Esa noche como llegaron los demás de su viaje, Glenn les sugirió ordenar pizza para la cena, así lo hicieron en el jardín; ya se estaban despidiendo del otoño, en pocos días llegaría el invierno y no podrían disfrutar durante meses de una cálida noche en el exterior de la mansión.
Rous apenas cruzó palabras con Alan, pero ya se había dado cuenta que su núcleo familiar era muy distinto a los que se encontraban en Chicago.
La velada fue divertida, sobre todo por Glenn y la Nena que tenían personalidades muy extrovertidas y marcaban el ritmo de la noche con sus chistes y su forma de comportarse.
Aquella velada ayudó a Rous a despojarse en gran parte de su tristeza, comenzó a sentirse cómoda y confiada. La familia la había acogido de la mejor manera posible, contrario a lo que ella se había imaginado.
Solo había algo que
Jeremith creía conocer muy bien las intenciones de Gabriel de pasar las fiestas con Rous. Para fastidiarlo les dijo todos.—Aun no les había contado, Alan me invitó a pasar las fiestas en Italia. Creo que Gabriel, Annie y yo podríamos viajar juntos en el mismo avión. ¿Tú qué opinas primo? —Gabriel puso los ojos como los de una serpiente.—Por mí no habrá ningún problema; aunque creó que si lo tendrás con Bridget.Si Jeremith viajaba a Italia, los planes de Gabriel se estropearían, pues la mansión del tío Harry estaría rodeada con los hombres de seguridad que ya tenía, más encima también estarían los de Jeremith.A solas meditó en el asunto y pensó en neutralizar a su rival contándole a Bridget lo que Jeremith pretendía hacer.***Jeremith
Bridget buscó a Elisa y a Vera. Llorando con rabia les contó lo que Jeremith le había hecho. Vera no se iba a quedar de brazos cruzados y tenía pensado confrontarlo cuando él llegara a la mansión.Jeremith se encontraba inquieto y estresado. Había una persona que siempre lo había ayudado a lidiar con las tensiones; Isabella, su antigua asistente a quien no había visto desde que regresó y tomó el control de las empresas. Buscó su número de celular y le marcó.Él no recordaba que no solo había plantado a Bridget para casarse con Rous, sino que también dejó a la hermosa mujer y no quiso conservarla ni como amante. Isabella aún estaba resentida y por eso cuando oyó la voz de Jeremith tras el teléfono le dijo de mala manera:—¿Qué quieres? —Jeremith captó de inmediato que la mujer est
Jeremith perdió la noción del tiempo, las horas transcurrieron como minutos, y llegó a la mansión casi a las once de la noche. Vera lo sorprendió esperándolo en su habitación.—¿Qué haces en mi habitación abuela?—Te he estado esperando por horas—¿Y por qué? ¿Ya no puedo salir hasta tarde como si fuera un niño?—Bridget vino en la tarde.—Si claro. —Dijo con desgano.—¿Qué demonios te sucede? cómo se te ocurre hablarle así a tu prometida. ¿Acaso quieres que se vaya? Ella piensa que te quieres quedar con la omega.—Bridget fue la que empezó con sus amenazas. Y tú no deberías meterte en mis asuntos.—Si me meto, soy tu abuela, y no olvides que sigo siendo la luna de la manada. Debo velar por nuestros intereses, y no estoy di
Alan en cuanto supo que Rous había desaparecido llegó al centro comercial con su padre.—¿Qué han averiguado? —Le preguntó a su madre y a la tía Nena.—Están revisando las cámaras de seguridad, pero todo señala que ella se fue por su propia voluntad. —Harry con tono de reproche hacia ellas agregó:—¿Pero cómo no se fijaron en lo que ella estaba haciendo?—Jamás se nos habría ocurrido, se veía tan tranquila.El jefe de seguridad del centro comercial dejó que ellos ingresaran al cuarto de vigilancia y les enseñó los vídeos.Rápido reconocieron a la joven que salió del área de baños con la cabeza envuelta en una pañoleta, se veía claramente en las imágenes captadas cuando ella se detuvo y observó por algunos segundos hacia
De regreso en la mansión Enma y la Nena recibieron a Rous preocupadas, y le hablaron en tono compasivo.—¿Qué sucedió? —Le dijo la Nena—. Debiste decirnos lo que fuera que esté pasando. Rous estaba cabizbaja y no quiso decirles la verdad, Alan seguía con una dura expresión en su rostro.—Dinos qué sucede hija.—No quiero hablar, perdónenme. —Alan de mala manera le dijo:—Dile ya a mi familia lo que sucede. Se quedó mirándola fijo. Rous volteó su rostro a otro lado evadiendo al enfurecido primo de su esposo. Como no dijo nada él expuso lo que ya todos se imaginaban que sucedía.—¿Estas preñada de Jeremith? —Ella los evadió a todos por completo escondiendo su rostro. —Hija dinos la verdad, ¿estas esperando un hijo? —Dijo Enma compasiva. Rous sinti&
Llegó el día de la fiesta del solsticio en la fundación de los niños. Rous colaboró en el evento y pasó un día lleno de alegría. Las asperezas que había entre ella y Alan habían desparecido, aunque Alan mantenía la distancia con ella y aun sentía culpa por ocultarle a Jeremith que iba a ser papá. Pero Enma se encargó de hacerle entender que por nada del mundo en Chicago debían enterarse del embarazo de Rous.Aparte de guardar silencio, Alan y su familia debían hallar algún modo de evitar que alguno le viera la panza y se lo contara a Jeremith.Entonces planearon dejarla viviendo con la Nena cuando pasaran los meses de invierno. Mientras tanto se marcharían a la casa de campo donde ella estaría alejada de las miradas de todos.Todo estaba preparado y en una semana se marcharían al pueblo, donde la familia tenía una lin
EL DÍA DEL BAILEPier llegó a la mansión un poco antes de las ocho de la noche. La mayoría de la familia ya estaba en la sala ya listos para salir, a excepción de Marian, la Nena y Rous.Alan y Pier se fueron al estudio de Harry y se sirvieron un coñac para animar un poco la noche.—¿Entonces irás con Paola al baile? —Dijo Pier en son de complicidad.—Sí, la invité antes de regresar de Chicago y aceptó encantada.—En verdad creí que llevarías a Ninna.—Con Ninna nah, no volveré a salir con esa loca ni a la esquina.—Espero que con esta tengas mejor surte. Y a ver qué tal me va a mí con Rous.—Oye no deberías pensar en jugar con ella, recuerda…—Que es la esposa de Jeremith, lo sé; pero recuerda que él la mandó a la mierda y ella
Alan regresó aún más mareado al salón y fue directo a la mesa donde se encontraban los demás. —¿Por qué demoraste tanto? —Dijo Paola. —Por qué dices que me demoré, solo fui al baño y regresé. —Te tardaste mucho y estoy muy aburrida. ¿Por qué no nos vamos a otra parte? —¿A dónde? —A una discoteca a divertirnos de verdad —Ella se acercó y le dijo al oído—. O a donde tú quieras. —Alan puso cara de póker, la verdad era que esa noche no pensaba meterse en la cama con nadie. —No puedo marcharme de la fiesta y dejar a la Marquesa. —¿Ay entonces estaremos aquí aburridos el resto de la noche? Envidio a Franco y a Pier. —Alan espabiló. —¿Cómo? ¿Por qué los envidias? —Se marcharon advertirse a otra parte mientras estabas adentro. —Alan volteó a mirar a la mesa donde debía estar Rous con la Marquesa y ciertamente ella no se encontraba allí, tampoco Pier. Alan le preguntó a su madre. —¿Dónde está Rous?<