A la mañana siguiente Johan estaba emocionado porque iríamos al parque a ver a los perros, hasta se levantó temprano, los chicos me preguntaron y solo les mencioné que Sean quería verlo, pero que desconfiaba de él así que iría para verificar que nada saliera mal. Hicieron esa mueca extraña cuando cruzaron miradas, odiaba que hicieran eso, solo ellos se entendían, salí en el auto con Johan que hasta iba cantando una canción de perritos, media hora después llegamos, le envíe un mensaje a Sean que me contesto de inmediato. Me costó mucho salir con Johan del auto, primero apareció Sean que me ayudó con la bolsa. –Te dije que podía pasar por ustedes –reprochó. –Estamos bien. Me mordí la lengua para no decir nada sobre que me hubiera servido pagar un chófer si tuviera el dinero para hacerlo, la empresa de mi padre estaba en crisis y no estaba para malgastar el dinero. Dimos un paseo por el parque, es amplió, Sean tenía razón, habían muchas familias, la mayoría traía comida y tomaba luga
–¡Por supuesto que tienes que ir! –exclamó Madeleine cuando le comenté lo que Sean había dicho sobre la fiesta.–No estoy muy segura. –Maggie, necesitas salir aunque sea con esos ricachones, consigue a algún tipo de esos para follartelo. –¡Madeleine!–Te quiero Maggie, pero te has dedicado a tu hijo desde que nació y no me parece justo, eres joven y tienes derecho a rehacer tu vida. –No necesito un hombre para rehacer mi vida, está completa con Johan y todos ustedes –mencioné –. Además, no fuiste tú quien me dijo lo difícil que es conseguir una relación después de los treinta porque siempre quieren más jóvenes. –Yo no estoy hablando de una relación, estoy hablando de una noche de pasión. –Me estás diciendo que me acueste con un tipo que ni conozco –aclaré. –Eso lo hace más interesante –sonrió –. Tengo un vestido negro con escote que seguro las tetas se te veran increible. ¿Qué clase de amiga me había conseguido? –Te estoy diciendo que no sé si iré. –Por supuesto que vas a ir,
La siguiente semana pasamos ocupados en reuniones con los nuevos clientes, nos coordinamos para cubrir todo el trabajo, Sean mencionó que habría otra fiesta el fin de semana, acepte ir porque nos había ido muy bien en la última, está vez lleve un vestido de tubo con un hombro descubierto, largo de volantes color vino, me sorprendió cuando subí a la limusina y me encontré a una joven de cabello negro. –Buenas noches –saludé. –Buenas noches. –Te presento a Meredith –mencionó Sean –. Es mi acompañante está noche. –No sabía que podíamos traer acompañante. –Por supuesto que sí, nosotros solo somos socios, recuerdas. Solté un suspiro viendo a la ventana, creí que al menos se esforzaría en algo, pero como siempre solo me logra decepcionar. El camino hacia el evento fue incómodo, ellos sonreían y Sean la tenía abrazada, de vez en cuando tocaba su pierna, me repetí mil veces que estábamos divorciados, al llegar él bajó primero y tomó de la mano a la chica dejándome atrás. Quería decirle a
Cuatro años después…Logramos recuperar la empresa y mejorar nuestros proyectos, después de un tiempo contraté a un asesor financiero y otro abogado en la empresa a parte de Richard, a pesar de los reproches de Sean ahora necesita mi firma exclusiva para cerrar tratos extranjeros y cantidades mayoritarias, además de llevar el control exclusivo de todos los empleados y las relaciones entre ellos quedaron estrictamente prohibidas, esto fue una dificultad porque ya existían esas relaciones dentro de la empresa, tuve que hablar con otros empresarios y ubicar a las parejas, el mensaje era para Sean, solo así lograría que no se volviera a involucrar formalmente con otra mujer dentro de la empresa. Hace dos años fui al conservatorio y aprendí a tocar varios instrumentos aunque mi favorito es y siempre será el violoncello, Madeleine me habló una tarde para ir a un ensayo de su orquesta, me pidió que tocará y después de tanto misterio me comentaron que debían tocar por varias noches en el tea
Me quedé sin palabras al escucharlo, acepté su invitación, tal vez solo lo decía por compromiso, era un hombre muy atractivo seguramente algunas de las otras chicas hubiera sido una mejor opción. Caminé a su lado, al subir a su auto me abrió la puerta del copiloto, me sentí extraña cuando hizo eso, agradecí y subí, en unos minutos se estacionó en un restaurante italiano muy elegante, estuve agradecida porque mi vestido elegante color lila era aceptable para asistir a un lugar así. Nos dieron una mesa, muchas personas nos veían extrañados, yo era conocida por la empresa de mi padre, casi no salía a ningún lugar, no me gustaba este tipo de atenciones. –Señorita O´Neill, que placer tenerla en nuestro restaurante –saludó un camarero –. Me permite servirle el vino de nuestra reserva especial, para usted y el caballero.–¿Quiere otra cosa? –le pregunté al señor Kostov.–El vino está bien.–Enseguida les traigo el menú. –Muchas gracias. El mesero se alejó y nos dejó solos. –Lamento much
Por la mañana preparé a Johan para ir a casa de mi madre, seguía viviendo en la misma casa decía que solo la sacarían de ese lugar hacía el cementerio, siempre decía que iba a morir pronto, a mi me parecía ridícula su confesión y trataba de cambiarle el tema. La ama de llaves me abrió, después de saludarla, fui al jardín trasero en donde se encontraba. –Hola mamá. –¡Al fin apareces! –exclamó, se dio cuenta que Johan iba hacía ella –. Mi pequeño nieto hace cuánto no te veo, como has crecido. Siempre le gustaba dramatizar todo, venimos cada fin de semana, pero el anterior no pude venir por asuntos de la empresa.–Abuela, puedo comer tortas. –Por supuesto que si, ve a pedirle a Josefina que te dé las que quieras. Johan salió de prisa a la cocina para ir con la cocinera a pedirle de comer. –¿Qué haces aquí mamá? El doctor dijo que no tienes que hacer mucho esfuerzo. –¿Y quién crees que va a cuidar mi jardín? –No lo sé, tal vez el jardinero al que le pagamos cada mes.–Ese muchachi
–Maggie, ya casi está lista la cena –avisó Madeleine cuando entre a la cocina. Dewey está entretenido intentando tomar un poco de comida mientras Madeleine se distrae, siempre lo hace hasta que ella lo termina sacando de la cocina. –Hola chicos. –Uno para ti –mencionó Dewey al darme una copa de vino –. Te traje tu favorito. –Es nuestra noche libre y no hay excusa –sentenció Madeleine. –Ninguna excusa como ir a trabajar mañana temprano –mencioné llevando la copa a mi boca. –Te tomas un café y listo. –Lo dice el chico de veinte –aclaré –. Además, creo que veré mañana a Aleks. Dewey comenzó a toser escupiendo su cerveza cuando me escuchó, Madeleine se dio la vuelta para verme como si estuviera alucinando. –¿Hablas en serio? –No lo sé. Ella sirvió la comida muy rápido a parte que golpeó a Dewey en el abdomen para que quitará ese su rostro de sorprendido. –¿Cómo pasó? ¿A qué hora viene por tí? Dile que en la noche así ya no regresas, te daré una falda muy corta. –Mad,
–Les agradezco mucho –me despedí del último proveedor. Todos sonrieron, aceptaron y nunca faltó el que me invitó a una cena hasta que finalmente se despidieron. Cuando subieron al ascensor y las puertas se cerraron me di la vuelta para abrazar a Jorge. –¡Lo logramos! ¡No puedo creerlo!–Lo sé, hermosa –chilló –. Pero ahora tenemos mucho más trabajo, así que no me vuelvas a dar estos sustos por favor. –Perdón, Jorge, es que Sean me llamó de último minuto para pedirme que firmará algo en la empresa de mi papá y tuve que ir allá primero. –Solo Dios sabe cómo te divides para hacer todo, yo me hubiera vuelto loco hace años. –Eso es porque te tengo, no hubiera hecho nada sin tí. –Soy lo mejor que te pudo pasar en la vida, lo sé, no tienes que decirlo. Sonreí por la forma de decirlo, Jorge es un buen amigo desde hace años, lo contraté como vicepresidente de empresas Beauxx, pero me ha dado una gran amistad.–Mejor comencemos que me voy por la tarde a mis ensayos. –Y yo tengo que prep