Capítulo 1

Irina

Sola, vacía y sin sentido se encuentra mi vida.

E perdido todo aquello a lo que amo, no tiene sentido estar aquí.

¿Para qué?

Ella ya no está conmigo, ya nadie está conmigo, no se si no soy, lo suficiente para los demás o es que ellos no saben apreciar a alguien tan valiosa como yo.

Era lo que ella me decía.

Lloro silenciosamente, en los baños del instituto, tratando de amortiguar este dolor que siento dentro de mí. Oigo como me llaman desde afuera, limpio rápidamente todo rastro de lágrimas para volver a fingir que estoy bien.

-       Irina, sal ya – dice la voz que reconozco como mi mejor amiga, no estuvo para mí en el periodo de tiempo que paso "eso", se fue de intercambio hace unos meses cuando la situación se estaba tornando oscura, y no le iba a pedir que se quedara, siempre fue su sueño ir de intercambio al exterior, y yo no iba a ser un obstáculo para ella.

-       Si, Gabriela, ya salgo – digo abriendo la puerta del baño – feliz – salgo, y voy hacia el lavamanos, me ve, y cuando siento que se va a dar cuenta de que estaba llorando, vine hacia este y se sienta en el mesón – vas a partirlo idiota, pesas como burro – le digo cogiendo algunas servilletas para secarme las manos, esta se baja y me pega un manotazo en la nuca – Auch... me dolió animal – me sobo donde me pego y la miro.

-       Uno, me dijiste gorda Irina, dos, vamos a llegar tarde por tu culpa – coge su bolso, para llevárselo al hombro.

Caminamos por el pasillo, me doy cuenta de cómo los susurros y miradas recaen en nosotras, se puede decir que, Gaby y yo somos reconocidas por jugar bromas en el instituto, y también no puedo pasar desapercibido que Gaby es una de las chicas más atractivas del instituto, yo por mi parte, soy la que idea las bromas y ella es el rostro bonito.

Veo hacia Gaby, aun no puedo creer que se encuentre aquí, sé que debería contarle todo lo que sucedió durante el tiempo que estuvo ausente, pero no quiero que se culpe por no estar aquí cuando yo vivía un infierno, jamás la arrastraría a eso y sin añadir que se sentiría culpable al no estar hay apoyándome.

-       Tienes todo listo – digo mirándola, llevo planeando esto desde hace semanas, y Gaby solo me lo facilito trayendo algunas cosas que no podía encontrar.

-       Listo.

Alguien me mira con tanta intensidad que decido voltearme para ver al causante. 

Encuentro al dueño de mis pesadillas y temores, el que a echo sentir insuficiente conmigo misma.

Dándome una mirada grotesca y una sonrisa asquerosa, que en sus tiempos considere dulce, pero que al tiempo se convirtió amarga y dañina. Volteo rápidamente con unas grandes nauseas, que no se si pueda soportar.

-       Estas bien – pregunta Gaby, preocupada – estas pálida – asiento.

Llegamos a el aula de clases y alistamos todo antes de que la maestra llegue.

-       Todo ya está listo, si preguntan, yo no tuve nada que ver – dice un chico de nuestra clase, el nos ayudo a poner algunos globos con olores en la puerta, para cuando entre la maestra, caigan encima de ella.

Gaby y yo, esperamos unos minutos, cuando notamos que ya están abriendo la puerta, vemos como los globos explotan en la cabeza de la profesora.

-       Cara... pero quien a echo esta barbaridad – dice mirando fulminante a todo el salón, todos me ven a mí y me señalan, esta de pasar a ver fulminante el salón, me pasa a ver a mí, si las miradas mataran seguramente estuviera tres metros bajo tierra

-       ¡A DIRECCION AHORA!  - grita esta, me paso por su lado y tapo mi nariz

-       Maestra, necesita un baño – me mira fulminante – urgente.

Salgo antes de que me asesine, más que con la mirada y voy hacia la dirección esperando nada más ni menos que una hermosa detención.

O eso espero.

(...)

No fue una simple detención, me expulsaron.

Estoy con Gaby esperando a mi mama la cual le está suplicando al director otra oportunidad, pero ya es caso perdido. Veo como se abren las puertas de la cafetería y diviso a mi mama buscándome, me da una mirada nada amistosa y se dirige a mi dando zancadas.

-       Irina Elizabeth Johnson – ok, me llamo por mi nombre completo, esto no va nada bien– estas en serios problemas. – dice mirándome furiosa.

Se los dije, llamen a la funeraria que de esta no salgo viva.

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