Ben se frotó la cara agobiado, pues toda la noche no durmió un solo minuto. Luego de haber conducido a un sitio remoto durante horas para cavar un hoyo, lanzar los cuerpo y quemarlos, para luego cubrir todo con tierra de nuevo le llevó horas.Horas en las que no dejó de pensar en una sola cosa, en una sola persona. Se acostó minutos antes y no había podido dormir absolutamente nada. Se hartó de ello mirando su móvil como si su cabeza aún no entendiera que ese mensaje no llegaría. Volvió a la ducha, se quedó ahí varios minutos bajo el agua fría que quería pudiese borrar lo que tenía en la mente. No sucedió. No hubo solución a su enojo contra él mismo. Cuando estuvo bajo el mando de Samuel Wolf estuvo a punto de morir en esa emboscada que les hicieron, pero la propuesta de Liban los salvó de ser acribillados. La decisión se tomó individual, aceptando permanecer juntos, ver por el otro, aún cuando pasara de misiones difíciles a mortales. Seguirían ahí para el otro. Pudo haber rechaz
Luciana no dejó de pasear los ojos por el rostro adormilado del hombre que aún sostenía la puerta, mirando cada centímetro de su cara como si aún estuviera asimilando lo que veía. No la buscó. No quiso comunicarse con ella porque habían dejado claro todo o al menos lo más importante ese día… No con palabras, pero sí se lo hicieron saber al otro con sus acciones y al final una despedida.Ben la vio en silencio y sentir como todo el mundo se le removió de golpe con solo verla, le recordó lo estúpido que había sido por lo que, contrario a los pensamientos de Luciana le cerró la puerta en la cara.Ella se quedó atónita ante su accionar, en tanto él se llevó las manos a la cara con estupefacción. ¿Qué demonios había bebido en ese club? ¿Acaso Ron adulteró sus bebidas? Estaba viéndola. Estaba viendo a Luciana. ¿Qué demonios? ¿Aún seguía dormido? Se frotó los ojos y volvió a abrir la puerta, no obstante la imagen no desapareció. Ella sí se encontraba frente a él. Con su cabello enmarañad
Una noche más en la que Ron se acercaba a la barandilla que limitaba el pasillo de su oficina, pudiendo ver todo lo que había bajo sus pies, desde ese sitio. Cada Demons tenía su lugar, pero él se olvidó de cuándo sintió que tenía uno fijo. Amaba estar en movimiento, aunque alguna vez extrañó… No supo lo que extrañaba, pues en sí no era melancolía por un pasado, sino algo más. Alaya seguía en las piernas de Liban, en tanto él disfrutaba verla reír, tomar y divertirse como pocas veces sucedía. Cray veía el reloj cada vez que respiraba, como si de eso dependiera su vida. Supo la razón cuando vio a Geraldine llegando con una sonrisa que a este parecía derretirlo. Raúl en la pista, bailaba con su mujer pegada a su cuerpo, siendo el foco de las miradas de varios, pues el sujeto contaba con un físico que varias deseaban comprobar si era cierto, como también la mujer que tenía en los brazos era un sueño hecho realidad para muchos, tanto como lo era para su marido. Ben… Él no se quiso s
__ Si eso le borra la sonrisa a ese desgraciado, acepto hacerlo. - contestó Marla, decidida a hacer justicia por el hombre que le robó la vida entera. No contento con hacer que su difunto abuelo la casara a la fuerza con él, le robó todo lo que heredó y la dejó sin nada más que lo que vestía y dos mudas que tenía en uno de los baños públicos. Era un tipo sin escrúpulos que se paseaba con su nueva novia por la ciudad, mientras a ella prácticamente la obligaba a vivir en la calle. Todos le dieron la espalda, incluso su familia. Cada uno tenía más motivos para seguirlo, que tratar de darle al menos un trabajo de limpieza para que se pudiera mantener con lo básico. Sin embargo, ese día al parecer la vida le estaba dando una oportunidad de descolocarlo. Sabía cuánto odiaba que las cosas no salieran como quería, por lo que accedió a hacer lo que sugirió. __ Claro que puedo contarte todos sus oscuros secretos. - se puso de pie. - Pero le pongo una condición a tu condición.__ Astuta. -
Ron caminó entre los invitados, tratando de perderse entre los invitados del salón o siendo uno más de ellos. Lo que mejor se le diera en ese momento, pues lo único que quería era ver a Ricardo Vargas en ese lugar antes que toda su careta de hombre de negocios intachable se cayera.Vio a los Springsteen en una esquina, tomando una copa con suma calma con algunos de sus socios comerciales o unos que estaban en sus posibilidades aceptar.Steve Wilson reía con el sujeto que estaba junto a él, sus hijas y sus yernos, congeniando con los que querían saber más de ellos. El resto estaba como él, mezclado entre la gente que los abordaba y debían soportar con sus preguntas nada disimuladas sobre el capital que manejaban.Hasta que lo vio. Ricardo Vargas iba entrando al salón con sus dos hombres de seguridad, quienes se movían al compás de su jefe, siendo muy obvios en que no confiaban en nadie. Este por su parte, se paseó del brazo de la curvilínea modelo que ahora era su pareja, la cual tam
Cada palabra que emanó de la garganta de Marla indujo a Ron a no detenerse, ni cuando llegaron a la habitación del hotel que ella había alquilado días antes. Caer ante la necesidad de poseer su cuerpo y sus gimoteos candentes que solo le sumaron urgencia al acto, volvió de Ron el hombre que no quedaba con las ganas de nada. Tenerla bajo él, admirando la capacidad para soportar la falta de delicadeza que este le ofreció.Cada embate contra su cuerpo. Cada caricia llena de posesividad y cada beso arrancado de lo más profundo de su ser elevó la lívido del Ron. Mientras Marla por primera vez en toda su vida podía sentir lo que era desear algo como jamás creyó. Las yemas de sus dedos se hundieron en las espalda de Ron cuando este volvió a embestir su cuerpo dominado por el placer que lo tenía al borde.Sus dedos se escogieron al sentirlo pulsando con fuerza en su interior, pero Ron la distrajo con los labios que reclamaron hasta su último aliento. Perdidos en la fricción que los mantuvo
Las chicas que abrirían el show por la noche estaban ensayando como era habitual verlas, enfrascadas en las instrucciones de su coordinador, mientras movían las caderas al ritmo de la música que resonaba en las bocinas. __ Que no sea un ritmo rápido, sino lento. Eso cautiva. - instruyó el sujeto que se subió a la especie de escenario que tenían para ellas. - Querida ven tú.Todas vieron hacia la mujer a quien le hablaba, la cual se dio cuenta de ello un poco más tarde que el resto. __ No, pon a otra. - exclamó Marla cuando se vio siendo observada por todas. __ Quiero poner un ejemplo y quiero que todas vean. - alegó el tipo extendiendo su mano. - Si queremos que esto atraiga mucho más, debemos reinventarnos cada semana al menos. __ Bien, que sea rápido. - dijo entregando su tablero a una de las chicas, subiendo al escenario con ayuda de uno de los guardias que cuidó que no se cayera. Ron tenía los ojos fijos en ello, mientras vio al guardia con algo aniquilador en ese par de ojos
__ Llegaron estas flores para usted. - Le dijo una de las chicas de intendencia a Marla. Ella rodeó el escritorio para recibirlo. __ ¿Quién las envió? __ Creo que trae una tarjeta, porque no dijeron nada. - contestó retirándose de su oficina. La pelinegra lo observó con desconfianza buscando la dichosa nota que encontró en el pie del arreglo floral, el cual estaba firmado por uno de los socios de su difunto ex esposo. Giró los ojos, pues aún cuando eran esposos él no escondió su interés por ella. Un tipo nefasto que había dado con su lugar de trabajo y como cada año le enviaba flores y un collar en la base de este con lo que ya sabía que era. Después de tanto, olvidó esa fecha. Además, una lluvia comenzó a caer, la cual no se veía que iba a mermar pronto. ¿Algo peor que eso? Claro que lo había, era ver a su jefe como lo hacía y saber que era solo una atracción momentánea. Tenía solo días de conocerlo. Casi tres semanas en las que lo veía siendo un tipo con menos empatía de l