Capítulo140
¡Él realmente saltó al agua!

En un instante, toda la alegría se convirtió en cuchillas que se clavaron en su corazón.

Sus puños se apretaron con fuerza, y la suavidad fingida en sus ojos, después del asombro, se convirtió en frustración y odio.

Ezequiel se lanzó al agua, el agua salada le llenó los ojos, ardiendo tanto que apenas podía abrirlos, pero no podía preocuparse por la incomodidad en sus ojos. Nadó frenéticamente, buscando la figura de Aurora.

¡Aurora! ¡Maldita sea, ¿dónde estás?!

La superficie del mar, que ya estaba agitada, fue golpeada por una ola, lo que lo hizo tragar agua de mar, pero siguió buscando en el agua.

La espuma blanca y el sedimento revuelto nublaban su visión, mientras sus manos se movían frenéticamente, tratando de agarrar algo, pero no podía alcanzar nada.

¡Aurora! ¡Sal de ahí!

Gritó en su interior, pero su cuerpo se volvía cada vez más pesado, su pecho parecía explotar y el agua salada del mar entraba poco a poco.

—¡Señor Mendoza! ¡Señor Mendoza!

Cuando em
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