La tormenta era furiosa, Johana quedó atrapada en las caballerizas por necedad, le advirtieron que se quedará en casa, pero ella debía hacer la limpieza en la herida de un caballo, pensó que era cosa de un momento y podía regresar, ahora sentía un miedo real de aventurarse hasta la casa, los vientos eran tan fuertes que ella sospechaba podrían hacerla volar y su estado era delicado, un dolor sordo en la espalda baja que sentía persistente de a momentos y se aliviaba después la hizo lamentarse. Un apagón la dejó por completo a oscuras, se asustó no pudo evitarlo, pero al minuto el generador de emergencia hizo regresar la electricidad permitiéndole ver de nuevo a su alrededor.
—Johana estás embarazada —observó Robert asombrado aún negándose a creer lo que sus ojos veían, era ella y tenía un enorme vientre.
Johana brincó del susto, no podía creerlo, tenía 8 meses que no veía a Robert Mendoza, el dolor sordo ahora más fuerte regresó haciéndola encorvar, pero a punta de orgullo se irguió a tiempo que pasaba la punzada, ya Robert estaba de nuevo junto a ella.
—¿Qué haces aquí Robert, como entraste, como supiste donde estaba?
—Pensé que el mundo no era lo suficientemente grande para separarnos, pero veo que tú seguiste adelante.
—No tienes derecho a buscarme, mucho menos a reclamarme, tú que me engañaste, que te burlaste de mí, eres bastante descarado al presentarte aquí, en esta que no es tu casa, no sé cómo lograste entrar, pero te largas con tu prometida, te casas con ellas y consigues tu imperio, ¡Ayyyy! —exclamó Johana de dolor cada vez era más fuerte y más persistente.
—Johana tiene contracciones.
—Son contracciones de Braxton Hicks, aún me falta un poco.
—¿Estás segura? —dijo Robert preocupado—, qué tan seguido las sientes.
—Solo es tu presencia que me exaltó.
—Vamos a la casa —Robert caminó un poco hasta llegar al pasillo que daba a la entrada, pensar salir así con una mujer embarazada era imposible, él a duras penas había llegado y ahora la tormenta era más fuerte, regresó con Johana y la vio de cuclillas aguantando la contracción, Robert no lo pensó, es cierto que esta no era su casa, pero conocía estas caballerizas, cargó a Johana y la llevó al catre que utilizaba el encargado si debía cuidar la salud de un equino durante la noche, buscó gasas, tijeras de veterinaria, apósitos y desinfectó sus manos antes de ponerse unos guantes —creo que me tocará ser médico obstetra el día de hoy.
—Estás loco, yo no soy una yegua, ni una perra.
Poco pudo hacer Johana presa del enorme dolor para evitar que Robert presionara sus dedos dentro del canal de parto.
—Estás dilatada—, midió de manera ortodoxa con sus dedos—, sí deben ser diez centímetros, pues me tocará ser el padrino de tu criatura.
—No Robert, yo no puedo tener a mi hija como un animal, con un veterinario, dejaré a mi hija sola en el mundo —Johana lloró y gritó con la contracción enorme que la hizo boquear por aire repetidas veces.
—Escúchame bien Johana, no te dejaré morir, te lo juro, tu hija te conocerá —Robert bajó su mirada un momento—, te he hecho mucho daño, pero tú serás una madre feliz, es una promesa.
—No Robert, voy a morir, la niña no está en posición, yo necesito cesárea, no puedes hacerme una cesárea por muy autoritario que seas, Dios mío mi destino siempre fue repetir el destino de mi madre, por favor que mi hija sobreviva —. Pidió asustada arriesgándose a perder incluso la vida con tal de traer al mundo a su bebé.
Johana Exposito es una veterinaria de 23 años, fue entregada al orfanato Sagrada familia dirigido por monjas el día que nació por una elegante mujer junto a un sustancioso donativo, ella creció sin saber nada en lo absoluto de sus raíces, sin embargo, el destino siempre nos alcanza.Johana se enteró ya siendo una mujer que fue el fruto de una relación prohibida entre Leonardo Martino y su empleada Yelitza Perdomo, aunque nadie sabe los detalles de esa relación extramarital, todos pueden garantizar que no fue un romance idílico, Leonardo Martino fue un descendiente de italianos, hacendado y cruel hombre mujeriego, que solo tenía amor para dar a su esposa Sonia y su hija Donna. Pero el destino llevará a Johana hasta sus raíc
Johana era un manojo de nervios dentro de un avión privado propiedad de Robert Mendoza, aún no despegaba y ya quería bajarse, aunque el avión fuera de lo más cómodo y lujoso, a su mente solo venían imágenes de películas de aviones cayendo.—Johana puedes dejar de mover esa pierna y de rascarte —susurró Sonia a su lado y acercándose para que solo ella escuchara, reclamó a su estilo hiriente—, que rústica tienes que ser siempre, ¿será que te pegaron las pulgas tus animales?—Ya no soy solo una niña rústica y asquerosa, ahora también soy pulgosa —dijo Johana sonriendo para hacer exasperar a Sonia. Robert llevó a Johana a la universidad, el decano los esperaba, hizo la inscripción, empezaría el próximo lunes, mientras tanto Johana debía empezar a practicar italiano en un curso, Johana acompañó a Robert por los salones y laboratorios de investigación, viendo los datos de investigación, perdiéndose de casi todo al no hablar italiano, pero muy interesada y fascinada.—Robert muchas gracias por darme esta oportunidad —le decía Johana mientras caminaban ya fuera de la universidad, para que Johana se fuera familiarizando con lo que sería su entorno de ahora en adelante—; mañana mismo comenzaré el curso de italiano, ya lo entiendo un poquito, Sonia lo hablaba seguido con Dante, pero como a mi hermano no le gusta converCapítulo 3 Lejos de la realidad.
Robert se puso un jean, suéter de lana manga larga y el sobre todo, regresó con Johana que lo esperaba en un sofá jugando con sus manos, se sentó en el apoyabrazos quedando muy cerca de Johana y disfrutó de su incomodidad, pero más disfrutó que ella no se quitara de su lado, la miró y le sonrió mostrando los hoyuelos que tanto gustaban a Johana. —Te llevaré a ver el atardecer más hermoso que verás en Milán… Llegaron a un pueblito llamado Bellagio, la localidad más famosa del lago de Como, pasearon por las estrechas y empinadas callejuelas, compraron recuerdos rodeados de varios turistas, pararon al llegar a la más impresionante vista de Lago de Como, azules aguas completamente en calma, se veían todos los tonos de azul en el horizonte, lo que limitaba el agua del cielo eran las oscuras siluetas de montañas, ahora estaban completamente solos, la brisa vespertina arremolinaba el largo cabello de Johana y él disfrutaba de verla ponérselo tras las orejas, colocándose de frente a ella
Ambos caminaron por los jardines del hotel, pero esta vez Johana retiró su mano cuando él quiso tomarla.—Es muy bonito este jardín.—No tanto como tú.Johana lo miró arrugando la boca e inclinando la cabeza.—Robert ¿Por qué estás con la sifrina?—Podrías olvidarla por un momento, ella no está aquí —dijo Robert molesto. 3 meses después Robert estaba en su estudio junto a José su capataz y hombre de confianza en La Mágica Cascada, José había sido su apoyo y guía en la hacienda cuando Rubén Mendoza murió, Robert no se atrevía a decir que José había sido como un segundo padre y ponerle un sustituto a Rubén que era su héroe y aunque tenía la confianza para regañarlo y decir si no estaba de acuerdo en algo, José aceptaba la voluntad de Robert como patrón, era un hombre activo de 55 años, tostado por el sol y con algunas canas en sus sienes, se conservaba activo y el trabajo lo mantenía en buena forma, era soltero y aunque muchas señoras y no tan señoras de la comunidad y el servicio de la hacienda le hacían ojitos, José siempre se mantenía imperturbable, Robert asumió que era muy discreto en su vida personal. Robert vio una carta con el membrete de la universidad en ItaliaCapítulo 6 Intenciones.
En la tarde siguiente, Johana estaba en las puertas del hotel esperando un chofer que la llevaría a su curso de italiano y un Ferrari rojo estacionó frente a ella, no era raro ver estos autos deportivos en el hotel, pero en esta ocasión el conductor paró por ella.—Johana… —era el rubio amigo de Robert—, ¿necesitas que te lleven?—Hola, ¿Alejandro, cierto? —El apuesto hombre afirmó—, no te preocupes espero un chofer del hotel.—Ven vamos, yo te llevo.
Robert no le quiso dar respuesta a Sonia, se le notaba a leguas su intención de cazarlo, si la doña supiera que él quería caer tendido a merced de Johana, que podría darle estudios si quería, una hacienda si era lo que soñaba, pero Johana con su moral pasada de moda no quería ni pensar en eso «quiero que te alejes de mí» las palabras repiqueteaba en su cerebro y para qué negarlo estaba molesto, pero también obsesionado por el rechazo de Johana, él era un excelente prospecto, aún como amante, cualquier mujer dejaría cualquier tipo de vida digna o no, por aceptarlo, con él tendría placer, lujos y viaje, pero la señorita quería amor, que fácil, solo quería engañarse a sí misma y lo haría con alguien que le dijera lo que ella quisiera escuchar