Rápidamente pasaron dos semanas, la prueba de ADN tenía muchos días en el cajón del escritorio de Fernando y éste solo los recibió y guardó. Él estaba aprovechando cada oportunidad en acercarse a Elizabeth quien aún no mostraba ningún tipo de interés sentimental en él. Estaba muy reciente la ruptura con Juan Pablo, ella tenía que sanar y Fernando lo sabía, pero aún así buscaba la mínima oportunidad para hacerse notar y demostrarle que él iba amarla mejor.

Elizabeth esa mañana lucía un hermoso vestido blanco de encaje francés que le hacía lucir elegante, versátil y muy encantadora; su cabello caía como cascada en su espalda e irradiaba belleza y luminosidad, estaba sentada en el sillón mientras ajustaba detalles de una propuesta. Fernando llegó con un hermoso ramo de rosas rojas, al verla con esa presencia tan hermosa, él no se resistió y se colocó de rodillas: - ¿Quieres ser mi novia?

Elizabeth muy sorprendida, al ver la acción de Fernando y muy incómoda ya que él sabía que aún es