Mi cuerpo temblaba y sabía que no era por frío, me siento demasiado bien en los brazos fuertes que saben perfectamente como impedir que no me derrumbe. Mi espalda se pega al pecho del hombre que respira agitadamente al igual que yo.

El agua de la tina que no había sido llenada, yacía en el suelo por tantos movimientos que habíamos hecho mientras teníamos sexo. Los giros, las caricias y como incluso Danell intenta moverse para hacer muchas cosas, hizo que el suelo del baño este lleno de agua espumosa que había sido testigo de nuestro tercer orgasmo en la noche.

— Me alegra saber que ese orgasmo inicial en el auto fue solo el plato de entrada de una noche increíble — susurro.

— Ahora entiendo porque no habíamos tenido sexo en tanto tiempo — susurra Danell.

— ¿Qué dices?

— Estabas reservando energías para este día. — dice D