Después de la cena los invitados al fin se marcharon; Hans le dijo a Jeremith que Rous había decidido dormir en otra habitación.
—Ya hablaré con ella. —Elisa que escuchó la conversación le dijo:
—¿En serio te quedaras con una omega que no te obedece?
—No te metas en mis asuntos.
—Me meto porque me preocupo por ti.
—No eres mi madre. —Jeremith le dio la espalda y la dejó sola.
Rous estaba sentada en la mesa de lectura escribiendo en lo que parecía un diario cuando Jeremith llegó. Primero miró a la bebé que dormía en su cuna y luego se acercó a Rous.
—¿Por qué desobedeciste mi orden y te quedaste aquí?
—No deseo dormir en esa habitación, prefiero esta.
—Siendo ese el caso mandaré a traer mis cosas. —Rous o miró con recelo.
—No dormiré contigo.
—Soy tu esposo, y los esposos duermen juntos.
—Ese no es nuestro caso, yo no me he retractado del divorcio y no dormiremos en la misma cama. —Jeremit
Cuando Sabrina se fue a su casa, Rous bajó a acompañarla hasta la sala de la mansión y llevó a la bebé consigo, se dieron un beso y un abrazo. —Iré cuando me sea posible salir de aquí. —Te estaremos esperando en casa. —Si tía. Cuando Sabrina se marchó Rous tomó a Julieth que estaba en el porta bebé e iba a subir las escaleras cuando de pronto vio a Vera que bajaba, ya estaba casi en los últimos escalones. La mujer irguió los hombros y miró a la niña. Rous quiso evadirla y movió el porta bebé al lado contrario para alejarla de su vista. —Déjame verla —Dijo Vera en tono mandón—. Es la hija de mi nieto y tengo derecho. —¿Para qué desea verla si no la quiere? —Nadie aquí ha dicho que no quiero la hija de mi nieto. —No dejaré que usted la vea, puede pegarle mal de ojo. —¿Cómo se atreve? No eres más que una insignificante omega. Te ordeno que me des a la niña. —Ya le dije que no quiero que la vea. —En ese mome
Rous durmió a Julieth arrullándola en su cuna. La enfermera ya se había retirado. En su rostro se podía apreciar el enojo que aún estaba sentido por dentro. De pronto llamaron a la puerta. —¿Quién? —Soy yo, Gabriel. —Ella lo mandó a pasar —¿Cómo está tu bebé? —Está bien, ya se tranquilizó y se quedó dormida. —¿Puedo verla? —Si claro. —Gabriel se acercó a la cuna, la vio dormida y pensó: "Así que tu madre no perdió el embarazo." Recordó cuando Alan le dijo que ella había perdido al bebé. "¿Por qué Alan me mintió, no creo que haya pensado en ocultarle a Jeremith acerca de su hija.” —Está muy hermosa tu bebé. —Gracias Gabriel. —Ella sonrió, pero sus ojos se veían tristes. —Me preocupé mucho cuando la oí llorar con tanto desespero, pobre niña. —Hans me dijo que tú llamaste a Jeremith. —Sí, él es el único capaz de frenar a la abuela. —Rous agachó el rost
Rous y Jeremith continuaron discutiendo. —No deseo vivir aquí. —Esta es tu casa. —Es la casa de tu familia. —Ya eres una Remington, perteneces aquí. —Esto es una tontería. —Pareces una niña haciendo pataletas. —Me prometiste que no me traerías a este lugar. —¿Cuándo te lo prometí? —Cuando planeamos nuestra boda. —Él agachó la mirada. —Sabes que no lo recuerdo. —Ella estaba a punto de llorar de la impotencia, Jeremith de acercó. —No te imaginas cuánto deseo recordar todo. Anhelo saber cómo te conocí, como hiciste para adueñare de mi corazón —La sujetó de la cintura—. Debiste ser demasiado maravillosa para atraer mi atención. —Intentó besarla pero Rous lo evadió. —¿Hasta cuándo seguirás castigándome? —Le tocó la mejilla—. No quiero que continuemos con esta contienda. Eres mi esposa y la madre de mi hija, solo deseo nuestra felicidad juntos —Rous e qued
Alan regresó ese día más temprano a la mansión y cenó con su familia. No terminó de comer y decidió retirarse de la mesa. Enma intentó convencerlo de que terminara el plato.—No tengo hambre mamá. —Dijo cabizbajo.—Estas bajando mucho de peso y te estas alimentado mal. —Alan hizo caso omiso y se levantó de la silla, ella quería insistir pero Harry la detuvo.—Déjalo Enma, sabes que está sufriendo y un plato de comida no hará la diferencia. —Marian agregó:—Rous también debe estar muy triste.—Debe estarlo, pero ni se te ocurra comentarle eso a tu hermano. Ya se comprometió con Paola, debemos apoyarlo, solo así podremos evitar que suceda una desgracia.Alan salió a la terraza a fumar un cigarrillo. Tenía a Rous en el pensamiento como siempre lo hacía.
Cuando Rous llegó a la habitación Antonia estaba hecha un mar de nervios y vio que ella llevaba las mejillas enrojecidas.—¿La descubrieron?—No conseguí el celular de Vera, pero conseguí el de Jeremith.—¡¿Qué!?—Nadie sospechará. Pero me encontró en su habitación y creyó que yo iba en son de reconciliarme con él.—¿Y la descubrió?—No. —Sacó el artefacto y sonrió—. Estaba en su chaqueta, espero que se entere cuando esté en la oficina.De inmediato intentó descifrar la clave del celular. Puso la que Jeremith usaba cuando eran novios, la fecha de cumpleaños de su madre, y acertó."Todavía usa la misma clave" Pensó dentro de sí.Rous esperó que él se fuera a la oficina y man
Elisa se encontraba en el spa cuando sonó su celular, la masajista se lo acercó.—¡¡Bridget!! Estaba esperando tu llamada, dime cómo te fue con mi hermano.—¡¡Genial!! Logré el objetivo. —Dijo con una gran sonrisa.—Te lo dije, mi hermano no podía resistirse a esa loción de feromonas que te conseguí. —Bridget puso la cara sería y le dijo:—Pero insiste en que no dejará a la omega.—Por eso no te preocupes mi querida cuñada, no olvides que él sospecha que ella tiene otro, nosotras nos encargaremos de averiguar de quien se trata.—Estoy segura que es Gabriel.—Yo también, pero debemos hallar las pruebas.—No te importa que Jeremith encierre a Gabriel en la cárcel.—No me importa, no después de lo que me hizo cuando yo era una niña
La ceremonia de la investidura comenzó; los 15 ancianos de la manada ingresaron al gran salón en fila, caminando con un ritmo minuciosamente equilibrado y perfecto con sus trajes emblemáticos de autoridad según su oficio político y religioso. Siete de ellos se ubicaron al lado izquierdo del trono, los otro siete al lado derecho y el de mayor rango de autoridad subió los escalones que conducían al trono y se quedó parado al lado del mismo.Tras dar el acostumbrado discurso y leer las leyes sagradas, procedieron a entregarle a Jeremith Remington el cetro de la manada, el cuál represaba la autoridad política; la tiara de la luna como representación de la autoridad del Alfa en los asuntos litúrgicos y religiosos; la capa negra con entorchados en hilo de oro, en representación de la protección que la diosa Luna y la autoridades podían brindar a cada miembro de la manada.<
El chambelán llegó a la habitación y se alteró cuando supo que Rous había salido. Molesto le gritó al guardia:—¿Por qué la dejó salir?—Yo no la dejé salir señor. —Los dos miraron a Antonia, ella volteó a mirar hacia la ventana.—Es que quiso salir al jardín.—¿Sola y sin guardias que la protegieran? Usted debió avisarme. —Ella agachó la cabeza.—Los siento.Alan y Rous continuaron dándose besos, de pronto él la soltó y jadeando le dijo:—Debemos parar esto.—No quiero, tú eres mi mate. —Él le agarró la cara.—Sabes que no podemos estar juntos.—Si podremos, solo debemos luchar por lo que sentimos.—Jeremith no te dejará libre.—Me divorci