A las 4 de la tarde partieron desde el aeropuerto de Ezeiza, en su jet privado, la azafata era la misma con la que viajaban casi siempre.

Barbie ya la había puesto en aviso a Loana, le dijo que sospechaba que algo había tenido, con los dos primos, porque era más que evidente.

Loana estaba observando como la chica coqueteaba abiertamente con su flamante marido, tenía ganas de arrancarle los ojos, a los dos.

Cuando les pidieron que se abrochen los cinturones, porque iban a despegar, Loana le pidió muy mimosa, a su marido, que la ayude, casi instantáneamente apareció la azafata, cruzándose por sobre Sebastián, para abrocharle el cinturón.

Sebastián se tiró hacia atrás, para evitar un roce indebido con esa mujer.

-No es tan difícil señorita.

-Soy señora.

La azafata se retiró sin hacer comentarios y sin prestarle demasiada atención.

Había pasado cerca de una hora y Loana entrecerró los ojos, el cansancio la estaba venciendo, Sebastián la estaba por llevar a la habitación cuando apareció nu