Capítulo treinta y tres.

—¿Cuándo me piensas traer mi cerveza?— Alonso estaba sentado sobre ese desgastado sofá y con los pies apoyados sobre la mesa, —¡Mariana necesito mi cerveza!

—¿Te puedes calmar?— Ella camino por toda la sala de esa casa y le dió la botella llena de cerveza en su interior, —Mira que corrí un gran riesgo para poder salvarte. Además con lo que acabamos de hacer, creo que vas a tener que mantenerte escondido.

—¿Crees que me voy a quedar escondido?— Alonso le dió un sorbo a su cerveza, —Yo necesito salir en acción. No puedo dejar que Grace tenga ese bebé ¡Ella es mía! Y si me toca matarla, lo hago.

—¿Quieres que te prepare algo para comer? No has comido nada y creo que tanta cerveza no te hará bien.

—Lo único que quiero son tres cosas: Otra cerveza, un cigarrillo y... Será mejor que vayas a la casa del idiota de Jhonathan. Necesito que seas mis ojos en ese lugar, ¿Te quedó claro?

—Y te recomiendo que no salgas de aquí. Tienes que esperar que se calmen las olas.— Le sugirió ella. Pero parecí
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