Capítulo 38
—¿Quién te pidió ayuda? — reí irónica.

—No te creas tan importante. Ni por la fuerza aceptaría un centavo tuyo. Usar tu dinero para recuperar el brazalete de mi madre... me aterra que pueda manchar su camino en el más allá.

—María, ¿por qué hablas con tanto veneno y sorna? —Antonio sonaba herido y furioso.

—Ja, mi veneno al hablar es nada comparado con tu maldad como persona.

Con ese último comentario lleno de rabia, corté la llamada sin darle oportunidad de responder. ¡Estaba completamente fuera de mí!

Sin embargo, cuando logré calmarme, una inquietud en mi interior crecía por momentos. Si Antonio estaba enterado, era muy probable que Isabel también lo supiera pronto. Conociendo su costumbre de arrebatarme todo lo que amo, seguramente intentaría disputarme el brazalete. ¡No podía permitirlo! No podía dejar que Isabel se lo llevara. Necesitaba reunir dinero rápidamente. Pero solo quedaban dos días, ¿dónde más podría conseguir un préstamo? Mi corazón ardía de ansiedad y por un instante
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