Capítulo 28
Es verdad, mi situación era difícil, siempre lo había sido. Por más dinero que tuvieran los Navarro, nada tenía que ver conmigo. Simplemente era la señorita Navarro de nombre.

Aunque mi marca de ropa iba bien, apenas llevaba unos años y todo lo que había ganado lo gasté en decorar esa villa.

—Hablamos cuando vuelvas. No me aprovecharé de ti, no vaya a ser que Isabel se entere y venga a pelear otra vez.

Colgué sin esperar su respuesta.

Completamente frustrada, me quedé en el auto mirando con nostalgia la entrada del registro civil, sintiéndome impotente.

El teléfono sonó. Era un mensaje de Antonio.

[María, tranquila, Isabel no sabrá nada de esto. Has hecho tanto por mí, tómalo como una compensación.]

Al leerlo, se me hizo un fuerte nudo en la garganta y con tristeza se me humedecieron los ojos otra vez.

Este desgraciado al menos tenía algo de conciencia. Pero odiaba que llegara tan tarde.

Si hubiera sido un canalla hasta el final, podría mantenerme firme, enfrentarlo y cortar todo lazo.
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