El avión aterrizó en Milán, en ese momento el aeropuerto estaba abarrotado con periodistas y camarógrafos de distintas partes del mundo, esperaban que la esposa —exiliada— del heredero de la manada Hochfinster pisara suelo italiano.
—¿Qué está sucediendo? —Preguntó Alan al coordinador de seguridad que los esperaba en Italia.
—Alguien le avisó a toda esa gente que la señora Remington llegaría a Italia en calidad de exiliada.
—¿Quién habrá sido?
—No lo sabemos.
—Además ella no fue exiliada, solo pasará aquí una temporada.
— En los medios de comunicación hay un revuelo al respecto.
—Esto es increíble. ¿Ella podrá evadirlos?
—No señor, lo único que puede hacer es no responder a sus preguntas.
Ala
Jeremith salió de la oficina y se fue directo al apartamento que tenía con Bridget, ella ya lo estaba esperando, pensaban salir a una discoteca después de la media noche, pero Jeremith no estaba de ánimos para salir; sin embargo dejó que las cosas siguieran el curso de lo planeado, y saldría para complacer a la hermosa Bridget.Cuando llegó al apartamento fue a la habitación. La encontró en el jacuzzi dándose un baño d burbujas.—Como estas mi vida, al fin llegaste. —Jeremith le dijo con tono seco.—Es que me quedé atascado con algunos asuntos, pero aquí estoy. —Bridget lo notó irritado—¿Qué tienes?—¿A qué te refieres?—Me parece que estas algo tenso, ¿Acaso estas molesto conmigo? —Él la observó con el ceño fruncido.&md
Alan llevó a Rous al cuarto donde se encontraba Samanta. Era una perra de raza gran danés amamantando a sus cachorros.—Nacieron hace tres días. —La perrita levantó la cabeza, miró a Rous y después miró a Alan con inquietud.—Tranquila Samanta ella es Rous, no le hará daño a tus bebés.Los ojos de Rous se llenaron de ternura al ver la maravillosa escena.—Están lindos tus bebés. —Le habló a Samanta como si se tratara de una persona.—Pensé que yo era el único que le hablaba a los animales como si fueran personas.—Ellos entienden y sienten igual que nosotros.—Eso he pensado siempre, desde que estudié veterinaria en la universidad.—¿Eres veterinario? creí que eras economista.—¿Cómo Jeremith? no, yo estudié algo muy
Ethan se encontraba muy preocupado por Rous, había leído la carta por la noche, y le conmocionó que ella quisiera escapar y desaparecer en Europa, sola y embarazada. Se lo pensó por varias horas y decidió pedir ayuda para su nieta, y acudió a la única persona que él conocía que tenía poder para ayudarla, esa persona era Gabriel Remington.Lo llamó por teléfono en la mañana, Gabriel estaba terminando de alistarse para bajar a desayunar.—Necesito hablar con usted joven Gabriel, se trata de mi nieta.—¿Le pasó algo a Rous?—Por ahora no la ha pasado nada, pero anoche descubrí algo y necesito evitar que a ella le pueda suceder alguna desgracia. Pero me gustaría contárselo a usted en persona, ¿Cuándo podemos reunirnos? —Gabriel miró su reloj de muñeca.—Si usted lo
Después del almuerzo Emma busco a Alan para hablar con él a solas.—Hijo ¿qué sucede con Rous? noté que tienen asperezas. —Alan escondió el rostro.—No es nada importante mamá.—Si lo es, ella es la esposa de tu primo y no deberías tener problemas con ella. —Alan se quedó en silencio.—Dime ¿qué sucede?—Es solo que anoche discutimos, por tonterías pero...—¿Pero qué?—No hace falta que te lo diga.—Solo dímelo, si no tuviera importancia no estarías así cabizbajo. ¿Por qué discutieron?—La discusión empezó por tonterías, y hablamos de Jeremith, de si a ella le importaba o no. Después la escuché llorando, no sé si estaré equivocado, pero mientras discutíamos vi tristeza e
En la fundación los niños estuvieron atentos con la novedad de que ahora alguien más había ido a visitarlos. Era una chica pelirroja. Enma la presentó.—Niños ella es Rous, una mimbro de la familia, y va a estar con nosotros por algún tiempo y nos ayudará a organizar la fiesta del solsticio. —Todos los niños en coro dijeron:—Bienvenida señorita Rous. —Ella asentó con la cabeza y sonrió. Había más de 30 pequeños de distintos tamaños y edades. Chiara que también había ido se acercó a los niños. Como siempre frecuentaba la fundación, ella ya tenía varios amigos con los que compartía.Al instante entraron Alan y su padre y llevaban consigo cada uno dos cajas blancas con bocadillos. Los niños corrieron con Alan, lo adoraban porque los consentida bastante.—Ya va ni
Esa noche como llegaron los demás de su viaje, Glenn les sugirió ordenar pizza para la cena, así lo hicieron en el jardín; ya se estaban despidiendo del otoño, en pocos días llegaría el invierno y no podrían disfrutar durante meses de una cálida noche en el exterior de la mansión.Rous apenas cruzó palabras con Alan, pero ya se había dado cuenta que su núcleo familiar era muy distinto a los que se encontraban en Chicago.La velada fue divertida, sobre todo por Glenn y la Nena que tenían personalidades muy extrovertidas y marcaban el ritmo de la noche con sus chistes y su forma de comportarse.Aquella velada ayudó a Rous a despojarse en gran parte de su tristeza, comenzó a sentirse cómoda y confiada. La familia la había acogido de la mejor manera posible, contrario a lo que ella se había imaginado.Solo había algo que
Jeremith creía conocer muy bien las intenciones de Gabriel de pasar las fiestas con Rous. Para fastidiarlo les dijo todos.—Aun no les había contado, Alan me invitó a pasar las fiestas en Italia. Creo que Gabriel, Annie y yo podríamos viajar juntos en el mismo avión. ¿Tú qué opinas primo? —Gabriel puso los ojos como los de una serpiente.—Por mí no habrá ningún problema; aunque creó que si lo tendrás con Bridget.Si Jeremith viajaba a Italia, los planes de Gabriel se estropearían, pues la mansión del tío Harry estaría rodeada con los hombres de seguridad que ya tenía, más encima también estarían los de Jeremith.A solas meditó en el asunto y pensó en neutralizar a su rival contándole a Bridget lo que Jeremith pretendía hacer.***Jeremith
Bridget buscó a Elisa y a Vera. Llorando con rabia les contó lo que Jeremith le había hecho. Vera no se iba a quedar de brazos cruzados y tenía pensado confrontarlo cuando él llegara a la mansión.Jeremith se encontraba inquieto y estresado. Había una persona que siempre lo había ayudado a lidiar con las tensiones; Isabella, su antigua asistente a quien no había visto desde que regresó y tomó el control de las empresas. Buscó su número de celular y le marcó.Él no recordaba que no solo había plantado a Bridget para casarse con Rous, sino que también dejó a la hermosa mujer y no quiso conservarla ni como amante. Isabella aún estaba resentida y por eso cuando oyó la voz de Jeremith tras el teléfono le dijo de mala manera:—¿Qué quieres? —Jeremith captó de inmediato que la mujer est