Inconscientemente y a mitad de la noche, sus cuerpos se pegaron como imanes.Más allá de que las cosas hayan quedado raras antes de irse a dormir, ninguno de los dos podía evitar estar cerca del otro y en la inconsciencia y en la oscuridad volvieron a encontrarse.Ambos se dieron vuelta hacia el otro lado y las puntas de sus narices se chocaron en la oscuridad de la noche.Sofía pudo sentir en su rostro la respiración pesada y profunda de su amado, y si hubiese podido verlo, se hubiese dado cuenta que los ojos celestes de Lucas ahora estaban negros de deseo por ella.La castaña no necesitó que el magnate le dijera que la deseara esa noche, podía sentirlo dentro suyo, como si su cuerpo supiera y sintiera el llamado del cuerpo de Lucas, como una conexión más allá de la comprensión.Ella misma sintió su excitación crecer poco a poco mientras los segundos pasaban, y todo explotó cuando la mano de Lucas de repente se posó en su mejilla, acariciándola con suavidad, como si necesitara la apr
Lucas y Sofía se encontraban enredados entre las sábanas, muy pegados el uno al otro y todavía en los brazos del Dios del sueño.Lucas estaba acostado boca arriba, con sofría durmiendo contra su desnudo y fornido pecho, mientras él la envolvía con los brazos como si temiera perderla mientras dormía.Ambos gimieron por lo bajo, sintiendo el sol entrar por las rendijas de la ventana gritándoles que ya había amanecido y era hora de prepararse para empezar un nuevo día de trabajo.Sofía intentó, aún entre sueños, soltarse del agarre de Lucas para levantarse e iniciar su larga rutina diaria por la mañana.-No…- gruñó el magnate, apretando con más fuerza a Sofía para que no escapara.-Tengo que… ducharme- protestó la castaña contra el pecho de Lucas.-No te voy a dejar salir, estás presa, ahora eres mi prisionera- exclamó aún con los ojos cerrados.Sofía se rió divertida e intentó forcejear con el hombre, sabiendo de antemano que perdería.-Vamos Lucas, hay que ir a trabajar.-No quierooo-
Apenas Lucas abandonó el hotel para ir tras su padre, Melisa cambió su rostro a una expresión de preocupación y se dio media vuelta hacia la recepción. Sabía que sus compañeras habían escuchado toda la conversación.-Me voy a ausentar un rato, necesito hablar con la señorita Sofía- exclamó a sus compañeras quienes no protestaron por esto, si había algo que unía a todos los empleados del hotel, era Sofía. Todos velaban por la seguridad y salud de la mujer. Era su prioridad.Melisa caminó nerviosa por los pasillos, sabía que tenía que guardar el secreto, el magnate se lo había pedido, pero sentía que a la larga algo malo iba a suceder, que no sabía exactamente qué. Solo esperaba que Sofía no saliera lastimada en el proceso.“Espero que el señor Montenegro pueda solucionarlo” Pensó preocupada.Llegó a la puerta de la oficina de Sofía y tocó la puerta.-¿Si?- escuchó la débil voz de su jefa del otro lado.-Permiso señorita, soy Melisa.-Oh si, pasa querida- exclamó.Melisa entró y se enco
-Siento que me va a explotar la cabeza- exclamó Melisa, apoyando su cabeza contra la pila de papeles delante de ella- Si alguna vez alguien me quiere dar el puesto de vicepresidenta de algo ¡Voy a decir que no! ¡Esto es una locura! – sollozó hundiendo más su rostro en el papel.Sofía rió divertida y acomodó los últimos papeles en la gran pila, que peligraba por caerse.-Creo que terminamos… - exclamó revisando que todas las pilas estuvieran con el sello del hotel.-¿En serio?- dijo Melisa ilusionada, levantando su rostro de los papeles. La tinta del sello color rojo había manchado su frente, parecía una niña tierna, ante los ojos de la mujer.Sofía humedeció su pulgar con su propia saliva y limpió la mancha de la joven, como si fuera su madre.-Si Meli, ya terminamos.-¡Huuujuu!- exclamó emocionada- Y solo tardamos cuatro horas, es un tiempo récord.-Eso no hubiese sucedido si no me hubieses dado una mano, pude haber estado hasta las diez de la noche sin descanso para terminar todo es
Melisa se encargó de tomar dos bandejas de comida con abundante ensalada, verduras cocidas, carne, huevo, queso. De todo, además de un jugo exprimido de naranja.Colocó las dos bandejas en la mesa bajo la mirada desconcertada de Sofía.-No creo que pueda comer todo esto- exclamó ansiosa.-No te preocupes, con que comas un poco de cada cosa está bien- sentenció la joven comenzando a comer vorazmente.La castaña se la quedó mirando boquiabierta.¿Cómo era posible que esa chica tan pequeña y delgada pudiera comer tanto?Sofía bajó la mirada a su comida, y con solo oler el aroma mezclado de todas las cosas le dio asco.Jugó un poco con un brócoli, sin ser capaz de llevárselo a la boca.-Señorita Sofía…- exclamó Melisa levantando la mirada de su plato- ¿Por qué no comienza con la ensalada que es más liviana?La joven pinchó un tomate y una lechuga y lo llevó hacia su boca, pero apenas metió las verduras crudas en su boca, sintió que vomitaría ahí mismo.Rápidamente tomó una servilleta y se
-Si no vas a contarle al señor Montenegro sobre el bebé, entonces yo te voy a acompañar al médico- sentenció Melisa decidida en no dejar sola a su jefa. -No es necesario, no te preocupes- exclamó Sofía, quien no quería ser una carga para la joven, ella no merecía soportar sus problemas, ya había hecho mucho con escucharla llorar y guardar sus secretos, además de cocinarle todos los almuerzos, estaba haciendo más de lo que debía.-Insisto- dijo seriamente- y no acepto un no como respuesta jefa.Sofía la miró a los ojos, Melisa estaba cruzada de brazos, mirándola fijamente con una expresión dura, Sofía no pudo evitar imaginar en ella la hermana menor que sus padres nunca quisieron darle.-Está bien- respondió con una sonrisa tímida- No sé cómo compensar todo lo que me estás ayudando Meli.-Con ser madrina de ese bebé estaría saldada la deuda- bromeó la joven, pero en verdad quería serlo, aunque Melisa no tenía niños en su familia, le encantaban y la idea de un bebé nuevo en el hotel y
Melisa estaba prácticamente corriendo para poder alcanzarle el paso a su jefa, quien caminaba apresurada por los pasillos, buscando la sala de terapia intensiva para encontrarse con su esposo. -Espera Sofi, cálmate- exclamó haciendo que se detuviera, dándole un momento para respirar agitada- no olvides que debes cuidarte más que nunca ¿Y si te caes?-Tienes razón- exclamó respirando hondo para bajar los decibeles. - A veces me olvido…-Yo corro delante de ti- exclamó la joven, apresurándose por delante de Sofía. Melisa no supo porque corrió como lo hizo hasta la sala de terapia intensiva, pero cuando dobló en la esquina del pasillo y se topó con que a unos metros estaba su jefe junto con una hermosa mujer, supo que su propósito era ese, evitar que su jefa viera esa sospechosa cercanía. -Señor Montenegro- exclamó para llamar su atención. Cuando ambos se giraron hacia ella, Melisa pudo reconocer a esa mujer. ¿Cómo olvidarla?Cuando salía con el magnate, se la pasaba en el hotel ala
-Vamos a casa- sentenció Lucas, quien no pensaba quedarse en el hospital velando a su padre, más allá de la situación delicada en la que se encontraba el hombre, aún sentía resentimientos por él..-Está bien- respondió la castaña, quien tampoco quería quedarse más allí, desde lo que le había sucedido, las clínicas le daban escalofríos- llevemos de pasada a Melisa a su casa.Una vez en la puerta del monoambiente de la joven, Melisa abrazó efusivamente a su jefa.-Mañana prepara el estómago, voy a llevarte un abundante almuerzo.Sofía sonrió ante esto, Melisa era una mujer maravillosa, y ella era la que tenía la suerte de habérsela cruzado en esta vida. -No puedo esperar- Exclamó divertida. Lucas enarcó una ceja, sintiéndose confundido por la conversación en la que claramente no era parte.-Adiós señor.-Adiós Meli- Saludó el magnate.Mientras la pareja viajaba en el coche a su casa, Lucas no pudo evitar que la curiosidad lo venciera y preguntó:-¿A qué se refería con la comida de m