C32

Jeremith miró hacia el cielo, inmenso y adornado con muchas estrellas, deseó con desespero ver la luz de la luna “Si al menos la diosa me iluminara” pensó consternado.

Después se dijo así mismo:

“Si al menos pudiera recordar cuando la conocí, o como me atreví a casarme con ella. Este sentimiento de inquietud me mata cada día desde que supe que me había casado con ella. Deseo acabar de una vez por todas con esto, liberarme de Rous y no volverla a ver.

Al rato Jeremith regresó y encontró a Rous frente la fogata, estaba acurrucada con las rodillas levantadas y abrazada a estas. Jeremith se acercó por un lado, pretendía decirle que lamentaba todo el daño causado. Pero de pronto se percató que ella estaba temblando.

—¿Te encuentras bien? —Le preguntó, después se agachó y tocó su frente, Rous tenía fiebre.

—¡Estas ardiendo en fiebre! —Se sentó al lado de ella.

—Ya pronto amanecerá y seguro llegará el rescate. —La agarró y la abrazó

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