Luisa
Aún no puedo creer lo nerviosa que estoy en este momento al sentir los labios calientes del marqués sobre los míos besándome con esa pasión que sé por días ha acumulado y que le ha costado expresar.
—Soy tuyo.— Vuelve a repetir mientras mi sombrero cae sobre el suelo y siento su torso cerca de mi cuerpo.— Pero no ahora, desde el primer día que te vi, soy tuyo, y de nadie más.
Sus manos bajan lentamente por todo mi cuerpo, acariciándolo de una manera que nunca había sentido antes y que provoca que toda mi piel reaccione y se erice subiendo desde mis piernas hasta mi nuca.
Los labios del marqués no se separan de los míos, ni siquiera cuando trata de bajar el ci
Carlos Escucho la lluvia caer mientras la oscuridad de la habitación nos rodea. La lámpara de aceite se ha apagado por completo y Luisa duerme a mi lado mientras yacemos desnudos sobre la cama, con nuestros cuerpos juntos y nuestras piernas entrelazadas. Mientras siento su aliento sobre mi brazo que tiene tomado entre sus manos como si no quisiera dejarme ir, y yo sólo sonrío como un idiota después de lo que pasó. No fue el sexo en sí, no fue el momento en que por fin, después de tantos años, hice ese acto del que todos alardean y hablan, si no el hecho de que encontré a la persona con la que sé pasaré el resto de mis días, la que me hizo sentir ese fuego, esa confianza, ese amor único que sólo necesitaba y que me hizo suyo por completo. En la mañana me desperté como un Carlos y en este momento, soy otro. Me
Carlos—¡Es una desgracia! ¡Un acto barbárico! —Se queja Teresa mientras toda la familia se encuentra reunida en el salón después de encontrarnos en aquel lugar—¿Cómo es posible que pudiese pasar eso?—Bueno, cuando una mujer y un hombre se aman…—Empieza Luisa.—¡Eso ya lo sé! — Grita mi hermana.—Bueno, entonces no tengo más explicaciones.—Remata y yo trato de no reírme.—De verdad que no te entiendo Carlos, tú no eres así y de pronto por Ana de las Casas ahora tienes…—¿Relaciones? &m
Luisa¿Estoy enamorada? ¡Sí! No hay otra respuesta que pueda dar en este momento ¿me gustaría estar enamorada en otra parte? ¡Sí! Porque debo confesar que tener a Teresa con su aliento en mi nuca esperando a que me equivoque o diga algo que le haga tener razón, me estresa a grados que jamás pensé que conocería.Así que, mientras estoy encerrada bajo llave en el baño de mi habitación, mientras aplico el tinte rubio sobre mi cabello, no puedo dejar de pensar que en dos semanas esto se terminará y que seré la esposa de un marqués, ¡un marqués! Y yo que pensé que mi vida jamás mejoraría supongo que debe ser un regalo por ser tan buena chica.De pronto, escucho que tocan la puerta de la habitación y me qued
LuisaVestido, flores, música, invitaciones, comida, todo eso estaba listo para mi boda, y sólo faltaban tres eventos para poder llegar triunfante a ese día y por fin poder unir mi vida con el marqués, él que sin saberlo me cambió la vida y también me salvó dándome todo lo que siempre había querido, una familia.Así es, a pesar de que Teresa y yo somos agua y aceite y practicamente siento que algún día me va a matar mientras me estoy duchando, he aprendido a amar a esta familia y sobre todo a llevarme bien con sus miembros, bueno al menos con los que se dejan.Por ejemplo, con Julieta todo va bien, aunque siempre estuvo bien, ella me adora y ahora cómo le ayudo con Felipe, siente que soy la mejor de las perso
Luisa«¿No es su madre? ¿Qué clase de juego está jugando Teresa? O ¿acaso escuché mal?»Cuando veo que se aleja de mí, camino lo más discreta posible hasta donde se encuentra Larry platicando con alguien del personal. En cuanto me acerco, el chico me hace una reverencia y se aleja para dejarme a solas con él.―Dígame señorita de las Casas.―Larry ¿crees que puedas acompañarme a…? ― Comienzo la frase para luego darme cuenta que no tengo idea de lo que en verdad voy a decir.―¿Al bar? ― Complementa él.―Sí, al bar, para
Carlos Gané, gané el trofeo de polo y fue dedicado exclusivamente para Luisa quien me veía atenta del otro lado de la campo. Sé que ella no entiende mucho de polo así como yo no entiendo de vals, pero entre más lo vea y yo lo practique se podrá disfrutarlo tanto como yo lo hago. Tan solo recibo el trofeo entre mis manos, voy por ella para tomarla de la mano y sin darle explicaciones la subo al caballo para llevarla lejos de ahí. No sé qué me pasa, no sé si es la emoción de haber ganado, las ganas de estar a solas con ella o prácticamente que me siento como un adolescente ansioso desde que estuve con ella. Así que mientras el caballo galopa a toda velocidad hacia la casa, la pego a mi cuerpo como si quisiera protegerla de todo y de todos y me murmuro al oído que no quiero que nadie le diga nada que la a
Luisa(noche de la cena en honor a la marquesa)Desde el último evento, el partido de polo, no he escuchado noticias de Larry ni de la gente de Larry, por lo que me hace pensar que la frase que dijo no tiene trascendencia y sólo fue un pequeño enojo que al parecer debo olvidar.Así que me puse manos a la obra para preparar la mejor cena en honor a la marquesa que haya existido jamás. Ayudándome de Julieta en todo lo que tiene que ver con la decoración, de Larry con la bebida que se debe ofrecer, de Carlos para orientación de los lugares y espacios y yo encargada de la cena, por fin ha llegado la noche donde todas mi habilidades como próxima marquesa van a quedar expuestas a la crítica de los invitados que nos darán el placer de acompañarnos esta noch
Carlos(noche de la cena en honor a la marquesa)Ante los ojos de los espectadores, veo como Luisa sale del salón tambaleándose un poco. Mis hermanas y mi madre me ven, puedo sentir su mirada preocupada y a la vez tratando de disimular el tipo de grosería que Luisa ha hecho, aunque sé que ella no lo sabe.―Me agrada Ana, pero sí sabes que es una grosería levantarse de la cena de honor.― Dice mi madre discreta.―Iré a ver qué pasa, si me lo permites.Mi madre asiente con la cabeza y de inmediato me pongo de pie para salir del salón y ver dónde se encuentra. Cuando abro las puertas no la veo, por lo que supongo ha subido a la habitación nerviosa o tal vez a