Capítulo 67: Orar juntos

Al día siguiente

Me despierto un poco desorientada. Al parecer, no me acostumbro a no despertar en un lugar conocido y menos, que no tengo que levantarme temprano para ir a trabajar. Por lo que, después de recordar quien soy y donde me encuentro, me levanto, aseo y salgo a preparar el desayuno.

Danell me había dicho que es importante que preparemos nuestra propia comida, por miedo a que nos envenenen, pero, no lo había hecho realmente desde que nos casamos. Entonces, si quiero enamorarlo, debo comenzar por su estómago.

— Buen día, señora Castagnoli — saluda la mujer en la cocina.

— Buen día — digo sintiéndome extraña aun por el apellido que usan para llamarme.

— Estoy por preparar el desayuno, ¿necesita algo?

— A eso vengo.

— Bianca es una mujer de confianza, ella puede cocinarnos un poco y solo debes supervisar que todo se haga co
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