La noticia cae como un balde de agua helada sobre mi cabeza. Mi mente se llena de recuerdos con Carl, desde el más desagradable, hasta el mejor donde fue mi héroe en más de una ocasión.

Sumado a eso, viene a mi mente la promesa que le hice. Ahora, debía cumplir el favor que me pidió cuando me salvó de un aborto y fue quizás la sumatoria de todo o que sigo sensible, que no pude evitar no llorar.

Carl no era mi Castagnoli favorito y era evidente que pasamos por muchas cosas como para ser mejores amigos o familia, pero, saber que estaba solo, que murió por quien una vez fue su prometida y su propio hermano, me daba mucho dolor.

Comprendía que ellos están tan mal con sus venganzas y odios, que son capaces de matarse entre sí, pero, que se hiciera realidad, me causaba temor, porque entonces, mis hijos volvían a ser el blanco de ellos.

— Dove, necesitas calmarte.

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