Alan salió de prisa y subió a su coche. Prefirió no decirle nada a si madre para no ponerla nerviosa. Mientras conducía el sudor le salía y le bañaba la cara. Su cuerpo estaba temblando. Tenía pensamientos cargados de pavor, sabía en sus adentros que se dirigía a un escenario de horror. Nada bueno se podía esperar de un accidente en esa carretera.
Estaba preocupado por todas ellas, pero como padre pensaba en su pequeña. Se rehusaba a creer que Chiara pudiera estar grave o tal vez muerta.
Cuando llegó al lugar del accidente habían y ambulancias y un camión de los bomberos. Las labores de rescate ya habían comenzado.
Harry en ese momento estaba en shock, actuaba como si aquello no le afectaba en lo absoluto. Alan se dirigió a donde él estaba con Luciano.
—¿Saben algo de ellas?
—El Auto cayó en la playa
Harry volvió a la clínica y fue con Alan.—¿Y mamá?—Fue a dejar a Marian en la mansión con una enfermera. ¿Cómo están ellas?—Chiara salió bien, no tiene nada grave en la cabeza, salvo por las costillas y el fémur roto, pero se pondrá bien. Rous sigue inconsciente, la está atendiendo el doctor Guido, más tarde vendrá aponernos al tanto.—¿Y su bebé, lo perdió?—Aun no lo sé. —Hubo silencio, Alan observó a si padre que se veía triste a pesar que se mantenía firme para no tirarse a llorar. Alan lo abrazó.—Papá siento tanto lo de mi tía… y Annie. —Los dos lloraron abrazados.—Annie tan niña, y la Nena... tan alegre que era, extrañaré mucho a mi hermana.—No merec&ia
Jeremith viajó a Italia dos días después del funeral de Annie. Bridget estaba furiosa y fue a quejarse con Elisa. Casi a punto de sollozos le dijo: —Ya estoy harta de las cosas que Jeremith hace cada vez que se le antoja fastidiarme. —Debes comprender que Annie y la tía Nena murieron, Jeremith fue a visitar a la familia solo por eso. Yo también lo hare cuando Arturo saque una semana. —Y también fue a verla a ella. —Dudo que mi hermano quiera tener algo con la omega después que la echó de su vida y de la manada. Debes actuar de otra manera, no puedes dejarte llevar por tus inseguridades. Ya mi hermano te ha demostrado de mil maneras que desea estar contigo. —Luego con aspereza le dijo: —Pero si te comportas como una odiosa terminará por mandarte a la m****a igual que a Rous. —Bridget notó el tono con que le habló. —¿Por qué me hablas así? —Porque me exaspera tu actitud en este momento, te comportas como una chiquil
Trascurrieron dos semanas, Y Rous fue dada de alta, aunque seguía convaleciente y debía recibir terapia en su columna, tenía prohibido caminar por algunos días, solo debía guardar reposo.La llevaron a la mansión. Nadie quería regresar a la casa campestre y cruzar la carretera donde todo aquello sucedió.La mansión ya no era igual sin la bulla de la Nena como Rous ya se había acostumbrado. Nadie podía evitar extrañarla, sobre todo Glenn, su sobrino más consentido que más bien era como un hijo para ella. El muchacho ya no era el mismo joven alegre y jovial, se veía triste y más callado que de costumbre.Tres días más tarde Enma le acercó el teléfono de la casa a Rous, su abuelo y su tía querían hablar con ella. Mientras estaba hablando con ellos llegó Alan, se quedó parado en el umbral de la puerta
Chiara estaba esperando a su madre en la sala, la niña también usaba silla de ruedas porque tenía su fémur aún con un fijador.Alan estaba inquieto y Rous lo notó. Rodó su silla hacia él.—¿Por qué estás tan inquieto? —Alan estaba serio y miró su reloj de muñeca; después respondió fríamente.—No estoy inquieto. —Se fue hacia las escaleras y subió al otro piso. Rous se quedó observándolo desde su silla, sabía que algo le estaba molestando.No habían pasado dos minutos cuando un auto de color gris paró frente a la mansión.—¡Llegó mami! —Dijo Chiara. Enma la recibió y la mandó a pasar.Como buena amiga de Alan, Rous se moría de curiosidad por conocer a su antiguo amor y la que aún lo hacía s
En la mañana Alan bajó al comedor a desayunar y saludó a todos. Allí se encontraba Rous, con los demás. Él se acercó a Enma y a Harry y les dio un beso.Por un momento Alan y Rous se miraron a los ojos, él estaba apenado por su mala actitud del día anterior y la esquivó de inmediato.Después de desayunar Rous se dispuso a ir a su habitación; acababa de entrar cuando Alan la alcanzó y le dijo:—¿Siempre irás a la casa de los Escarcella?—Sí, aunque no deseo hacerlo en estas condiciones —Mostró su silla de ruedas—. Es incómodo andar así y con gente desconocida.—Te entiendo. Pero puedes decir que no irás, que te sientes indispuesta.—Ya Enma me advirtió que no permitirá que yo falte a ese almuerzo.—¿Aunque no te agrade ir?&mdash
Alan pasó algunas horas con Paola. Su objetivo era alejar a Rous de sus pensamientos, pero no podía seguir engañándose así mismo. Rous era la mujer que poseía todo lo contrario que él esperaba encontrar en la mujer con la que pensaba pasar toda su vida, una mujer con unos estándares apegados a las costumbres de su familia, —la de Chicago—, porque por parte de sus padres les daba igual como fuera ella, si era una hembra alfa o una omega, o tal vez humana; lo que a ellos les importaba era que su hijo fuera feliz.Paola era una chica jovial y lo hacía reír con sus disparatadas ideas y forma de actuar, alegre y sonriente. Pero Paola en definitiva no era la mujer que él quería para tomar en serio, y ella tampoco se tomaba en serio a ningún tipo con los que salía.Degustaron algunos vinos, pero las cosas no llegaron a más que eso. Alan sencillamente no p
Después de almorzar Alan subió a descansar, cuando entró a la habitación se encontró a su hermana sentada a la orilla de la cama con una sonrisa pícara en su cara.—¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así?—Te vi besándote a Rous. —Alan cruzó los brazos sonrió.—¿Y por qué nos estabas espiando?—No los espiaba, solo fui porque mi mamá me envió a buscarlos, pero no quise interrumpir la romántica escena.—No le vayas a decir nada a nuestros padres. —Marian se puso de pie y se acercó a él.—Algún día se van a enterar.—Rous y yo se lo diremos en el momento indicado.—Sabes, me da mucha alegría que Rous y tú hayan decidido estar juntos.—Gracias Marian. —Alan le puso la mano en el
Jeremith estaba decidido marcharse a la India por varios meses. Después de discutir con Bridget se había ido a la oficina. Al atardecer salió con Michael de la empresa y ambos se fueron a un bar a beber un par de tragos.—¿De verdad piensas irte a la India por casi la mitad del año?—Es mi última oportunidad, necesito hacer ese viaje antes de convertirme en el Alfa.—Oye pero si te vas por tanto tiempo, cuando regreses bajaras del avión directo al palacio a recibir el cetro.—No exageres, llegaré días antes a prepararme para ese día.—¿Y Bridget como lo tomó?—Se puso como una loca, la hubieras visto, parecía un perro con rabia.—No es para menos.—Me sacó en cara mi boda con Rous —Jeremith suspiró—. Bridget jamás va a superar que yo me haya casado con ella.<