Melisa se encargó de tomar dos bandejas de comida con abundante ensalada, verduras cocidas, carne, huevo, queso. De todo, además de un jugo exprimido de naranja.Colocó las dos bandejas en la mesa bajo la mirada desconcertada de Sofía.-No creo que pueda comer todo esto- exclamó ansiosa.-No te preocupes, con que comas un poco de cada cosa está bien- sentenció la joven comenzando a comer vorazmente.La castaña se la quedó mirando boquiabierta.¿Cómo era posible que esa chica tan pequeña y delgada pudiera comer tanto?Sofía bajó la mirada a su comida, y con solo oler el aroma mezclado de todas las cosas le dio asco.Jugó un poco con un brócoli, sin ser capaz de llevárselo a la boca.-Señorita Sofía…- exclamó Melisa levantando la mirada de su plato- ¿Por qué no comienza con la ensalada que es más liviana?La joven pinchó un tomate y una lechuga y lo llevó hacia su boca, pero apenas metió las verduras crudas en su boca, sintió que vomitaría ahí mismo.Rápidamente tomó una servilleta y se
-Si no vas a contarle al señor Montenegro sobre el bebé, entonces yo te voy a acompañar al médico- sentenció Melisa decidida en no dejar sola a su jefa. -No es necesario, no te preocupes- exclamó Sofía, quien no quería ser una carga para la joven, ella no merecía soportar sus problemas, ya había hecho mucho con escucharla llorar y guardar sus secretos, además de cocinarle todos los almuerzos, estaba haciendo más de lo que debía.-Insisto- dijo seriamente- y no acepto un no como respuesta jefa.Sofía la miró a los ojos, Melisa estaba cruzada de brazos, mirándola fijamente con una expresión dura, Sofía no pudo evitar imaginar en ella la hermana menor que sus padres nunca quisieron darle.-Está bien- respondió con una sonrisa tímida- No sé cómo compensar todo lo que me estás ayudando Meli.-Con ser madrina de ese bebé estaría saldada la deuda- bromeó la joven, pero en verdad quería serlo, aunque Melisa no tenía niños en su familia, le encantaban y la idea de un bebé nuevo en el hotel y
Melisa estaba prácticamente corriendo para poder alcanzarle el paso a su jefa, quien caminaba apresurada por los pasillos, buscando la sala de terapia intensiva para encontrarse con su esposo. -Espera Sofi, cálmate- exclamó haciendo que se detuviera, dándole un momento para respirar agitada- no olvides que debes cuidarte más que nunca ¿Y si te caes?-Tienes razón- exclamó respirando hondo para bajar los decibeles. - A veces me olvido…-Yo corro delante de ti- exclamó la joven, apresurándose por delante de Sofía. Melisa no supo porque corrió como lo hizo hasta la sala de terapia intensiva, pero cuando dobló en la esquina del pasillo y se topó con que a unos metros estaba su jefe junto con una hermosa mujer, supo que su propósito era ese, evitar que su jefa viera esa sospechosa cercanía. -Señor Montenegro- exclamó para llamar su atención. Cuando ambos se giraron hacia ella, Melisa pudo reconocer a esa mujer. ¿Cómo olvidarla?Cuando salía con el magnate, se la pasaba en el hotel ala
-Vamos a casa- sentenció Lucas, quien no pensaba quedarse en el hospital velando a su padre, más allá de la situación delicada en la que se encontraba el hombre, aún sentía resentimientos por él..-Está bien- respondió la castaña, quien tampoco quería quedarse más allí, desde lo que le había sucedido, las clínicas le daban escalofríos- llevemos de pasada a Melisa a su casa.Una vez en la puerta del monoambiente de la joven, Melisa abrazó efusivamente a su jefa.-Mañana prepara el estómago, voy a llevarte un abundante almuerzo.Sofía sonrió ante esto, Melisa era una mujer maravillosa, y ella era la que tenía la suerte de habérsela cruzado en esta vida. -No puedo esperar- Exclamó divertida. Lucas enarcó una ceja, sintiéndose confundido por la conversación en la que claramente no era parte.-Adiós señor.-Adiós Meli- Saludó el magnate.Mientras la pareja viajaba en el coche a su casa, Lucas no pudo evitar que la curiosidad lo venciera y preguntó:-¿A qué se refería con la comida de m
Los padres de Sofía se despidieron de Melisa.Aunque la joven les insistió en que se hospedaran en el hotel gratis, la pareja prefirió hospedarse en otro lado, no querían ser molestia, y la joven no pudo convencerlos. Acordando que ella los llamaría para avisarle de las novedades.Una vez que se fueron, la joven fue directamente a hablar con Lucas, quería la ayuda del magnate.Había visto su mirada de tristeza cuando Melisa había estado en complicidad con Sofía de algo que él no estaba enterado. Melisa tenía la necesidad de incluirlo, para que no se sintiera de más.-Pase- exclamó Lucas cuando escuchó que llamaban a la puerta.Melisa entró como pancha por su casa, la timidez había desaparecido hacía ya mucho tiempo.-Hola jefe…La verdad es que, para Melisa, el hotel era como su segundo hogar y cada rincón lo sentía como suyo, paseando libremente por todo el edificio.-Oh, Meli… ¿Cómo estás?-Bien jefe…- exclamó sonriente, sentándose en la silla antes de que el magnate se lo dijera.-
-Sofi…- exclamó su madre, acercándose lentamente a su hija, con su padre detrás.Sofía miró hacia la olla humeante, sin ser capaz de mirar a sus padres a los ojos. Luego se levantó y tomó tres platos de la alacena y comenzó a poner la mesa.-Te ayudo…- dijo su madre.-No, siéntense- sentenció- ¿No es lo que querían? Una hija obediente, que les sirviera…- dijo sin compasión.Los padres se sentaron en la mesa, enmudecidos.-Ahora comamos- dijo sirviendo un poco a cada uno.Comieron en silencio, fue la cena más incómoda de su vida y si no hubiese sido porque la comida de Melisa hacía maravillas en su estómago, la castaña hubiese vomitado todo.Cuando finalmente terminaron, Sofía tomó los platos y los llevó a la pileta.-Sofi…-Esperen, debo lavar los platos- exclamó secamente.La madre miró a su esposo con preocupación. Ver a Sofía ser lo que ellos tanto habían deseado que fuera, una ama de casa obediente, de repente ya no se sentía correcto. Esa no era su hija después de todo.El hombre
El día del turno con la obstetra para ver cómo avanzaba el embarazo había llegado, y Melisa estaba en la oficina de su jefa y amiga, esperando a que estuviera lista para acompañarla, como había prometido.-¿Estás lista?- exclamó la joven- Lucas ya salió a su reunión, creo que si hacemos rápido podemos volver antes de que él regrese.-Si… ya estoy- exclamó, viendo que Melisa estaba por salir de su oficina- Espera Meli, antes de que vayamos, quería darte algo.Melisa cerró nuevamente la puerta y se giró hacia su jefa.-¿Qué es? No me digas que papeleo porque me largo a llorar- Bromeó.La castaña rió y le dio una caja rectangular, que Melisa tomó entre sus manos.-¿Puedo abrirlo ahora?-Por favor…Emocionada, la joven levantó la tapa y se encontró con una placa dorada con su nombre.-¿Y esto?-Tu placa de secretaria presidencial.Melisa se quedó mirando el objeto dorado que decía su nombre extrañada, hasta que logró procesar lo que su jefa le había dicho.-¿Secretaria? ¿Eso significa?...
-Es aquí- Exclamó Melisa, frenando frente a la puerta blanca con el cartel que decía “Laboratorio”-Meli, no creo que esto sea una buena idea…- exclamó la castaña.Pero Melisa no la escuchó y golpeó la puerta con fuerza, bajo la mirada de sorpresa de la mujer, que miró hacia todos lados paranoica, lo que menos quería era hacer un escándalo y que seguridad las echara a patadas de la clínica.Luego de golpear un buen rato, finalmente el joven que Melisa había visto hablar con Victoria se asomó con expresión de fastidio.-Si ya tiene un turno espere a ser llamada- sentenció cerrando la puerta, pero Melisa interpuso su pie, bajo la mirada de sorpresa del hombre.-¿Pero qué?La joven empujó hacia dentro, metiéndose en el laboratorio, con Sofía detrás, quien quería salir corriendo de allí.“Esto se está poniendo feo” ´Pensó nerviosa, y agradeció que no hubiese más personas dentro.-¡Este es un lugar restringido al público! ¡No pueden entrar aquí! ¡Voy a llamar a seguridad!- Amenazó el joven