Capítulo 22
Su teléfono no paraba de sonar con fotos e información de los cibernautas. Entre esa cantidad de datos, Nicolás apenas podía distinguir lo útil de lo inútil. Había demasiada gente interesada por la recompensa y, aunque había contratado ayuda para difundir información, el trabajo era aterrador.

Se arrepentía de su decisión, pero ¿qué otra opción tenía? Sin la ayuda de la gente y las pistas que Diana misma dejaba, era imposible encontrarla.

Sentado en la cama, casi desesperado, recibió un mensaje inesperado de sus asistentes:

—Señor Paredes, informan que Diana fue vista frente a la iglesia en la ciudad B de Azoravia. Ya enviamos gente a buscarla, venga lo antes posible.

La noticia reavivó sus esperanzas. Verdad o mentira, tenía que intentarlo. No podía abandonar en este momento esta única posibilidad.

Sin Diana, apenas podía sobrevivir cada día. Ella era como el agua y el oxígeno, indispensable. Haber aguantado tanto ya era simplemente un milagro. Como un pez fuera del agua, tenía que lu
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