie sabes todo por lo que he pasado, ¿crees que puedo olvidarlo tan fácilmente?
Ed agacha la mirada y niega con la cabeza.
- Lo siento Peque, solo intento cuidar de ti y de velar por tu seguridad. Eso es todo – alarga su mano por encima de la mesa en mi dirección. Suspiro y la acepto. No puedo estar enojada con él mucho tiempo.
- Lo sé, Ed. Pero tienes que confiar en mí. Sé lo que hago.
- Vale – asiente. – Ahora dime qué te ha dicho ese hombre.
- Me ha invitado a cenar esta noche y acepté su invitación.
Edward de repente aparta su mano de la mía, recuesta su espalda a la silla y mira fijamente un punto en la mesa. Sé que está molesto, que no le agrada nada que me involucre con William, pero debo hacerlo.
- Me aseguraré de hablarle de ti esta noche – me dirijo hacia Hans. - Encontraré la forma de sacar el tema sin que parezca una intromisión en sus asuntos. Debes estar preparado y esperar mi llamada. ¿Lo tienes todo claro?
- Sí. Confía en mí. Haré todo tal cual me lo has pedido
- Desde luego que confío en ti – le sonrío – Gracias por todo.
- No tienes que agradecerme. Es lo mínimo que puedo hacer por ustedes, Ellie – me sonríe con ternura.
Hans es muy amigo de mis padres y tío de Edward. Él me vio crecer y me considera una hija más, aunque hacía mucho tiempo que no lo veía porque lleva varios años viviendo en el extranjero. Es un experto en crear estrategias de marketing y un excelente publicista. Contar con su ayuda será una pieza clave en mi rompecabezas, y sé que puedo confiar en él.
Un par de horas después, luego de enviarle un mensaje a William con la dirección del departamento que tengo en Newham, me retiro hacia mi casa a prepararme para la cena de esta noche. Cruzó los dedos para que todo resulte tal cual como lo tengo programado.
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Camino de un lado a otro por el pequeño salón del apartamento, en espera a la aparición de William y repasando mentalmente todo lo que diré. Hace alrededor de media hora, ha venido James, su chofer, y se ha llevado lo que quedaba de auto. Tenía un cristal roto, los neumáticos pinchados y pintadas en las puertas. Este es un mal lugar para dejar un auto de lujo.
Mi teléfono vibra en mi mano con un mensaje suyo, avisando que está abajo. Lo guardo en la pequeña cartera que llevo colgada del hombro, me miro una última vez en el espejo y sonrío para darme ánimo. Visto con un vestido negro que me queda holgado y me llega hasta las rodillas, acompañado con mis zapatillas de deporte, mi cabello suelto con algunos rizos rodeando mis hombros y un sencillo maquillaje en los ojos y labios. Listo. No quiero lucir ni muy atrevida ni muy ordinaria, creo que la combinación de vestuario encaja perfectamente con la descripción de chica que quiero aparentar ser.
Camino hacia la única ventana que hay en el salón, la abro provocando un sonido chirriante y asomo mi cabeza. William sale del auto, lo rodea mirando sigiloso a ambos lados, como si temiera que alguien se acerque y lo asarte. Sonrío y me apoyo en el marco de la ventana, ocasionando que un trozo de madera se desprenda y caiga hasta un arbusto del primer piso, llamando la atención de William quien levanta la vista hacia mí.
¡Dios, qué vergüenza!
Retrocedo unos pasos, llevando una mano al pecho. Me atrapó espiándolo. Qué torpeza la mía, tendré que arreglar la ventana que acabo de romper.
Camino nuevamente al frente, a paso lento, y lo veo que sostiene en sus manos el trozo de madera que acaba de caer. Levanta la cabeza y nuestros ojos se encuentran.
- ¡Ho – hola! – tartamudeo con torpeza, estoy segura de que debo estar sonrojada.
- Se ha caído esto – dice levantando la tabla en alto - ¿Es tuyo?
- No – me apresuro a contestar ocasionando que salga una risa de lo más profundo de su garganta.
- Bueno, como no es tuyo, no te importará que lo deje aquí. ¿Verdad? – dice con ironía y yo niego con la cabeza. Lo arroja hacia un arbusto seco y luego me sonríe – ¿Piensas quedarte ahí toda la noche o vas a bajar?
- Bajo – respondo con rapidez.
Antes de salir le escribo un mensaje a Edward, prometiéndole que lo llamaré al regresar. Si no le escribo, se preocupará.
Al salir del edificio, tengo que detenerme al pie de la escalera debido a la visión que tengo frente a mis ojos. Odio a William Becket, pero es indudable su atractivo físico y esta noche se ve demasiado perfecto. Muy a mi pesar lo recorro con la vista. Está vestido de manera elegante, con una camisa con cuello, de manga larga y de color azul oscuro, la lleva por dentro de un jean negro y ajustado, zapatos color café y un saco azul perfectamente ajustado a su cuerpo. Su cabello negro se encuentra peinado hacia atrás con sumo cuidado, y puedo deducir que se ha afeitado antes de venir, ya que su barba de esta mañana fue sustituida por poco pelo en la zona central de la barbilla que va rebajando en los laterales hasta conseguir perfilar su rostro de forma sutil y varonil.
Por último, centro mi mirada directamente en sus ojos y lo que veo en ellos me sorprende, está recorriendo mi cuerpo con la mirada, de arriba abajo, escudriñándome, lo que hace que me ponga un poco nerviosa. Ajusto más mi abrigo a mi cuerpo, esta noche no hace mucho frío, sin embargo, un escalofrío me recorre de pies a cabeza.
William me regala su sonrisa me medio lado y no puedo evitar sentirme nerviosa. Sé que no me reconocería. No soy la misma chica que vio una noche hace cuatro años. Mi cabello rubio ahora es negro, largo y rizado. Gracias a los lentes que uso, mis ojos azules ahora son casi negros y mi cuerpo se ha llenado de curvas que intento disimular bajo este vestido.
He cambiado física y mentalmente, no existe la más mínima posibilidad que pueda acordarse de mí, sin embargo, provoca en mí un estado de nerviosismo antes experimentado.
Y esto no es bueno. No es bueno en absoluto.
William Becket:¨ Un tema complicado … ¨Capítulo 6:En mi vida he conocido a muy pocas mujeres que vistiendo de manera sencilla y sin apenas rastro de maquillaje lucen preciosas. Esta noche, frente a mí, tengo a una de ellas. Ellie se detiene a la salida del edificio y agradezco la oportunidad para admirarla con detenimiento. Lleva un vestido sencillo, es de color negro y finaliza en la cima de sus rodillas, lo acompaña con zapatillas deportivas que se encuentran un poco gastadas por el uso. Cualquiera pudiera pensar que carece de sentido del gusto y de la moda, yo la veo original y única. Su cabello está rizado en perfectos bucles que se esparcen por sus hombros y su espalda. Apenas está usando maquillaje y es esa naturalidad la que la hace tan hermosa esta noche. El rubor en sus mejillas resulta agradable y el color de sus ojos es algo confuso, pero me gustan.- Estás preciosa – le doy voz a mis pensamientos sin darme cuenta.- Gracias – creo ver que sus mejillas se sonrojan – Tú
William Becket:¨ Ella merece una explicación … ¨Capítulo 7:Estoy disfrutando bastante la noche, más de lo que inicialmente pensé. Me siento cómodo, como si la conociera de antes.- Ahora vienen los postres – le anuncio a Ellie, quien abre los ojos en asombro.- ¿Qué? Ni hablar. Con esto ha sido suficiente, siento que puedo reventar en cualquier momento.Sonrío ante su expresión. Se encuentra recostada al espaldar de su silla con una mano sobre su estómago, masajeándolo. Y tiene razón, hemos comido como si no hubiera un mañana, pero me alegra ver que lo ha disfrutado. Ha sido genial. Ella me daba a probar de su cubierto y yo del mío. Conversamos de temas al azar y de mi trabajo. Me sorprende lo inteligente que es. Escuchaba con atención mis palabras y hacía preguntas elocuentes, pareciendo verdaderamente interesada. - De acuerdo, hagamos algo. Pidamos un solo postre y lo compartimos.- Me gusta la idea – concuerda ella con una sonrisa sincera.- ¿Qué te apetece?- No sé. Algo que
Ellie Jhonson:¨ ¿Qué haces aquí? … ¨Capítulo 8:Miro al techo manchado de humedad de mi habitación en Newham. Ni siquiera llamé a Edward para que viniera a recogerme, solo le testee que me encontraba bien, aunque no era verdad. No sé en qué momento la noche se torció, pero todo salió mal. No le hablé de Hans, lloré en sus brazos y lo que es peor, me dejé llevar y terminé disfrutando la cena. Odio que me abracen, en realidad, odio toda muestra de cariño. Sin embargo, en sus brazos sentí el consuelo que necesitaba en ese momento. Sentir su olor refrescante, su mimo al tararearme la canción y su paciencia, dejándome llorar sin hacerme preguntas o presionarme para comprender qué me pasaba. A pesar de ser algo tan íntimo como estar sentada en su regazo, en ese momento sentí que no quería estar en otro lugar en el mundo que no fuera justo ahí, me sentí protegida, pero ahora me arrepiento. Me arrepiento de haberme mostrado tan débil frente a mi enemigo, y me arrepiento de haber disfrutad
Ellie Jhonson:¨ Eres imposible, Musculitos … ¨Capítulo 9:Estamos sentados en una cafetería muy acogedora esperando nuestro pedido. William se muestra atento y conversador. Actúo como si le prestara atención, pero es todo lo contrario, solo puedo pensar en la forma de hablarle a William sobre Hans y en terminar este desayuno lo más pronto posible. Edward está encerrado en mi habitación, mientras dos desconocidos arreglan mi ventana. El plan consiste en involucrar a Hans en el bufete, pero no sé cómo sacarle el tema a William si su padre no le permite acercarse, tampoco aceptará ningún negocio, a no ser que sea algo realmente beneficioso para la compañía. - ¿Ellie?- ¿Eh? – la mirada de William indica que espera una respuesta. – Lo siento, me distraje un poco. ¿Qué me decías?- No era nada, tranquila. ¿Qué planes tienes para hoy?- Pues, no lo sé. Supongo que buscar trabajo es mi prioridad en estos momentos – le digo antes de darle un mordisco a mi sándwich. - ¿Tú que harás?- No l
¿La injusticia se paga? Sé por experiencia propia que no es así, por tanto, solo nos queda levantar el mentón, respirar profundo y pensar en la mejor forma de hacerlo pagar. La vida está llena de momentos. Grandes momentos... Pequeños momentos... Y ninguno de ellos es intrascendente. Cada uno de esos momentos te preparan para esa instancia que define tu vida. Debes superar todos tus miedos, enfrentarte a todos esos demonios que te persiguen y limpiar el veneno que se aferra a tu alma, o correr el riesgo de perderlo todo. Decidí sacrificar esos momentos utilizando la venganza como arma fundamental para hacer pagar a los Becket todo el sufrimiento que me causaron. Sin contar con la posibilidad de que el irresistible William Becket fuera tan exasperadamente dulce y arrogante a la misma vez. Desearía odiarlo, pero a veces se me hace imposible cuando me sonríe de esa forma capaz de hacerme perder el juicio. Mi nombre es Ellie Jhonson y los invito a conocer mi historia. Por favor, no me
Ellie Jhonson:¨ ¡Malditas hormonas! … ¨Capítulo 10:Llevo tres días encerrada en este departamento desastroso, aunque ahora al menos la calefacción funciona a la perfección. Tres días en los que no he tenido noticias de William ni de mi mejor amigo.Supe por Hans que William contactó con él y concertaron una reunión para esta mañana. Desde entonces no he vuelto a saber de ninguno de los dos, lo que me tiene un poco nerviosa. No saber cómo han acordado los términos del contrato me está matando. Confío en Hans, sé qué hará lo correcto y que logrará concretar lo que acordamos, pero hasta que no tenga la certeza, no estaré tranquila.Edward ha estado llamando, pero he preferido no contestar. Creo que lo mejor para los dos es tomar un poco de distancia para aclarar nuestras ideas y sus celos. Aunque me duele en el alma estar así con mi mejor amigo, creo que es lo mejor. Él debe aceptar que soy mayor de edad y que sé cuidar de mí misma. No necesito que él me esté reprochando constantement
William Becket:¨ Solo me defendía … ¨Capítulo 11:Al ver la expresión de espanto en el rostro de Ellie, me hace pensar que quizás me precipité al pedirle matrimonio. No sé si hice bien en hacerle esta propuesta, pero no tenía a quién más recurrir. Quiero regresar al bufete, estos días sin trabajo han sido una tortura, y si para ello debo cumplir la condición de mi padre de contraer matrimonio, lo haré. La idea de Ellie de hace unos días me pareció descabellada, pero luego de pensarlo mejor, es la única manera que tengo de complacer a mi padre y hacer que me seda la presidencia de una vez por todas. No necesito casarme con alguien que me ame o que quiera pasar el resto de su vida conmigo ni ninguna de esas chorradas. Tan solo necesito a una mujer que cumpla el papel de ser mi esposa durante un tiempo hasta conseguir lo que me propongo.Observo a la chica que tengo ante mis ojos, luce pálida y nerviosa. Comprendo que no todos los días alguien le piden matrimonio, pero ya me está asus
Ellie Jhonson:¨ No te quiero perder … ¨Capítulo 12:Toco el timbre de casa en lugar de usar mi llave. Tal y como están las cosas entre mi amigo y yo, no quiero importunar. Luego de unos segundos esperando, Edward abre la puerta. Sus ojos denotan la sorpresa, sé que no me esperaba, pero tenemos que solucionar esto, no podemos seguir comportándonos como unos niños.- Te haré la misma pregunta que últimamente me haces cada vez que voy a tu departamento en Newham: ¿Qué haces aquí?Por su forma de saludar, veo que sigue molesto. Suspiro derrotada, esto será difícil.- Necesito algo de ropa que tengo por aquí – le respondo. Él se hace a un lado, asiente y sin decir una palabra más, entra hacia el interior de la casa.Va vestido de manera informal, con camiseta y short a juego. Se sienta en el sofá del salón y reproduce alguna película que estaba viendo.- Edward – intento llamar su atención.- Tu habitación queda allí – señala hacia la que era mi habitación hasta hace unos pocos días. – R